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Sanidad regulará este año el uso medicinal del cannabis tras recuperar el plan aprobado en el Congreso

Planta de marihuana en una empresa de la industria del cannabis medicinal y de uso recreativo en el estado de Colorado, en EEUU.

Estados Unidos acaba de abrir el melón de regular el cannabis para su uso medicinal. El pasado viernes, The New York Times publicaba que varios científicos federales planteaban dos cambios "trascendentales". Por un lado, rebajar la peligrosidad de la marihuana; por otro, recomendarla con fines terapéuticos. Aunque es la droga ilícita de la que se abusa con mayor frecuencia, recogía el medio, su consumo "no produce resultados graves", sentenciaban los investigadores en un documento de más de 250 páginas. Por el momento, la regulación en el país depende de cada estado, pero con esta investigación se abre la puerta a unificar criterios, un objetivo que también persigue España, donde el debate se abre y se cierra de manera más o menos periódica desde hace años. Ahora, el Ministerio de Sanidad abordará el plan de manera decidida. El objetivo, tener lista la regulación que tanto reclaman los colectivos a lo largo de este año.

Se trata de un asunto complicado en el que la opinión social ha seguido un ritmo muy diferente a la política. Un barómetro publicado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en abril de 2021 reveló que el uso terapéutico del cannabis cuenta con el respaldo de más del 90% de los encuestados y con la oposición de tan sólo el 4,6%. No sólo eso. Hasta la mitad de los más de 3.000 entrevistados estaba a favor de que se legalizara su venta. Un porcentaje 10 puntos más bajo, el 40,9%, estaba en contra.

A la vez, numerosos estudios e investigaciones científicas han apuntado en no pocas ocasiones a los beneficios del uso terapéutico del cannabis. Por ejemplo, miembros de la International Association for Cannabinoid Medicines (ICAM) enviaron al Parlamento Europeo una carta firmada en la que aseguraban que han comprobado que "personas gravemente enfermas se benefician de tratamientos con medicamentos basados en el cannabis". "El espectro de enfermedades va desde el dolor crónico con diversos orígenes a enfermedades inflamatorias crónicas, desde trastornos neurológicos hasta enfermedades asociadas a pérdida de apetito o náuseas, desde afecciones psiquiátricas hasta muchos otros cuadros patológicos", desglosaban. "El cannabis es una fuente muy rica de posibilidades de tratamiento. Como clínicos, no queremos prescindir de todas las opciones terapéuticas que esta planta nos ofrece, tanto a nosotros como a nuestros colegas, para llevar toda esta riqueza a nuestros pacientes", sentenciaban. Y pedían, igual que ahora se plantea en Estados Unidos, unificar criterios.

En concreto, lo que los investigadores federales plantean es sacar a la marihuana del listado I de drogas, el que también incluye otras sustancias como la heroína. En su lugar, apuestan por incluirla en el III, junto con la ketamina y la testosterona, que están disponibles con receta médica. Según informa The New York Times, la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) está considerando la propuesta, sobre la que se espera que decida en unos meses.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), también en 2019, apostó por algo parecido: por dejar de considerar la marihuana una droga grave y empezar, así, su regulación como terapia para determinados dolores crónicos.

En Europa muchos muchos han seguido estos pasos. De hecho, en el continente tan sólo quedan España y Bélgica por regular el uso medicinal del cannabis, algo que en otros países como Reino Unido, Portugal, Irlanda, Países Bajos o Italia ya hicieron hace años y que otros como Alemania pretenden ampliar. Será previsiblemente a partir del 1 de abril, cuando se permita el cultivo doméstico y la posesión de ciertas cantidades de la planta. "En las negociaciones hemos acordado un cambio de paradigma en la política de drogas respecto al cannabis, reconociendo expresamente la realidad social", anunciaron el pasado mes de noviembre en Berlín los portavoces de salud de los grupos parlamentarios del Partido Socialdemócrata (SPD), Los Verdes y el Partido Liberal (FDP), Heike Baehrens, Janosch Dahmen y Andrew Ullmann, respectivamente.

Numerosos intentos... fracasados

¿Por qué España todavía no ha regulado nada? Propuestas no han faltado, aunque por ahora todas han caído en saco roto. A pesar de ello, fuentes del Ministerio de Sanidad aseguran a infoLibre que retomarán el asunto desde ya. Empezarán, especifican, por reunirse con los colectivos que han trabajado el tema, como el Observatorio Español de Cannabis Medicinal. Su presidenta, Carola Pérez, asegura en conversación telefónica que, aunque todavía no han recibido una invitación formal, están "muy contentos". "Que consulten con personas que llevamos tantos años trabajando en esto es una buenísima noticia. Ser de los últimos en regular tiene que tener la ventaja de que podemos aprender de lo bueno y lo malo que han hecho otros países de nuestro entorno", señala.

El último intento de regularización se guardó en un cajón, pero es el que ahora retomará el departamento que dirige Mónica García, que ya fijó este asunto como una de sus prioridades para la legislatura. De hecho, en diciembre ya hubo reuniones entre el Ministerio y el equipo de dirección de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) para recuperar la orden ministerial que el organismo envió al anterior ministro José Manuel Miñones después de que una subcomisión del Congreso de los Diputados aprobase que era necesario comenzar a legislar el cannabis con uso terapéutico. Según explican desde Sanidad, se trata de un texto muy garantista que, una vez aprobado, será mejorado desde la evidencia científica, pero siempre tratando el cannabis como un medicamento.

Ahí está el cambio de paradigma. Hasta ahora, la marihuana está en un limbo dentro de nuestro país, puesto que el autoconsumo en el hogar está permitido y la posesión de plantas, mientras no se vean desde la calle —donde sí que está restringida su tenencia— también. El Congreso, con los votos a favor de PSOE, Unidas Podemos, Ciudadanos, PNV y PDeCAT y los votos en contra de PP y Vox, abrió la puerta con su propuesta a la dispensación de cannabis medicinal en farmacias comunitarias para pacientes que sufran "esclerosis múltiple, algunas formas de epilepsia, náuseas y vómitos derivados de la quimioterapia, endometriosis, dolor oncológico y el dolor crónico no oncológico (incluido el dolor neuropático)".

“No hay que estigmatizar a los pacientes que recurren al cannabis con fines terapéuticos”

“No hay que estigmatizar a los pacientes que recurren al cannabis con fines terapéuticos”

En cuanto a la prescripción, el texto indica que se debería realizar "exclusivamente" por profesionales sanitarios "en un contexto libre de potenciales conflictos de interés, como el que ofrecen los servicios sanitarios", más concretamente por médicos especialistas. Para ello, piden que se promueva la formación en el uso terapéutico del cannabis entre los profesionales de la medicina. La subcomisión también aconsejó la puesta en marcha de un registro centralizado de los pacientes a los que se prescriben y dispensan fórmulas magistrales con extractos o preparados estandarizados de cannabis a partir de los registros de cada Servicio Autonómico de Salud.

Hasta ahora, se comercializan dos medicamentos que usan los principios del cannabis: Sativex y Epidiolex, que únicamente se dispensan en farmacia hospitalaria para casos de esclerosis en el primer caso y para epilepsia en menores en el segundo.

Pero desde el Observatorio Español de Cannabis Medicinal, en cambio, piden ir más allá. Por un lado, señala Pérez, les parece "un error" que la prescripción se circunscriba únicamente a la sanidad pública. "Ahora mismo está desbordada y estar en una lista de espera supone en muchos casos muchos meses de dolor", lamenta. Por otro, solicitan que las patologías para las cuales se puedan dispensar este tipo de medicamentos comprendan "el abanico más amplio posible". De no regular en este sentido, advierte la presidenta de la organización, no frenará que el cannabis siga comprándose y vendiéndose "en el mercado negro", algo que conlleva una serie de peligros para el usuario derivados de la falta de control del producto.

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