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Los diablos azules

Escuela y teatro: camino para la vida

Una escena del grupo La Barraca de La Fuente.

Lola Ruiz Domenech

El IES Fernando de los Ríos de Fuente Vaqueros (Granada) es un centro de compensatoria de Educación Secundaria Obligatoria (de 1º a 4º de ESO). Cada mañana acuden al centro unos 180 alumnos y alumnas. La mayoría de ellos son hijos e hijas de pequeños campesinos que emplean un sistema de rotación anual de cultivos que pone a merced de las leyes del mercado una pobre economía complementada con otras actividades relacionadas con el empleo precario.

Existe además un importante núcleo de población gitana repartido y agrupado en varios barrios. Llegaron a finales del siglo XIX y su personalidad y sus vidas fueron continua fuente de inspiración para Federico García Lorca. Se dedican, fundamentalmente a la venta ambulante o al trabajo temporero en el campo (en el espárrago, la aceituna, los ajos…).

Una parte del alumnado del centro tiene unas condiciones sociales desfavorecidas y vive en una zona rural que mantiene roles y estereotipos tradicionales. Las familias tienen un bajo nivel cultural. Además hay absentismo y otras problemáticas (al igual que en otros centros) como las de la convivencia.

En este centro ha existido siempre una gran preocupación por la expresión artística, considerada una herramienta eficaz para combatir la situación de desventaja social del alumnado, acabar con el absentismo escolar, mejorar la convivencia. Casi desde sus inicios existe un coro, dirigido por la profesora de música, Inmaculada Ramos del Amo, que año tras año permite al alumnado que se acerca a él conocer la música más de cerca y participar en conciertos junto a la Orquesta Ciudad de Granada. La expresión plástica también es una seña de identidad del centro. La profesora, Cinta Roca, inunda con sus propuestas los pasillos y las aulas, y les ofrece a los chicos y las chicas un vehículo para expresarse.

Como, sin duda, lo es el teatro. Desde hace cinco años existe un grupo de teatro en el centro. Su nombre, recogido de la tradición lorquiana que inunda cada esquina de Fuente Vaqueros es La Barraca de La Fuente. Cada curso se incorporan chicos y chicas nuevos y otros lo dejan, en muchos casos al abandonar el centro para proseguir sus estudios en otros lugares o para incorporarse al mundo del trabajo. Ellos y ellas vuelven por la tarde al instituto, tras su jornada escolar, con ilusión a preparar el proyecto teatral que se desarrolla cada año y que elegimos entre todos y todas. Porque tienen ganas y, aunque les cueste, les favorece en su vida diaria, en las ganas de venir al centro, en su autoestima. En definitiva, crecen junto al proyecto. Los chicos y las chicas lo disfrutan.

Yo también. Yo nunca me niego ante la petición de un alumno o una alumna de formar parte de La Barraca y hago los malabarismos necesarios para incluirlos en la obra: divido papeles, creo otros, busco otras responsabilidades. No puedo negarme ante un alumno o una alumna que voluntariamente quiere incorporarse al teatro, que viene por la tarde a ensayar, que se esfuerza y se ilusiona con el proyecto que ponemos en marcha todos juntos. Pienso que si quieren pertenecer al grupo de teatro, hay que apoyarlos y fomentarlo.

El alumnado del grupo de teatro es diverso, como lo es el de nuestro centro. Hay alumnos y alumnas de apoyo a grupo flexible, grupo flexible, ordinario y diversificación. De todas los sectores del pueblo, desde los más desfavorecidos a los menos. Todos ellos y todas ellas juntos trabajan, se divierten, aprenden, participan y dan lo mejor de ellos mismos para conseguir que sus compañeros y compañeras se diviertan, rían, lloren o se estremezcan con sus personajes. Ellos y ellas aprenden y trasladan a sus compañeros y familias lo aprendido, lo desarrollado a través de una labor conjunta y cooperativa. Son todos juntos, cada uno y cada una con su responsabilidad, los que hacen que la obra triunfe. No hay nadie más importante que otro. Todos, en su lugar, lo son: quienes piensan y construyen la escenografía, los que buscan la música, el atrezo, quienes componen los coros, quien es protagonista, quien sólo tiene una frase...

Con cada obra, con cada proyecto se fomentan y desarrollan todos las capacidades y potencialidades que el alumnado, generoso y joven, es capaz de dar. Cada año es un nuevo reto. Aprendemos juntos y disfrutamos juntos. Desarrollamos todos los aspectos artísticos: desde la plástica a la expresión corporal pasando por la musical. Aprenden a esperar y a escuchar. A declamar y vocalizar. A memorizar y a expresarse. Se expresan con el cuerpo y la voz. El lenguaje gestual es importante, lo mismo que la expresión oral, algo que cuesta trabajo en una zona rural como es Fuente Vaqueros. Mejora la creatividad (entre todos hacemos los personajes, los decorados…), mejora la iniciativa y la autonomía. Contribuye a trabajar aspectos del currículum de ESO: arte,literatura, historia… Y también temas transversales: igualdad de género, medio ambiente, paz.

El teatro contribuye a la educación integral de nuestro alumnado. Es un medio eficaz para combatir el absentismo escolar, ya que quienes participan, de una u otra manera, en el mismo, tienen que asistir con regularidad al centro y, además, tienen que venir por la tarde para los ensayos. También se ha demostrado un medio eficaz para mejorar la convivencia escolar, puesto que el alumnado que pertenece al grupo de teatro tiene que tener un comportamiento ejemplar y sirven de modelos para el resto. Además permite que trabajemos aspectos como la autoestima que, en muchos casos, son muy necesarios entre unos chicos y unas chicas que provienen de situaciones difíciles. Sirve para que aprendan a desarrollar una labor conjunta y cooperativa.

Los inicios fueron tímidos. Con un grupo de no más de diez alumnos y alumnas (sobre todo alumnas). Hubo dificultades para encontrar alumnos, por lo que algunos de los papeles masculinos de la primera obra que se puso en marcha fueron interpretados por chicas. Estando en el pueblo de Fuente Vaqueros iniciamos nuestra andadura con una obra de Federico García Lorca. Se hizo una adaptación de Los títeres de cachiporra junto con El retablillo de Don Cristóbal. Fue todo un éxito. Los chicos y las chicas se implicaron mucho. Lo pusimos en escena con caretas (que hizo el alumnado de Arte de 4º) porque ellos eran como títeres y así deberían moverse y hacer. De hecho, si olvidaban algo, lo que hacían era dejarse caer hasta que llegaba el poeta y les ayudaba con el texto.

El segundo año, algunos de los componentes del grupo propusieron llevar a escena Romeo y Julieta, de William Shakespeare. Era todo un reto y nos pusimos mano a la obra. Aprendieron, disfrutaron, crecieron y maduraron. Lo que hicimos fue adaptar el texto al espacio de Fuente Vaqueros para que nuestro alumnado lo entendiera. La representación fue también un éxito.

El curso 2013-2014 hicimos una adaptación de la obra de Rafael Alberti Noche de guerra en el Museo del Prado. El texto nos permitió trabajar arte e historia. En el curso 2014-2015 pusimos en escena una obra de elaboración propia La vida, ¿es un culebrón?, con la que desmitificamos el amor romántico y trabajamos la violencia de género. Y este curso, el 2015-2016 nos hemos atrevido con el teatro de Valle con la puesta en escena de la farsa de La cabeza del dragón.

Siempre estrenamos en el teatro de Fuente Vaqueros y también realizamos una representación en el vecino pueblo de Valderrubio, en el teatro que hay en la Casa Museo de Federico García Lorca. En ambos, la experiencia siempre es gratificante y hermosa para los alumnos y alumnas.

Poco a poco el grupo se consolida en el centro. Hay una estrecha colaboración con algunos miembros del profesorado: la profesora de Música (con el coro), la profesora de Educación Plástica, el profesor de Lengua y Literatura, el profesor de Educación Física, el resto del profesorado que ayuda en los ensayos, la vocalización, etc. El equipo directivo que ofrece toda su colaboración, dentro de los medios con los que cuenta el centro. El administrativo del centro, el conserje. Las familias. En resumen, un proyecto que crece día a día gracias a la generosidad de nuestros alumnos y alumnas y del profesorado y todas las demás personas implicadas.

El “match del siglo”, en el parque

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Con el teatro intento crear grupo, integrar a todo el alumnado, hacer personas buenas, "en el “buen sentido de la palabra, bueno". Acercando la Cultura (con mayúsculas) y aprendiendo de una forma activa y divertida, global. Todos juntos. Sintiendo que el teatro en la escuela es, sin duda, camino para la vida.

*Lola Ruiz Domenech, profesora del IES Fernando de los Ríos y directora del grupo de teatro del centro, La Barraca de La Fuente. Lola Ruiz Domenech

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