Crisis del ébola
Teresa Romero, la segunda gran victoria de la marea blanca
La técnica de enfermería Teresa Romero, infectada por ébola mientras trataba a uno de los misioneros repatriados desde Sierra Leona, consiguió vencer al virus, en buena parte, gracias a la labor médica y asistencial de los profesionales de la sanidad pública. Y lo hizo en un hospital de gestión totalmente pública –aunque desmantelado– en una comunidad autónoma en la que los sucesivos gobiernos conservadores han llevado a gala ser el laboratorio de las políticas privatizadoras.
Tras el movimiento de rechazo a la entrega a manos privadas de la gestión de seis hospitales construidos con fondos públicos –paralizado el pasado enero– el movimiento en defensa de la sanidad pública se apunta un nuevo tanto con su recuperación. La curación de la técnica de enfermería ha puesto sobre la mesa cómo lo recortes presupuestarios tienen consecuencias en la calidad asistencial al tiempo que ha evidenciado la profesionalidad de los sanitarios españoles. De hecho, el equipo que la atendió es el que ha atendido más casos de ébola fuera del continente africano.
“Es la primera vez en la historia que tratamos a pacientes de ébola en países desarrollados”, aseguró ayer José Ramón Arribas, jefe de Enfermedades Infecciosas del Hospital de La Paz y uno de los facultativos del equipo médico que ha atendido a Teresa Romero, la primera persona contagiada de ébola por contacto con un enfermo fuera de África.
La infección de Teresa reabrió el debate sobre si fue una buena decisión convertir el Carlos III, un centro especializado en pandemias y enfermedades infecciosas y emergentes, en un hospital de media y larga estancia, un proceso muy criticado por los profesionales sanitarios y que sólo la llegada del virus ha logrado paralizar de forma momentánea. La integración del Carlos III como centro dependiente de La Paz se inició en noviembre de 2013. Se cerraron entonces servicios como la UCI, anatomía patológica, los laboratorios de microbiología o el banco de sangre. Ninguno de ellos se ha recuperado.
Sobre este punto pusieron el acento inspectores del Centro Europeo para la prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC) que, tras visitar desde el pasado jueves 9 de octubre las instalaciones del Hospital Carlos III, concluyeron que su infraestructura actual "no está diseñada para cubrir este tipo de emergencias". Esta constatación, hecha por expertos de la agencia europea sobre enfermedades infecciosas –que creen, no obstante, que las actuaciones "que se han llevado a cabo y continúan realizándose tienden a mejorar" las instalaciones–, vienen a refrendar las quejas del personal sanitario, que venía denunciando en los últimos meses la carencia de recursos para atender a posibles casos de ébola.
Aunque no hay nada cerrado, el jefe del Ejecutivo regional, Ignacio González, ya advirtió el pasado verano de que su Gobierno "no" tenía "problema" en ceder este centro sanitario como referencia nacional para enfermedades contagiosas como el ébola, siempre y cuando sea "ordenado, pagado y conveniado por el Estado y objeto de financiación por parte del Estado". El pasado viernes 10 de octubre, preguntada sobre este asunto, la vicepresidenta dejó abierta la posibilidad.
Actuar con cautela
No obstante, los colectivos que reivindican la sanidad pública, prefieren ser cautelosos, pues el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid publicó el pasado jueves 9 de octubre la formalización del contrato de las obras para remodelar las plantas tercera, cuarta, quinta y sexta de ese hospital por un valor de 1,2 millones de euros. "La infección de Teresa Romero ha visibilizado alguna de las grandes salvajadas que se han llevado a cabo en la Comunidad de Madrid. La reivindicación es que en sanidad hay que actuar, sin duda, con criterio de gestión, no de optimización de recursos", dice Victoria Trujillo, presidenta de la Asociación Madrileña de Enfermería (AME).
Marta Hernández, oncóloga en el hospital de Aranjuez y portavoz de la asociación de facultativos Afem, insiste en la misma idea. "En nuestro colectivo pensamos que había determinados servicios que había que modificar en el Carlos III porque no funcionaban bien, pero este caso ha puesto de manifiesto la necesidad de que exista un centro de referencia para este tipo de enfermedades, ya sea este hospital u otro. La explicación a lo que ha ocurrido es que es que las decisiones sobre la política sanitaria las han tomado responsables políticos y no técnicos", señala.
"La política de privatización del sistema sanitario público llevada a cabo por el Partido Popular, con criterios solo económicos, lleva a este tipo de desastres. Una decisión, compartida por la Comunidad de Madrid y el Ministerio de Sanidad, supone un grave riesgo para el abordaje de situaciones epidémicas en el escenario de la globalización que facilita la diseminación de enfermedades graves para la salud de la población", señala Marciano Sánchez Bayle, médico jubilado y portavoz de la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública (FADSP).
La OMS no supo reaccionar ante la epidemia de ébola
Ver más
Organismos de control
La infección de la técnica de enfermería también reabrió el debate sobre la influencia de decisiones políticas como el desmantelamiento, en abril de 2008, de dos organismos clave para el control de crisis como la del ébola por el Gobierno de Esperanza Aguirre. Tal y como desveló infoLibre, la Consejería de Sanidad aprobó entonces una nueva estructura que se llevó por delante a la Dirección General de Salud Pública, que tenía entre sus funciones estaba la del control de las epidemias. Los médicos ya denunciaron en su momento el grave error que suponía eliminar organismos que había desempeñado un papel clave en crisis como la de las vacas locas. La doctora Hernández señala que esta supresión fue "una nefasta noticia de la que ahora se han visto la consecuencias".
Tradicionalmente conservador y poco dado a la movilización, el sector sanitario volvió salir a la calle el pasado domingo 19 de octubre para mostrar su apoyo a Teresa Romero y en defensa de un sistema más eficiente y de mayor calidad. Reabierto de nuevo el debate sobre las consecuencias de los recortes, el objetivo de los profesionales sigue siendo centrarse en mejorar el sistema con criterios de eficacia y no exclusivamente de rentabilidad económica. Los trabajadores, aseguran, quieren implicarse. Pero será complicado hacerlo codo con codo con el consejero Javier Rodríguez, en el que han perdido totalmente la confianza tras haber tratado de culpabilizar a su compañera de haberse infectado.