Lola, voluntaria en un internado de menores en Paraguay: “Nos dedicábamos a escucharles”

Lola en una excursión realizada durante su voluntariado en Paraguay.

Dar clases, preparar y organizar actividades, echar una mano a las profesoras y ofrecer su presencia y compañía son algunas de las acciones que estuvo desarrollando Lola Bautista de la Fuente (1999) durante su voluntariado en Pozo Colorado, Paraguay, durante el mes de agosto de 2019. 

Lola pasó parte de su verano en un internado de niños y niñas de entre 6 a 15 años gestionado por las religiosas que forman parte de la congregación de Cluny, que está repartida por el mundo. A partir de su propia experiencia, Lola detalla a infoLibre que llevan en Paraguay “más de 50 años”. 

Muchas de las actividades que estuvo realizando en el internado de Pozo Colorado estaban enfocadas al entretenimiento y enseñanzas básicas: “Para el fin de semana preparamos una gymkana, por las tardes poníamos pelis… Pero, lo principal era ofrecer compañía, estar allí con ellos”. Estas labores están estrechamente relacionadas con sus estudios, ya que Lola está graduada en Educación Primaria y actualmente se encuentra haciendo el grado de Educación Infantil. Y es que, según comenta, “las religiosas nos preguntaron qué estábamos estudiando y nos dijeron que fuéramos allí a echar una mano a las profes de las escuelas”. 

Las religiosas enseñaron a Lola a poner el foco en la creación de relaciones con los niños basadas en el cariño y el amor ya que, por diferentes circunstancias, “eran niños que necesitaban cariño, les hacía mucha ilusión ver caras nuevas". Básicamente esa era nuestra labor: estar en las aulas, hablar con ellos, preguntar e interesarnos”, resume. 

A pesar de todo esto, la elección de este voluntariado para Lola no fue casual. Dos años antes que ella había estado su hermana en el mismo lugar. La única diferencia es que ella fue como enfermera y no como docente. Este fue otro de los motivos por los que se animó a cruzar el Atlántico: “para mí era un sitio seguro y con gente de confianza”. 

Otra de las motivaciones para adentrarse en este periplo fueron las ganas de conocer nuevas culturas y situaciones distintas. Y así fue. Una de las cosas que más le llamó la atención era la temprana edad que tenían las adolescentes para ser madres y todo lo que eso conllevaba: dejar de estudiar, un futuro al cuidado de los hijos... “Allí al final es otra cultura, otra realidad”, apunta. Por ello, una de las actividades que desarrollaban en el internado era “hablar con ellas sobre lo importante que es seguir formándote, estudiar y que intentasen ver un poco más allá de quedarse embarazadas y así tuviesen un futuro mejor”. 

Y es que siempre que se realiza un voluntariado es importante conocer la historia y la situación del país al que vas. Es lo que hizo Lola, que nos comenta que uno de los principales problemas que existen en Paraguay es la “gran desigualdad”, ya que “simplemente viendo la ciudad veías como de pronto estaba la casa del presidente y un poco más a la derecha estaba todo repleto de pequeñas casas hechas con cuatro tablas de madera en las que vivían una familia entera”. 

Lucía y Raquel, voluntarias de emergencia social en Perú: "Trabajamos por la alfabetización en las escuelas"

Lucía y Raquel, voluntarias de emergencia social en Perú: "Trabajamos por la alfabetización en las escuelas"

Desde el punto de vista cultural, Lola reafirma la realidad que viven allí las mujeres: los embarazos a tempranas edades. “Las adolescentes a los 15 o 16 años acaban sus estudios y si encuentran a una pareja están con él y se quedan embarazadas muy jóvenes”. Paralelamente, la pobreza, fruto de la desigualdad económica y social que sufre el país, provoca que muchos jóvenes comiencen a trabajar con poquitos años, dejando, de igual modo, sus estudios para poder llevar alimento a sus casas. Por esta razón Lola pone el énfasis en la importancia de que los jóvenes “abran su mente y que sepan que haciendo cosas diferentes puede haber un cambio”. 

Muy relacionado con esto último están las aportaciones personales que le trajo consigo la realización de esta experiencia por Paraguay: “Muchas veces tenemos problemas que nos parecen un mundo pero que en realidad no son nada en comparación con los problemas y realidades que tienen otras personas en nuestro país y en otros lugares del mundo”. 

“Aprendizaje” y “admiración” son dos de las palabras que utiliza Lola para definir las emociones que sintió tras realizar su voluntariado en este internado para niños y niñas en Pozo Colorado. Emociones que no olvidará "jamás”, concluye. 

Más sobre este tema
stats