Ni 'La Odisea', ni Elena Fortún: Marguerite Duras hipnotizó a Marilar Aleixandre con 'Días enteros en las ramas'

La escritora, académica y traductora Marilar Aleixandre.

En los últimos años del franquismo, la escritora Marilar Aleixandre, Premio Nacional de Narrativa en 2022, encontró a sus 18 años la manera de ir más allá de una sociedad todavía opresora y totalitaria. Al final del verano y después de pasar un mes en un centro de la Sección Femenina de Falange, la joven Aleixandre descubrió en la biblioteca del Liceo Francés la novela de Marguerite Duras Días enteros en las ramas.

Este encuentro no hubiera sido posible sin la ayuda de su amiga Marita Martínez Lázaro, que la animó a asistir a cursos de francés. A partir de ahí, la escritora gallega recuerda que descubrió en el Liceo "una rendija por la que entrever otra vida que nos parecía más interesante que los últimos años del franquismo". En ese mismo centro también disfrutaban de películas francesas y revistas como Cahiers du Cinema, que fueron las causantes de su acercamiento a Marguerite Duras. "Hiroshima mon amour me llevó a Duras y tomé ese libro como hubiese podido tomar otro de ella. No recuerdo si había otros en la biblioteca, pero el título me sedujo", precisa.

Me hizo ver que existía una forma de escribir distinta a lo que había leído hasta entonces, digamos, los clásicos

Después de su título, lo que verdaderamente le atrajo fue su escritura "hipnótica". "Me hizo ver que existía una forma de escribir distinta a lo que había leído hasta entonces, digamos, los clásicos. Una escritura en la que la memoria tenía un papel crucial. Duras me transportaba a un ambiente tan importante o más que el argumento, me introducía en la memoria de sus personajes. Además, era una escritura coherente con el cine de la Nouvelle Vague que tanto me interesaba", amplía.

Este descubrimiento aligeró una parte del tórrido calor de verano en Madrid. Leyó el libro de un tirón y descubrió una literatura más allá de La Ilíada, La Odisea, Stevenson, Walter Scott, Mark Twain, García Lorca o Elena Fortún, que era a grandes rasgos lo que había leído hasta aquel momento. Pese a la fascinación que le despertó la novela, a Aleixandre no le quedo otra que devolverlo a la biblioteca y así poder sacar alguna otra obra de la autora francesa.

A partir de ahí, siguió disfrutando con Escribir, la biografía de Laure Adler y los Cahiers de la guerre. en los que reflejó el maltrato de los jefes de la resistencia a las mujeres de franceses colaboracionistas. Su disfrute de la trayectoria de Duras se completó con la vuelta a sus manos de Días enteros en las Ramas, pero la escritora gallega asume que aquel deslumbramiento de una nueva forma de escribir solo lo sintió la primera vez.

Antes de su flechazo literario, Aleixandre ya comenzó a crear su propio mundo a través del lápiz y la maquina de escribir, pero esto le ayudó a poner una de las primeras piedras para alcanzar su gran manejo con la narrativa. Y es por ello que la reconocida escritora revela que le debe a Duras, entre otras cosas, "descubrir la importancia de crear ambientes densos en detalles".

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Todos esos clásicos de los que disfrutó antes de conocer a la autora francesa fueron transmitidos por la más lectora de su familia: su madre. "La recuerdo también leyendo novelas u obras de teatro. Mi padre también leía, pero sobre todo libros o artículos de medicina, no tanto literatura. Tener libros de cuentos desde niña, que en Reyes siempre viniesen libros, además de algún juguete, hacía que para mí leer fuese parte de cada día", recuerda Aleixandre con cariño.

Esa rutina diaria entre libros, a diferencia de lo que puede parecer, se reduce completamente en verano, ya que de niña se iba a la playa algunas semanas y otras al pueblo de su padre en Córdoba y en el maletero no había mucho sitio para libros. Una dinámica que tampoco cambió cuando se hizo más mayor y paso a dormir en una tienda de campaña junto a su pareja en Italia u otros países durante la época estival.

A pesar de que a Aleixandre le cueste sacar tiempo para devorar páginas en verano, las recomendaciones no le faltan de cara a estas semanas. Así las cosas, la Premio Nacional de Narrativa recomienda a los socios de infoLibre algunas obras recientes como De bestias y aves o Eterno amor, de Pilar Adón; Vibración, de José Ovejero; el poemario Fuego, la sed, de María Sánchez; y No queda nadie, de Brais Lamela. Y para aquellos que todavía no han acabado de engancharse a la literatura y sus historias también deja un mensaje: "Probar a entrar en los mundos creados por otras personas".

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