Un año del 23J

Feijóo asume que la legislatura durará y no dará tregua a Sánchez para arrinconar a Vox y Alvise

El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, interviene durante una sesión extraordinaria en el Congreso de los Diputados, a 17 de julio de 2024, en Madrid (España). Pedro Sánchez presenta hoy las líneas fundamentales del Plan de Acción por la

"¿Va a convocar [Pedro Sánchez] elecciones? No, mi opinión es que no". Esa fue la respuesta que el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, dio el pasado jueves en la Cadena Cope, verbalizando por primera vez lo que, hasta la fecha, se resistían a asumir en Génova: que la legislatura puede durar a pesar de la debilidad parlamentaria del Gobierno de Pedro Sánchez. Hace solo tres semanas, el pasado 27 de junio, el propio Feijóo dijo ante los micrófonos de Esradio que "barajaba la posibilidad" de unas elecciones anticipadas en 2024. Ahora lo descarta.

El conservador llevaba un año alimentado la tesis del adelanto electoral desde que fracasó en su intento de conseguir en los comicios del 23J una mayoría suficiente para gobernar, que toda la formación daba por descontada al calor de las encuestas. Él mismo admitió después que no gestionó bien los pactos con Vox tras las municipales y autonómicas del pasado año, en los que acabó sometiéndose a las demandas de la ultraderecha y confió su supervivencia a una repetición electoral o, en el peor de los casos, a una legislatura corta, de no más de dos años, en la que Sánchez sufriera el desgaste de depender de Junts y Esquerra Republicana.

Su errática estrategia, defendiendo por todos los medios que debía gobernar la lista más votada — aunque ese modelo no se ajuste al establecido en la Constitución de 1978 y de que su partido no lo aplica cuando le conviene—, su "no soy presidente porque no quiero" y las idas y venidas con Junts, el PNV o el PSOE tampoco fueron entendidas por una parte de los barones y medios conservadores, que nunca entendieron el empeño del candidato en ir a una investidura condenada al fracaso en vez de asumir desde el primer momento el liderazgo de la oposición.

Las sucesivas convocatorias electorales celebradas desde el pasado año —gallegas, vascas, catalanas y europeas— han servido para mantener ese liderazgo de Feijóo, pero también para constatar que la supuesta factura que ha pagado Sánchez por pactar con Junts y ERC la amnistía no es tal, ya que los socialistas han logrado mantenerse —con mayor o menor dificultad— en la mayoría de territorios e incluso tienen opciones de gobernar en la Generalitat catalana. El resultado de las europeas del pasado junio, en las que el PSOE se mantuvo por encima del 30% de los votos, no le asestó a Sánchez el golpe que esperaba Feijóo.

Con todos elementos encima de la mesa y pese a las dificultades que está teniendo el Gobierno para sacar adelante normas en el Congreso más allá de la amnistía, el PP asume que Sánchez puede resistir y que la legislatura durará, tal y como el presidente del Gobierno ha señalado en varias ocasiones. Así, en Génova ya no creen que el socialista aproveche un eventual adelanto electoral en Cataluña para convocar también elecciones a nivel nacional porque aunque el PSOE resiste no lo hacen los socios del Gobierno, desde Sumar pasando por la propia ERC.

Génova seguirá con la estrategia de acoso y derribo contra Sánchez y su entorno

Con todo, en Génova aseguran que no se van a mover de la estrategia de atacar por todos los frentes —parlamentario, judicial y mediático — a Sánchez y subrayan que no van a ejercer como su "salvavidas" en el Congreso. Aunque se ha producido un cierre de filas absoluto con Feijóo tras el acuerdo del Consejo General del Poder Judicial, incluso por parte del sector más duro del PP, el líder conservador es consciente de que hay quien mira con desconfianza cualquier pacto con Sánchez, por lo que no cederá o, en su lugar, venderá caro su apoyo como sucede con la ley de extranjería, que también demandan territorios gobernados por ellos como Canarias o Ceuta.

Así, continuarán con la estrategia de acoso y derribo puesta en marcha por el PP desde la moción de censura que en mayo de 2018 puso fin al mandato de Mariano Rajoy y abrió la puerta de la Moncloa a Sánchez. Una guerra total que ha ido creciendo en virulencia tanto de la mano del exlíder del PP, Pablo Casado, como de Feijóo siempre con la colaboración de la derecha mediática, en especial los pseudomedios situados en la órbita de la extrema derecha, y de los que hasta la semana pasada eran sus socios en diferentes autonomías, Vox. 

El PP seguirá atacando a Sánchez por su entorno familiar. Vio inmediatamente una oportunidad en las informaciones que tratan de sostener desde hace meses que el Gobierno ha tomado decisiones para favorecer a empresarios supuestamente afines a Begoña Gómez, la esposa del presidente. Saltándose sus propias líneas rojas, porque cuando les afecta a ellos, en el PP consideran la familia un asunto privado, como está pasando en relación con los delitos confesados por el novio de la presidenta de Madrid y las mentiras que ella misma ha pronunciado para encubrirle. A esta estrategia han añadido un nuevo objetivo, el hermano del presidente del Gobierno y al que también sopesan llevar a la comisión del caso Koldo del Senado.

La estrategia del PP se ha extremado desde que estalló ese caso y Génova vio la posibilidad de sembrar dudas sobre el conjunto del Gobierno a partir de una investigación judicial que, al menos de momento, solamente afecta a un exasesor del Ministerio de Transportes. Sin embargo, por el momento la fiscalización en la Cámara Alta no ha dado los frutos esperados y tanto el exasesor como el exministro José Luis Ábalos lograron salir indemnes de las preguntas de los senadores del PP. Eso llevó al partido de Feijóo a posponer la citación a Sánchez para la comisión, ante el temor de que no solo saliera indemne sino también reforzado.

El PP busca desactivar también a Vox y Alvise

El objetivo de Feijóo es ser la formación de referencia 'anti Sánchez' y evitar que formaciones a su derecha, como Vox o Alvise, crezcan para capitalizar ese "descontento". Así, ya están haciendo suyas algunas de las señas de identidad de los ultras empezando por la bandera antiinmigración al hablar de "efecto llamada" y de que las fronteras españolas son "un coladero" y también se están apropiando de las reivindicaciones de agricultores y ganaderos, un sector que la ultraderecha cultiva desde hace años agitando el miedo a las medidas que tratan de proteger el medio ambiente, a las normas de la Unión Europea y a la Agenda 2030.

Feijóo se lanza a seducir al electorado ultra reciclando el discurso de Vox

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La decisión de Vox de romper todos los gobiernos autonómicos con el Partido Popular el pasado jueves fue recibida con escepticismo en la sede de Génova 13. Aunque la dirección de Feijóo lo celebró públicamente y es cierto que el PP está más cómodo gobernando en solitario, también es consciente de que todos los Ejecutivos que hasta la pasada semana compartían con Vox tienen más complicada la estabilidad para el resto de la legislatura, como subrayó el propio líder del PP solo unas horas después de que Santiago Abascal anunciara la ruptura. Feijóo pidió a los cargos ultraderechistas que "no entorpecieran la gobernabilidad" e incluso se mostró agradecido por "los servicios prestados".

En la dirección del PP quieren seducir a los votantes de Abascal, pero son conscientes de lo difícil que resulta atraerlos, ya que en su mayor parte siguen desconfiando de la voluntad del PP de llevar a cabo el programa de máximos de la derecha. Y saben que la ruptura de Abascal, aunque incomprensible para muchos, también les confiere el aura de partido "íntegro" que no se deja "amedrentar" y que está dispuesto a renunciar a los "sillones" a cambio de mantener determinadas líneas rojas. No obstante, la lectura de algunas voces de la dirección es que el líder de Vox se ha equivocado al hacerlo con el reparto de menores migrantes.

También están intentando acercarse al 'mundo' de Alvise y se muestran preocupados por las implicaciones que pueda tener su irrupción en unas generales ya que el mismo ha manifestado —la última vez este martes— su intención de presentarse a esos comicios. La dirección del partido identifica que hay un público joven y muy derechizado al que no están llegando y han decidido aparecer en formatos consumidos por el público joven. Ese fue el motivo tras la decisión de Feijóo de acudir recientemente al podcast de Worldcast, creado por el influencer Pedro Buerbaum, por el que también han desfilado figuras como la del propio Alvise, Abascal o el pseudogurú Amadeo Llados.

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