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"En el velatorio de mi padre nos reímos mucho": no hay humor incómodo para la periodista Rosana Torres

Rosana Torres, periodista y Premio Nacional de Literatura.

Las noches largas en una terraza, después de haber estado currando en un festival escénico, son para la periodista Rosana Torres uno de los placeres más divertidos que hay. Citas en las que se reúne con colegas de otros medios para charlar “y hacer juntos unos cuantos trajes a medida a gente del sector".

Torres nació en Catarroja (Valencia) y es periodista especializada en temas culturales, centrada sobre todo en artes escénicas. Ligada a El País desde hace más de cuatro décadas, cree que hay muchas formas de entretenimiento, y que estas no dependen del momento del año. "No tiene por qué haber más diversión en periodo vacacional". Invierno, otoño, verano... Un lunes cualquiera o mediados de agosto en la playa. Para Torres lo que importa es la compañía. Ella suele bromear con amigos. Queda con ellos siempre que puede y no duda en dar rienda suelta a todo tipo de humor, incluido aquel que no utilizaría en otros entornos. La clave, dice, está en rodearse de personas que saben reírse de todo, y asegura que sus amigos son así, “muy inteligentes”. 

Hasta ahora no me he reído de algo que me haga sentir avergonzada

Aunque la periodista, que también escribe literatura infantil, puntualiza que para ella ser divertido es compatible con no tener sentido del humor y “estar entretenido no tiene por qué ser algo bueno”, el humor siempre ha sido algo importantísimo en su día a día. Asegura que reírse de la actualidad y de uno mismo es vital, sin embargo confiesa no saber si será la mejor medicina contra la situación de crispación actual, "pero seguro que es la más relajante".

Se pone algo más seria para contarnos que la mejor receta es la educación integral de la ciudadanía, “que forme personas cultas y sensibles al arte y por tanto reacias a odios y crispaciones”. La crispación política es muy evidente y los políticos, por lo general, no le hacen mucha gracia, “si tienen sentido del humor, lo esconden mucho. Aunque Miquel Iceta, al menos, lo saca a pasear de vez en cuando”. 

Con respecto a lo políticamente correcto, la que fuera galardonada con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, es contundente: “Nos hemos pasado de frenada”. En parte lo entiende como reacción a comentarios desfasados, “es normal teniendo en cuenta que hasta hace muy poco, e incluso a veces ahora, te encuentras con gente que no se ha cambiado el chip reaccionario del siglo XX”.

Se suele bromear sólo con los amigos y, al menos los míos, son muy inteligentes y saben reírse de todo

El humor también sirve para sobrellevar situaciones difíciles o comentarios hirientes. Torres es una experta en ello y confiesa que en muchas ocasiones no es capaz de aguantar la risa, y que una vez empieza, es difícil de parar, “me pasa a veces con mis amigos tetrapléjicos (yo también lo soy), cuando nos contamos chascarrillos de cómo reaccionan ante nosotros muchas personas bípedas”. 

La periodista se niega a considerar incómodo cualquier momento en el que te ahoga la risa. Lo naturaliza y nos cuenta que en el velatorio de su padre, ella y su familia se rieron mucho. “Igual fue un momento incómodo para alguien, pero desde luego no para mi familia, ni para mí, y mucho menos para mi padre, si es que se enteró”.  No se avergüenza —y nunca lo ha hecho— de lo que le hace reír, “hasta ahora no me he reído de algo que me haga sentir avergonzada”, pero puntualiza: “lo que a lo mejor sí ocurre es que haya alguien que se avergüence de lo que me hace reír a mí”. La escritora es tajante con estas personas, “es su problema”.

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Torres asegura que no tiene pretensiones ni de hacer reír todo el tiempo ni de reírse cuando algo no le hace gracia. Sí que se atreve, sin embargo, a contarnos un chiste "breve y malo" que, confiesa, arranca alguna que otra sonrisa entre sus amigos: Los disléxicos también somos persianas.

Respecto a la región de España más graciosa, prefiere no mojarse. “Ser divertido, gracioso, risueño… tener retranca, saber contar chistes, poseer lengua afilada y muchas más cosas que pueden hacer reír o pueden ser totalmente contradictorias no tiene nada que ver con tu lugar de origen, sino más bien con tu inteligencia y forma de ser".

La periodista, que recibió el Premio Nacional de Literatura por su calidad como crítica en 1980 por sus publicaciones en El País, termina esta charla con infolibre con una serie de recomendaciones para sacar una sonrisa hasta a la persona más seria. Cree que con películas como La vida de Brian, de Monty Python, o con libros como El Quijote es imposible resistirse a una buena carcajada. Además nos recomienda ver todos los vídeos que podamos del humorista Gila, del que se considera gran admiradora.

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