"Activa a mi niño interior", la eterna pasión de Ricardo Cavolo por 'El Hobbit' desde que lo leyó con ocho años
“Yo no soy de estas personas, vamos a decir 'un poco integristas', que sostienen que la gente que no lee libros está a un nivel inferior y demás, porque eso no tiene nada que ver”. Con esta vehemente afirmación a infoLibre cuenta el ilustrador Ricardo Cavolo que, pese a que para él la lectura es una parte fundamental de su día a día, comparte muchas cosas con personas que apenas leen libros y que simplemente alimentan su cerebro con otros medios. “Porque, afortunadamente, hay miles para hacerlo”, puntualiza.
La literatura es una parte fundamental del día a día del ilustrador, que viene de una familia muy lectora. Por este motivo, desde pequeño cada vez que salía a la calle se llevaba un libro porque “no sabías si te iba a surgir la posibilidad de poder leer”. Un hábito que mantiene a día de hoy, por ejemplo en actividades tan rutinarias como ir al colegio a recoger a sus hijos. Esta es una herencia clara de su madre y su padre, ávidos lectores que le inspiraron desde siempre: “Me compraron un montón de libros. A lo mejor no había para otras cosas, pero para libros siempre hubo”. Es un tema que tienen muy en común, se recomiendan libros constantemente.
Echando la vista atrás, explica que uno de los libros que más le han marcado desde siempre es El Hobbit, de J.R.R. Tolkien. "Estaba por casa, lo tenía mi padre, y fue él el que me lo ofreció. Muchos de los libros que me han marcado me los ha dejado él. El Hobbit me lo dejó aquel verano y, después de leerlo, le pregunté que si me lo podía quedar. Yo creo que tendría unos ocho años. Yo de pequeño no tenía muchas vacaciones, y el verano lo pasaba entre la casa de mi madre y la casa de mi padre, que estaban separados. Me lo leí unos días que estuve en la casa de mi padre, que era una casa especial porque era una antigua fábrica pequeñita, transformada a casa y a estudio de pintura. Iba a un bosquecito que había detrás, como una especie de refugio que tenía yo hecho", rememora el artista.
La lectura es una manera más para meterse ideas en la cabeza y sentir cosas. No la única, pero es una gran manera de hacerlo
Reflexionando al respecto, plantea que cree que lo que más le marcó de este título es que "un libro que es corto pueda tener un arco argumental tan grande, sucedan tantas cosas, salgan tantos personajes, tantas criaturas". "Era como todo un catálogo inmenso de situaciones en una aventura que a priori es pequeña. Y me gustó mucho porque me absorbió enseguida", destaca. Y aún continúa compartiendo sus impresiones al respecto: "Me lo he leído muchas más veces, yo diría que es el libro que más me he leído. Cada vez que lo leo me lleva un poco a la infancia, porque me recuerda a cuando lo hice por primera vez. Pero también de alguna manera activa al niño interior que llevo dentro, que lo tengo siempre activado porque para mi trabajo lo uso mucho. Me lo activa de una forma más profunda. Me lleva a un universo que me aporta mucho bienestar y me da buenas ideas para el trabajo. Además, me da muchas ganas de generar fantasía de alguna manera, y últimamente trato de hacer mucho esto en mi trabajo".
Después de esta lectura iniciática de El Hobbit, fue de nuevo su padre quien le tenía preparado otro libro de Tolkien. "Y luego poco a poco he ido buscando y leyendo los libros que iba encontrando de él. Creo que lo he leído prácticamente todo", asegura.
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Para Ricardo Cavolo, el verano es un buen momento para la lectura, pero no hace grandes distinciones según el período del año y afirma que le gusta pensar que cada momento tiene sus propios libros. Y se anima a recomendar a los lectores de infoLibre algunas novelas que no sabe si son específicas para el verano o si “son tan buenas que sirven para leer en cualquier momento”. Por ejemplo, Panza de burro, de Andrea Abreu, al que califica como "maravilloso", y cuya historia transcurre en un verano en la isla de Tenerife, narrando la relación entre dos amigas y su realidad obrera.
Por otro lado, se confiesa adicto a la obra de Irene Solá. De ella menciona dos novelas, las cuáles nos establece incluso el orden de lectura: Canto yo y la montaña baila y Te di ojos y miraste las tinieblas. Dos títulos que le volvieron la "cabeza muy loca”, y con los que ha disfrutado muchísimo, por lo que cree que pueden ser un buen pack de verano “empezando obviamente por el de Canto yo y la montaña baila”.
Aunque Cavolo se define como un ávido lector, se muestra cauto a la hora de mencionar qué le aporta el momento de la lectura. Esta precaución se debe a que ve la lectura como algo muy personal. “La lectura se puede vender como algo enriquecedor, y sí, pero es una experiencia que tiene cada uno de una manera diferente, porque cada uno recibe los libros de una manera distinta", argumenta, asegurando que para él ideal sería vivir dos o tres vidas más para leer todos los libros y ver todas las películas que le gustaría. Incluso viviría otra más para jugar a todos los videojuegos que quiere jugar. Porque hay muchas maneras de enriquecernos, y el ilustrador lo tiene claro: "La lectura es una manera más para meterse ideas en la cabeza y para sentir cosas. No la única, pero es una gran manera de hacerlo”.