Sánchez apuesta por la agenda social y ubica al PP de Feijóo como el defensor de “los privilegiados”

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no mencionó al PP ni a Alberto Núñez Feijóo en su primera intervención, pero todo el mundo entendió de quién estaba hablando, a la vista del mensaje catastrofista que el líder de la oposición lleva meses transmitiendo. “Cada vez que la sociedad se enfrenta a una dificultad o a una crisis, aparecen siempre los mismos: los traficantes del miedo, los profetas de la catástrofe. Sostienen que todo está mal, que el país se hunde. No analizan los problemas, sino que los distorsionan para extender el miedo y así mercadear con sus falsas soluciones”.

Con su discurso Sánchez buscó dos objetivos: marcar el rumbo de lo que queda de legislatura con medidas claramente progresistas tanto en materia fiscal como de protección social en el contexto de una inflación fuera de control y retratar al PP como un partido aliado de “los privilegiados” y de las grandes corporaciones energéticas y financieras que están sacando beneficios de la situación económica mientras los ciudadanos pasan dificultades.

Por primera vez, Sánchez enfrentó cara a cara la médula del discurso sombrío de quien será su contrincante en las elecciones de 2023. “Los profetas del desastre sólo buscan sacar tajada del miedo social. Así que atendamos a la razón y a los hechos”. “Por eso les pido a nuestros conciudadanos que no permitan que les roben la confianza. No duden de la capacidad de España para sobreponerse a esta prueba. Porque somos un país resistente, combativo, que se crece ante la adversidad y que saca lo mejor de sí mismo en las peores circunstancias. Cuando ha tenido que elegir, España siempre ha elegido avanzar. Y a pesar de las discordias y de las dudas, los españoles y españolas siempre encontramos la forma de superar las crisis y de mejorar en ellas”.

¿Cuáles son los argumentos de “la razón”, según Sánchez? Que “en España hay más gente con empleo que en ningún momento de nuestra historia. Y, gracias a la reforma laboral, España ha batido su récord de contratos indefinidos: casi ocho de cada diez asalariados”. Que “tenemos un salario mínimo un 40% más alto del que hace diez años tenían nuestros trabajadores“. Que “el turismo, la producción industrial, la venta de viviendas son sectores que muestran tendencias positivas”. Y que a España están llegando ya casi los 80.000 millones de euros de los fondos europeos, lo que "nos está permitiendo modernizar nuestras industrias, mejorar la formación de nuestro capital humano y crear, a su vez, nuevos empleos”.

Una apelación a la confianza que no está reñida con el reconocimiento, dijo, de que “tenemos un grave problema de inflación” igual que “el resto de Europa y el resto del mundo”, aunque eso, admitió, “no es un consuelo”. Pero sí que España tiene “fundamentos sólidos” para hacerle frente. “Podemos superar esta prueba, como hicimos frente a la Covid, y vamos a superarla”. Hemos de ser capaces de confiar en nuestras fuerzas. Hemos de sacudirnos el temor al miedo”.

La intervención de la portavoz del PP, Cuca Gamarra, pronunciada ante la atenta mirada de su jefe de filas, Alberto Núñez Feijóo, condenado por el formato del debate a ser un mero convidado de piedra sin voz ni voto en la Cámara Baja, confirmó el retrato que de la derecha había hecho por la mañana el presidente. Empezó con un recuerdo a Miguel Ángel Blanco y una prolongada invocación de ETA para denunciar por enésima vez una supuesta alianza del Gobierno con Bildu en la que el PP busca siempre la incomodidad del PSOE. Gamarra llegó incluso a pedir un minuto de silencio en memoria del concejal asesinado hace 25 años con la intención de retratar a los diputados de Bildu sentados en sus escaños, pero que no consiguó su objetivo: los abertzales se pusieron en pie y secundaron el gesto de respeto. 

Gamarra consumó un tercio de su tiempo hablando de ETA y relacionando a la desaparecida organización terrorista con el proyecto de Ley de Memoria Democrática. Y dedicó el resto de su primer turno a repetir el discurso con el que Feijóo intenta desde hace meses retratar a un presidente que supuestamente está intentando “ocupar” las instituciones y que es la causa de los problemas económicos de España.

La “tormenta” que viene

A la portavoz del PP le dio igual el discurso de Sánchez y negó incluso que hubiese hecho propuestas, ignorando el anuncio de medidas sociales y nuevos impuestos que supusieron el núcleo de la intervención del presidente. Y volvió a plantear la única solución que Feijóo ha puesto encima de la mesa para luchar contra la inflación: bajar el IVA del gas, reducir el IRPF de forma transitoria a las rentas bajas y medias y adelgazar la administración, que el PP insiste en vincular con un supuesto gasto superfluo. Se viene “una tormenta económica de imprevisibles consecuencias”, anticipó haciendo bueno el retrato que Sánchez acaba de hacer del PP como el “profeta de la catástrofe”.

La negativa de los conservadores a aclarar si apoyarán o rechazarán las medidas del Gobierno, incluidos los nuevos impuestos, dio pie a Sánchez para señalar a los de Feijóo como los aliados de las grandes corporaciones energéticas y financieras. 

 Si el PP no defiende la justicia fiscal podemos “pensar que defiende otros intereses. ¿Por qué es tan difícil que voten a favor de esta política?”, se preguntó antes de confesar su pasmo después de escuchar al vicepresidente madrileño, del PP, mostrar empatía con las necesidades de quienes ganan más de 100.000 euros al año. Un grupo social que, recordó, representa al 5% de la población. “¿A quién defienden ustedes?”, interpeló. “A una minoría selecta”, se respondió a sí mismo. “A un 5% de privilegiados, no a la clase trabajadora. Por eso cuando llegan al Gobierno lo que hacen es subir el IVA, el IRPF y hacer amnistías fiscales para las grandes fortunas”.

El empeño del PP en mantener bloqueada la renovación del CGPJ y por extensión la del Tribunal Constitucional dio pie al presidente a interpretar que lo que Feijóo busca es repetir la estrategia de los republicanos en Estados Unidos. “Los recursos que hay en estos momentos” en el TC contra la eutanasia, el aborto y la ley de educación, entre otras, le llevan a “pensar que por la puerta de atrás lo que quieren es revocar conquistas sociales y civiles aprobadas por las Cortes”.

Sánchez echó en cara al PP haber respaldado la política de becas para ricos de la presidenta de Madrid e ironizó con que también estén pensando en “proponer una Imserso para millonarios en Bora Bora con cargo al erario público o cheques combustible para los yates”. 

Y cuando Gamarra anunció que el PP “lo volverá a hacer” para decir que cuando llegue al Gobierno tendrá que sacar a España de la crisis, Sánchez le preguntó, en alusión a los recortes sociales, las subidas de impuestos y los casos de corupción política y policial: “¿Todo lo que hicieron?”

Su intervención inicial se detuvo mucho en esto. “Quisiera que cada cual se preguntara en su fuero interno qué hubiera sido de este país si hubieran gobernado otros estas adversidades”, en referencia al PP. “Es una pregunta pertinente, señorías, porque tenemos la experiencia de la crisis financiera y tenemos la experiencia de la Covid. Cada cual puede preguntarse qué sucedería si estuvieran al frente del país quienes, en otras crisis, como la financiera, nunca apostaron por los ERTE y sí por el despido libre. Si estuvieran en el gobierno quienes, en lugar de fortalecer el Estado del bienestar, lo debilitaron abriendo las puertas a su privatización. Si estuvieran en el Ejecutivo quienes en medio de la crisis financiera fomentaron la desigualdad y cargaron todos los sacrificios sobre los más débiles y los más indefensos. Si hubieran estado al frente del Gobierno quienes, en medio de las penurias de las mayorías, consintieron extremos insólitos de corrupción y de inmoralidad entre los gestores de las carteras económicas y laborales. Quienes consintieron comportamientos ilícitos entre los máximos responsables políticos de las Fuerzas Armadas y de la Seguridad del Estado”.

Disyuntiva

El presidente dedicó tiempo a desacreditar las tesis de los de Feijóo. “Nuestros ciudadanos tienen dos opciones: deben elegir qué creen, el diagnóstico del curandero o el diagnóstico de los médicos especialistas. El curandero no tiene conocimientos científicos ni tampoco dispone de datos, y tampoco pretende curar la enfermedad. Quiere beneficiarse de esa enfermedad. El curandero nos dice que la inflación es culpa del Gobierno, que la ha provocado el Gobierno a base de subir el Salario Mínimo Interprofesional o de fomentar las energías renovables y que, por tanto, con otro gobierno esto no hubiera sucedido”.

Este diagnóstico, señaló, “le resultará convincente a algunos porque es sencillo y porque viene a reafirmar prejuicios ideológicos bien arraigados en nuestro país, sobre todo en algunos sectores y muy propagado desde potentes altavoces mediáticos”. La situación es “compleja”, admitió, pero "no voy a entregarme a un catastrofismo sin base. Invito a los españoles a desconfiar de quienes ofrecen falsos remedios a males reales”.

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La satisfacción en las filas del Gobierno era este martes evidente. Creen que las medidas anunciadas por Sánchez cohesionan a la coalición y que tanto Unidas Podemos y en concreto la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, están encantados con ellas, según han indicado fuentes de Moncloa.

El presidente ha buscado dar una profunda carga ideológica al tramo final de la legislatura y mostrar de paso que queda mucho camino por recorrer. Las fuentes citadas subrayan que son medidas de un gran calado y ambición con las que Sanchez quiere dejar claro no sólo cómo se sale de la crisis sino que el Gobierno está comprometido, cohesionado y va a conseguir amortiguar la crisis. 

Las citadas fuentes, consultadas por Europa Press, restaron importancia al efecto que han tenido los anuncios en las cotizaciones en bolsa de los bancos, que han sufrido caídas generalizadas y lo califican de “sobrerreacción” porque los nuevos impuestos únicamente van a penalizar los beneficios extraordinarios que energéticas y entidades finacieras van a conseguir gracias a la situación económica.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no mencionó al PP ni a Alberto Núñez Feijóo en su primera intervención, pero todo el mundo entendió de quién estaba hablando, a la vista del mensaje catastrofista que el líder de la oposición lleva meses transmitiendo. “Cada vez que la sociedad se enfrenta a una dificultad o a una crisis, aparecen siempre los mismos: los traficantes del miedo, los profetas de la catástrofe. Sostienen que todo está mal, que el país se hunde. No analizan los problemas, sino que los distorsionan para extender el miedo y así mercadear con sus falsas soluciones”.

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