Davos en Madrid
“Una sociedad empobrecida en la era digital es una bomba de relojería para los partidos políticos”
Un 54% de ciudadanos declara haber descendido de clase social a causa de la crisis. España es el quinto país del mundo en el ranking de presencia en redes sociales. Ambas características forman “una bomba de relojería peligrosísima” que, según la directora de la consultora MyWorld, Belén Barreiro, podría estallar en manos de los partidos políticos.
La expresidenta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ha explicado las consecuencias que puede tener la pobreza para los partidos políticos en el Foro de Davos en Madrid. “España ha vuelto varias décadas atrás”, ha asegurado, “a la década analógica de los 60” en cuanto a situación familiar. “Se ven con hijos que se tienen que ir fuera y teniendo que mezclar el lavavajillas con agua, que es una costumbre de la guerra”, ha dicho.
La sociedad ha retrocedido, “pero sigue siendo una sociedad digital”, ha remarcado Barreiro, y “una sociedad digital empobrecida es una bomba de relojería para los partidos políticos, ya que las redes sociales les permiten a los ciudadanos organizarse por sí mismos”. Algo que, sin duda, Barreiro ha considerado“peligrosísimo" para el poder, porque "o se toman medidas o es imparable”.
Además de la socióloga, en el Foro Repensando la Política de Davos han participado este viernes Meritxell Batet, secretaria de Estudios y Programas del PSOE; Soledad Gallego-Díaz, periodista de El País; David Cabo, fundador y director de Civio, y Rafael Rubio, profesor de Derecho Constitucional en la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
“Si la socialdemocracia tiene un problema, son los ciudadanos los que tienen un problema”, intervino Meritxell Batet, pasando así la pelota de la ineficacia política, de la que se queja la ciudadanía, a los propios ciudadanos. Para la diputada, “si la política tiene un problema, son los ciudadanos los que tienen un problema y nos debería interpelar a todos”.
La socialista intentó evadir las responsabilidades del poder político e insistió en que “la bomba de relojería” a la que se refiere Barreiro “es para los ciudadanos, porque el fracaso de la democracia y de la política es un fracaso de convivencia, por tanto la bomba de relojería afecta directamente a todos y estamos todos llamados a solucionarlo”, ha sentenciado.
Tanto Barreiro como Soledad Gallego-Díaz han intervenido a favor del ciudadano reiterando, ambas, que si las instituciones políticas no han sido capaces de responder al pueblo “no es culpa de los ciudadanos”, sino de “las personas que están dentro de ellas”.
Transparencia como primer paso
El director de Civio ha hecho hincapié en que las instituciones y el poder político “trabajan” para el ciudadano. Es una frase “obvia pero que nosotros no tenemos asimilada”, ha asegurado. En la práctica, es un “problema estructural que se manifiesta a la hora de legislar, de rendir cuentas” y de facilitar el acceso a la información.
Después de más de un año, David Cabo ha dicho no entender por qué “no se está cumpliendo la Ley de Transparencia en el Congreso, cuando fue él mismo quien la aprobó”. Cabo es consciente de que la transparencia tiene “un poder limitado y no es la solución mágica a todo”, pero ha insistido en que es el “primer paso” para cambiar el sistema de impunidad política.
Una vez las instituciones, los partidos y las empresas públicas sean transparentes, Cabo ha fijado como segundo paso la implantación de “otros mecanismos de rendición de cuentas”, como la prensa independiente y los organismos internos “horizontales dentro de la propia Administración”. “El Tribunal de Cuentas no puede ir con seis años de retraso” y debería “tener suficiente capacidad para perseguir” las irregularidades que detecta, ha denunciado.
Al comienzo del acto, Batet ha asegurado que la política “tiene un problema de impotencia”, ya que no tiene a su disposición todas las herramientas necesarias para “dar todas las respuestas” y satisfacer al ciudadano. Por su parte, Soledad Gallego-Díaz está de acuerdo en que la transparencia es necesaria, pero “no va a evitar la impotencia política y ese es un problema muy serio”. La periodista ha coincidido con Cabo cuando ha asegurado que “del mismo modo que necesitamos organismos para el buen funcionamiento del euro”, la transparencia también los necesita, “pero el electorado tiene miedo” de crear esos mecanismos “porque dejarían fuera las decisiones políticas”, ha explicado.
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Posibles soluciones
Tras el debate, todos los ponentes han lanzado propuestas para paliar el descontento ciudadano con el sistema político y económico. Para la socialista Meritxell Batet, ese desapego no se mejoraría “cambiando los valores de la política, porque estos siguen siendo los mismos”. La diputada ha remarcado que los problemas de la población podrían aglutinarse en dos palabras: “Desempleo y corrupción”. Por eso, su propuesta es “ofrecer protección y empoderamiento al ciudadano: una vida digna, empleo, desarrollo personal, educación e igualdad de oportunidades, transparencia, participación, buen gobierno”.
Para David Cabo, las líneas de actuación en las que se debería trabajar son “transparencia, rendición de cuentas y participación ciudadana”. Por su parte, Belén Barreiro ha reclamado a los políticos “empatía”, que es imprescindible para que “entiendan que se dirigen a una sociedad azotada que permite ya muy pocas cosas”.