“Si nadie detiene a Israel, nos dirigimos al precipicio”: el diálogo entre la palestina Amira y el israelí Maoz

Amira Mohammed y Maoz Inon.

Rachida El Azzouzi (Mediapart)

“Soñar con la paz es una acción”, repiten a coro Amira Mohammed y Maoz Inon. La primera es palestina, de nacionalidad israelí, nacida en el Reino Unido y criada en California. Desde su adolescencia vive en Jerusalén Este, en un barrio bajo el fuego de los colonos judíos, Sheikh Jarrah, donde su casa ha sido demolida. Pocas semanas después del 7 de octubre de 2023, ella y su amigo Ibrahim Abu Ahmad lanzaron el podcast  Sin disculpas, la tercera historia, como salida a la polarización extrema.

El segundo, padre de familia y empresario turístico de 49 años, perdió a sus padres el 7 de octubre, Bilha y Yakovi Inon, activistas de izquierdas, que murieron abrasados por un misil RPG disparado contra su casa en su mochav (pueblo cooperativo) de Netiv HaAsara, no lejos de Gaza. Yakovi trabajaba en la construcción de un hospital para los habitantes de su mochav y para los palestinos de Gaza.

Mientras continúan las masacres en Gaza e Israel extiende su guerra al Líbano, Mediapart se reunió con Amira Mohammed y Maoz Inon cuando se encontraban en París con una docena de activistas por la paz israelíes y palestinos que han acudido el lunes 23 de septiembre a lanzar el Llamamiento de París por la Paz en Oriente Próximo, iniciativa del colectivo Guerreras de la paz. Fue una ocasión para “llorar mucho”, pero también para “amplificar las voces de la paz”.

Están convencidos: “Es posible la paz entre el río y el mar. El efecto dominó será mundial. Habrá menos antisemitismo, menos islamofobia y más igualdad”.

Mediapart: ¿Cómo ve los últimos acontecimientos bélicos en la región?

Maoz Inon : Todos los que apoyan al gobierno extremista israelí o no hacen nada están llevando a la región a un precipicio. Si no se hace nada, no sólo acabará con el Estado de Israel, sino también con millones de personas en su camino hacia la destrucción. Es urgente tratar a Israel como a cualquier otra nación del mundo. La única manera de garantizar la paz y la seguridad para el pueblo de Israel es detener la guerra y conseguir la paz y la seguridad para el pueblo palestino.

El actual gobierno israelí es un cáncer. En ningún otro lugar del mundo se toleraría un gobierno así, basado en la supremacía judía, la religión y el racismo. Se tolera porque Israel no es tratado en pie de igualdad con otras naciones, debido a lo que le ocurrió al pueblo judío durante el Holocausto. Israel utiliza este privilegio para establecer la supremacía judía desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo.

Amira Mohammed: Sí, aún estamos a tiempo de evitar una guerra regional. Porque eso sería mucho más difícil de detener y provocaría un número de víctimas que ni siquiera podemos imaginar.

Durante los últimos doce meses, he estado en una montaña rusa de emociones explosivas que no me han dejado tiempo para llorar por la gente que conozco o la que no conozco.

Detrás de las cifras que salen de Gaza, hay seres humanos, palestinos. Han muerto más de 40.000, principalmente niños y mujeres. ¿Cómo puede asimilar eso una mente humana? ¿Cómo explicar que no se haga ningún esfuerzo para detener la aniquilación de Gaza por Israel?

Usted vino a París para promover la paz, hoy en día un desafío. ¿Qué le da esperanza?

Amira: Soy extremadamente pesimista. Me siento como si estuviéramos en una habitación en llamas y no pudiéramos salir. Pero o me siento y me digo: “Inevitablemente voy a morir”, o me sujeto y corro. Y eso es lo que hacemos. Nos enfrentamos a mucho extremismo y radicalismo en la violencia y la opresión. A su vez, debemos ser radicales en nuestra esperanza de paz.

Tenemos que estar ahí para cultivar un movimiento por la paz, para difundir la esperanza y el amor, porque necesitamos a la comunidad internacional, estar en París, en Estados Unidos, en Alemania y en todas partes. Pero, al mismo tiempo, esto es muy duro, porque dejas tu casa, tu familia, tus amigos. Los dejas en un presente muy sangriento. Ningún niño, ya sea palestino o israelí, judío, cristiano o musulmán, merece pasar por semejante sufrimiento, desde el río hasta el mar.

Las vidas palestinas están como excluidas de la humanidad. Todos merecemos la vida

Amira Mohammed

Maoz: Amira y yo estamos del mismo lado. Nuestros dos pueblos han sido secuestrados por extremistas que medran y viven de nuestra sangre, nuestro dolor y nuestro sufrimiento. Y lo utilizan para obtener cada vez más poder. Debemos ofrecer y ofrecemos una alternativa al camino del derramamiento de sangre y la venganza. Conozco el precio de la guerra, mis padres fueron asesinados el 7 de octubre y muchos familiares y amigos murieron ese día o fueron secuestrados y llevados a Gaza. Pero me niego a dejarme llevar por el odio.

Un año después del 7 de octubre, voces como la suya, que piden el fin de la guerra, no sólo la liberación de los rehenes, sino una paz definitiva, parecen no ser escuchadas en Israel. ¿Cómo explica esta situación?

Maoz: Puedo asegurarle que cada vez somos más. Nunca había recibido tantas peticiones como últimamente, de escuelas, institutos y empresas, pidiéndome que vaya a presentarles mi mensaje radical de reconciliación y paz. El director de una de las escuelas más conocidas de Tel Aviv acaba de llamarme para pedirme que vaya a hablar con los alumnos y los profesores, porque todos están desesperados y deprimidos.

Puede que no seamos mayoría, pero somos muchos, y no se nos ve porque la policía nos reprime y no nos deja decir públicamente que queremos parar la guerra. En cuanto a los medios de comunicación israelíes, nos ignoran. Por eso es tan importante que me dirija a ustedes. Deben amplificar las voces de la paz.

En los próximos días se reunirá con varios dirigentes políticos. ¿Cuáles son sus exigencias?

Maoz: La comunidad internacional debe ponerse en marcha. No podemos esperar más. La semana pasada, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó una resolución a propuesta de la Autoridad Palestina, en la que se pedían sanciones y un embargo de armas contra Israel. Francia votó a favor [124 a favor, 14 en contra y 43 abstenciones -ndr], pero eso no es suficiente. Debe impulsar un embargo de armas a través de la Unión Europea y el Consejo de Seguridad de la ONU.

Debe presionar a los americanos y a los alemanes, diciéndoles: “Nuestro amigo común, el Estado de Israel, está enfermo. ¿Le darías la llave de tu coche a un amigo totalmente borracho a la salida de un bar? No. Apoyar ciegamente a un gobierno criminal es ser cómplice de sus crímenes. ¿Cómo podemos lograr la paz cuando apoyas a este gobierno extremista supremacista judío? Pido a los responsables políticos franceses que actúen ya. Es posible una solución radical para la paz.

Amira: Es una buena metáfora, el borracho que nos lleva contra un muro. Pero ya nos dirigíamos hacia ese muro antes del 7 de octubre. La comunidad internacional ha permitido la expansión de los asentamientos, una de las mayores amenazas para cualquier solución de paz, en particular la de los dos Estados. Si Estados Unidos y Europa creen en la paz, ¿por qué siguen financiando y apoyando a Israel, un Estado que incumple todas las normas? Por no hablar de la corrupta Autoridad Palestina. ¿Adónde van a parar los fondos de ayuda destinados a los palestinos? Fíjense en el estado de las carreteras y las infraestructuras de la Palestina ocupada.

Para muchos palestinos, la guerra en Gaza muestra la desigualdad de vidas y cómo la vida de un palestino vale menos que la de otro. ¿Comparte usted esa opinión?

Maoz: Sí, más que nunca. Cerca de la casa de mis padres, a 200 metros de la frontera con Gaza, hay un fresco en un muro que celebra “el camino hacia la paz”, pero es una mentira. Nos han engañado. Nuestro gobierno está llevando a israelíes y palestinos por el camino del infierno. Hemos ignorado a los palestinos que viven detrás del muro. Hemos deshumanizado a los palestinos de Gaza, igual que hemos deshumanizado a los palestinos de Cisjordania y de Israel. Esa es la política criminal del Estado de Israel. Y ha sido así desde 1967.

Con 30 años no tenía ni un solo amigo palestino. Vivía rodeado de muros físicos y mentales de ignorancia

Maoz Inon

Amira: Estoy muy cabreada. Toda vida humana cuenta, pero las vidas palestinas están excluidas de la humanidad. Todos merecemos la vida. Los líderes internacionales permiten las masacres y son cómplices de Israel al proporcionar ayuda militar y financiera. Los muertos y heridos palestinos son sólo cifras. En Israel, todo se centra en los civiles y soldados israelíes muertos en combate. No hay ni una palabra sobre las víctimas inocentes de Gaza, sobre la aniquilación de la Franja de Gaza.

Esa negación tiene que ver con el racismo. Es fruto de la colonización. Hay un ocupante y un ocupado. La atención se centra en Gaza, pero Cisjordania también está bajo fuego israelí. La discriminación contra nosotros es sistémica, y ahora está alcanzando su clímax, seas palestino de Jerusalén Este, de 1948, o de Cisjordania.

¿Cómo creció usted con este conflicto?

Maoz: Voy a cumplir 49 años el miércoles. Con 30 años no tenía ni un solo amigo palestino. Vivía rodeado de muros físicos y mentales de ignorancia. Me habían enseñado que nosotros, el pueblo judío, un pueblo sin tierra, habíamos llegado a una tierra sin pueblo. Eso era para mí el sionismo.

Mis abuelos eran sionistas pioneros, inmigrantes de Europa del Este en la década de 1930, supervivientes del genocidio nazi. Luego, cuando empecé a abrir los ojos y a derribar esos muros, tanto mentales como físicos, me enteré de que compartíamos la tierra con otro pueblo, los palestinos, los que expulsamos en 1948.

Lo primero sobre lo que tenemos que ponernos de acuerdo es que en esta tierra hay dos pueblos que merecen vivir y que no se van a ir a ningún otro sitio. Luego tenemos que sentarnos en torno a una mesa, iniciar un diálogo y encontrar soluciones para poner fin al conflicto, para que ésta sea la última guerra. ¿Será una confederación de dos Estados, o un solo Estado? Me da igual, pero quiero que hagamos la paz.

Pero antes tenemos que ser capaces de perdonar el pasado y el presente para construir el futuro. No es un acto de debilidad o cobardía, sino de valentía. Sólo perdonando podremos liberarnos de la prisión en la que nos han metido quienes nos han hecho daño.

Amira: Tienes razón. Hace falta valor y fuerza para tender la mano cuando sufres tanto. Maoz consigue hacerlo cada día, y le admiro por ello. Sé que siempre que yo necesite ayuda, Maoz me apoyará y viceversa. Dios no lo quiera, pero si me detienen, sé que puedo contar con él. Si quiero organizar una manifestación o una marcha en Cisjordania, sé que él estará en primera fila. Va a las escuelas, habla, educa. Que un judío israelí explique lo que ha visto con sus propios ojos, después de todo el trauma generacional colectivo por el que ha pasado, es tan poderoso.

Crecí en un entorno muy político pero me mantuvieron al margen. Y durante mucho tiempo pensé que mi liberación estaría en la sociedad israelí. Es absolutamente falso porque las mujeres palestinas son víctimas tanto de la opresión colonial como de la patriarcal. Al crecer como mujer en una sociedad patriarcal ocupada en Jerusalén Este, me sentí muy preocupada. Me sentía como una minoría dentro de una minoría.

Mis padres siempre me educaron para que supiera diferenciar entre judíos y ocupantes. Incluso con sus traumas, incluso cuando demolieron nuestra casa en Sheikh Jarrah. Cuando terminé la secundaria, quería ir a la universidad. Me di cuenta de que no tenía los mismos derechos que un ciudadano judío israelí, aunque fuera ciudadana israelí, aunque viviera en Jerusalén Este.

No pude entrar en el sistema educativo. Así que estudié en la Universidad Al-Quds, cerca del muro de separación. Y allí descubrí otra forma de ocupación, puestos de control, disparos constantes, gases lacrimógenos, miedo, militares en la universidad. Dentro de la universidad conocí a organizaciones pacifistas y encontré mi camino.

Maoz Inon, ¿cómo vive esta desigualdad de derechos con Amira Mohammed, discriminada por ser palestina?

Maoz: Me avergüenzo como hombre y como judío israelí. Es una vergüenza para la humanidad. Hago todo lo que está en mi mano para romper esta desigualdad en mi vida diaria. Podemos hacerlo. No seamos ingenuos: en Estados Unidos no acabaron de la noche a la mañana 400 años de esclavitud. Las desigualdades persisten hasta nuestros días. La batalla por la igualdad nunca está ganada.

Gaza, judíos por la paz

Perdí a mis padres el 7 de octubre, pero encontré una hermana en Amira y en tantos otros palestinos que llevan la antorcha de la paz. Recuerdo nuestro primer encuentro en Tel Aviv, lloré durante toda la reunión porque me emocionó mucho conocerte. También estoy aquí con una familia, y mi familia en casa sabe que estoy aquí con una familia. Mis padres estarían muy orgullosos de mí.

 

Traducción de Miguel López

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