Abdulrazak Gurnah, Étienne Balibar, Petros Márkaris o Marco Aurelio, las lecturas de Javier de Lucas
Javier de Lucas (Murcia, 1952), es una de las voces más autorizadas de nuestro país en materia de derechos humanos. Su trayectoria es casi inabarcable: catedrático de derecho y filosofía del derecho en el Instituto de Derechos Humanos de la Universidad de Valencia (del que fue fundador), exdirector del Colegio Español en París y actualmente es senador por el PSOE y presidente de la Comisión de Ciencia, Innovación y Universidades del Senado. Dentro de toda la actividad intelectual que desarrolla ha dejado hueco, sin embargo, para cultivar una de sus grandes pasiones: la lectura.
“Leo casi compulsivamente”, admite a infoLibre De Lucas, quien en los dos últimos años se ha decantado por los ensayos ya que “presentan contexto y ayudan al diagnóstico de lo que nos pasa”. Dentro del género, nos recomienda todo lo escrito por Etienne Balibar, uno de los máximos exponentes de la filosofía marxista del mundo, y concretamente el tercer volumen de su Cosmopolitique, que recopila reflexiones del autor sobre diferentes problemáticas alrededor de la cosmopolítica.
Otra de las cuestiones que ha estudiado De Lucas por medio de ensayos es el animalismo, tema que, confiesa, le interesa mucho. Sobre ello, nos recomienda: Filosofía ante la crisis ecológica. Una propuesta de convivencia con las demás especies: decrecimiento, veganismo y rewilding, de Marta Tafalla, o Nietzsche y los animales. Más allá de la cultura y de la justicia, de Virtudes Azpitarte. Además de volver a los clásicos como Meditaciones del emperador romano Marco Aurelio o los Ensayos de Montaigne.
“Respecto a la novela, confieso que me he hecho mayor, porque prefiero releer que estar al día”, admite De Lucas, que ha descubierto a Abdulrazak Gurnah gracias al Premio Nobel de Literatura que le concedieron en 2021. Del escritor africano le han interesado mucho sus novelas Paraíso y A orillas del mar. Además, también le gusta la novela policiaca, en particular los libros de Petros Márkaris y de Ferdinand von Schirach.
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Cambiando de tercio, el filósofo se inclina más por las series que por las películas “porque su formato y duración permite a quienes tienen algo que decir plantear la complejidad y la multiplicidad de factores que moldean nuestra realidad, sin simplismos ni maniqueísmos”, aunque admite que pocas lo consiguen enganchar más allá del primer capítulo. Entre las que encuentra útiles para comprender la situación actual destaca Years & Years, la cual cuenta la historia de una familia inglesa y cómo esta encara los cambios sociales de su país. Aunque también nos recomienda para este propósito The Wire (la cuarta temporada, por ejemplo), Succession o Borgen, cuya última temporada le parece “mucho más cerca de los problemas reales de nuestro ‘desorden internacional’ que las anteriores, que me parecen demasiado dramatizadas e idealizadas”.
En el terreno de las películas, nos recomienda dos españolas de este mismo año: Alcarrás y Cinco Lobitos. La primera narra la historia de los Solé, una familia de agricultores catalanes que ve peligrar su forma de vida cuando se instalan en sus terrenos placas solares. El film ha hecho historia al ganar el Oso de Oro en Berlín, convirtiendo a Clara Simón, su directora, en la primera mujer española en hacerse con ese galardón. En cuanto a Cinco Lobitos, trata el tema de la maternidad y de las relaciones familiares desde varias perspectivas y con una gran sensibilidad. De ambas destaca De Lucas que “son cine de calidad, sin alharacas, y las dos historias, aparentemente cotidianas, reflejan las dificultades propias de nuestra situación y las diferentes maneras de encararlas”.
“Creo que las buenas creaciones culturales, qué se yo, el teatro de Mayorga, las películas y series, la poesía o el ensayo que he mencionado, la danza, son siempre refugio y también acicate”, relata el filósofo, que nos invita a preguntarnos qué entendemos por cultura. Para él la clave de esa definición está en incluir a “todo aquello que nos ayude a interrogarnos, a mantener la curiosidad y, en lo posible, el sentido del humor o, al menos, la ironía”.