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'#Luimelia', la primera serie española protagonizada por lesbianas que arrasa en redes sociales

Cartel promocional de la segunda temporada de '#Luimelia'.

Júlia Oller

A finales de 2018, algo inesperado ocurrió en torno a una de las ficciones más longevas de la televisión española. Un runrún en las redes, un murmullo que pronto se convirtió en un ruido atronador. Todas las tardes, Twitter se llenaba de miles de comentarios sobre la pareja formada por Luisita (Paula Usero) y Amelia (Carol Rovira), dos personajes salidos de Amar es para siempre, la telenovela de Antena 3 que, nacida en La 1 bajo el nombre de Amar en tiempos revueltos, lleva 15 años en antena. La palabra más utilizada para hablar de la serie en redes era Luimelia (la unión de los nombres de los personajes) y el fenómeno alcanzaba dimensiones internacionales: los mensajes que inundaban esta plataforma provenían de países tan dispares como Argentina, Brasil, México, Suecia, Filipinas, Estados Unidos o Serbia.

El movimiento fan no tardó en llamar la atención de los departamentos de redes sociales y multimedia de Atresmedia, que, tras el análisis de la repercusión de todos los mensajes volcados en torno a la pareja de mujeres, propusieron a la cadena hacer algo más con los personajes. Así nació el spin-off centrado en ellas que lleva el nombre que les dieron los y las fans: #Luimeliaspin-off#Luimelia, una comedia romántica que traslada a Luisita y Amelia al 2020, donde los personajes parten de cero y vuelven a conocerse y enamorarse. La primera temporada, estrenada el pasado febrero, logró un recibimiento excelente que llevó a los productores a renovar la serie para dos nuevas entregas. La segunda temporada se encuentra en emisión y la tercera, ya rodada, llegará a Atresplayer Premium en 2021.

En el terreno ficticio, la relación de Luisita —hija de Marcelino y Manolita, dos de los pocos personajes que sobreviven desde los inicios de Amar en tiempos revueltos— y Amelia arrancó en 1976, en un contexto en que la homosexualidad aún era ilegal en España y estaba penada con cárcel. Tras un final feliz y abierto en el que se fueron a Inglaterra para poder ser madres, los personajes abandonaron Amar es para siempre hace unas semanas, en las postrimerías de la octava temporada de la ficción, pero su historia continúa en el spin-off que protagonizanspin-off y que este domingo estrena el sexto y último capítulo de su segunda temporada.

Las claves detrás del fenómeno

En términos de audiencia social, el éxito es irrefutable, y así lo certifican las cifras en redes: antes de llegar a su final, la segunda temporada acumula más de 670.000 tuits, más de 170 millones de impresiones reales y un total de 37 trending topics nacionales en Twitter. Con cada nuevo capítulo, la serie se coloca en las primeras posiciones del ranking de lo más comentado de todas las televisiones y plataformas.

El fenómeno en sí mismo pone sobre la mesa cuestiones como la visibilidad y la representación de las mujeres lesbianas. El caballo de batalla del colectivo LGTBI, tras la conquista de derechos como el matrimonio igualitario —aprobado en España en 2005—, ha sido la lucha por una presencia en productos culturales que normalice su existencia. El objetivo es terminar con lo que el estudioso del cine Alberto Mira denomina homofobia liberal: la actitud contemporánea según la cual se acepta lo que cada uno haga en su vida privada, pero se rechaza cualquier marca de una cultura gay. Tras la igualdad formal, viene la pugna por la igualdad real, que busca ocupar no sólo el espacio privado, sino el público, y ello pasa por inundar, también, las ficciones.

En este sentido, actrices y guionistas coinciden en que la clave detrás del éxito cosechado por los personajes, tanto en su serie matriz como en el spin-off, es, sobre todo, la falta de referentes. "Existe una falta de referentes homosexuales dentro de la ficción televisiva y, cuando se muestran, nunca están en primer plano, suelen ser secundarios", explica en conversación con infoLibre Borja González Santaolalla, creador, guionista y director de #Luimelia. "Son dos chicas lesbianas que en Amar es para siempre han vivido una relación en los años 70, una época en la que estaba prohibida la homosexualidad, pero pese a ello no solamente se ha abordado desde el drama, sino que también hemos contado conflictos cotidianos de ellas como pareja, laborales, con sus familias, y creo que eso de alguna manera ha cautivado a la audiencia", completa Diana Rojo, también creadora y guionista del spin-off.

"No tenemos referentes en la televisión española de historias de dos mujeres que se quieran y puedan vivir su amor libremente y sin problemas", señala, por su parte, Paula Usero, que da vida a Luisita, en alusión a parejas lésbicas míticas como las formadas por Maca y Esther, en Hospital Central, o Pepa y Silvia, en Los hombres de Paco. En el caso de la serie de médicos, gran parte del conflicto de los personajes implicaba su salida del armario en su círculo más próximo. En la comedia policíaca de Antena 3, los personajes llegaban a contraer matrimonio, pero una de ellas moría el día de su boda. Para Usero, #Luimelia no es nada más —y nada menos— que "la historia de amor de dos mujeres que van por La Latina y por Malasaña, que quedan a tomar algo en un bar, se besan y no pasa nada. Eso es lo que queremos mostrar y la sociedad a la que queremos llegar".

Carol Rovira, que interpreta a Amelia, destaca, además, el hecho de la que la pareja haya surgido de una serie diaria: "Meternos en las casas de la gente cada día, contar una historia tan a fuego lento... Ese día a día también ha hecho que la gente nos cogiera cariño".

En #Luimelia no falta, tampoco, uno de los ingredientes necesarios para contar una historia de amor: la química entre sus intérpretes, un elemento que tanto Rojo como Santaolalla citan como la guinda final que explica el fenómeno fan. "El éxito tiene mucho que ver con Carol y Paula, que, aparte de ser muy buenas actrices, tienen mucha química entre ellas y han conseguido darles a los personajes algo que creo que ha enamorado a mucha gente", resume la creadora y guionista.

El spin-off, una oportunidad para la libertadspin-off

Las primeras apariciones de personajes lésbicos en la televisión española se dan ya en un contexto democrático, a partir de los años 80, cuando las series comienzan a transmitir un nuevo imaginario social. Uno de estos primeros personajes es el de Sisi, interpretado por Aitana Sánchez Gijón e introducido en marzo de 1986 por la serie Segunda Enseñanza (TVE). No obstante, estos personajes solían ser episódicos, no recurrentes, y, en muchas ocasiones, se les asociaba a lo clandestino, a la vida en los márgenes. Progresivamente, con el paso de los años, aparecen personajes homosexuales con papeles recurrentes, e incluso principales, y se van alejando de la marginalidad. Hasta llegar a #Luimelia, donde dos mujeres lesbianas son, por primera vez en la historia de la televisión española, protagonistas absolutas de una ficción. Aunque han abundado webseries emitidas en YouTube con protagonistas lesbianas, como Chica busca chica (2007), la serie producida por DiagonalTV y Atresplayer es la primera en emitirse en una plataforma de televisión. 

Así, #Luimelia deja atrás tópicos como el síndrome de la lesbiana muerta, explotado en producciones nacionales e internacionales incluso en tiempos recientes, como Los hombres de Paco, Seis hermanas o The 100. Además de relatar una historia de amor sustentada en la desmitificación del amor romántico, desde una óptica feminista pero no aleccionadora, el salto desde Amar es para siempre al spin-off permite explorar cuestiones que, por formato y franja horaria, era complicado mostrar en la telenovela donde empezó la andadura de los personajes. Y una de esas cuestiones son las relaciones sexuales entre mujeres, cuya representación en la ficción ha oscilado desde escenas inocentes en las que apenas se entiende lo que está ocurriendo hasta imágenes muy sexualizadas y más bien destinadas al consumo de una mirada masculina. "En esta temporada queríamos mostrar las ganas que se tenían, la pasión, el sexo carnal y ya está; es muy bonito mostrarlo lento y tierno, pero también es necesario mostrar la otra parte", argumenta Usero, con quien coincide Rovira, su compañera de reparto: "Enfocamos la situación dependiendo de lo que queramos contar, no desde un punto de vista de si es homosexual o heterosexual. Creo que esto es parte de la joya que es #Luimelia, tratarlo como una historia normal, que es lo que es", remata la actriz catalana.

Pese a la normalización que aporta y pese a brindar a los personajes el mismo trato con el que se contaría la historia de una pareja heterosexual, la serie no deja de lado las problemáticas específicas que aún hoy, en España, acarrea el ser lesbiana. Para las personas LGTBI, la posibilidad del rechazo sigue siendo una constante: es el denominado horizonte de la injuria, que en #Luimelia se materializa en situaciones como la vivida en la primera temporada por el personaje de Amelia, que es actriz, cuando un director de casting la descarta para interpretar un papel lésbico por ser demasiado guapa, una anécdota que Diana Rojo aclara que es la experiencia real de una persona de su entorno. Fuera del plano ficticio, ese horizonte se traduce en cifras claras: en España, sólo un 28% de las personas LGTBI salen del armario en el trabajo por miedo a represalias, según un estudio elaborado en conjunto entre los gobiernos de España y Portugal.

Nuevos formatos y ficción transmedia

En su segunda temporada, la serie arriesga y apuesta por sumergirse en nuevos formatos: en el primer capítulo, con claras referencias a Alta fidelidad (2000), los personajes rompen la cuarta pared para contar al espectador cómo las protagonistas reconstruyen su relación tras su ruptura en la primera temporad. El tercer episodio es un falso documental donde se parodia y se rinde tributo a Amar es para siempre. Y el quinto y penúltimo episodio son 12 minutos en blanco y negro que homenajean a obras cumbre del cine como Annie Hall (1977) y Manhattan (1979). En este penúltimo capítulo, titulado Madrid, el Marshall McLuhan de Annie Hall se ve sustituido por Clara Campoamor, que imparte una clase exprés de feminismo al insufrible y neomachista (o machista a secas) director de casting de la primera temporada de la serie.

"Quizá esta serie no era la que hubieran querido los fans", reconoce Santaolalla, "porque no es una serie al uso. En cierta manera teníamos que no jugar sobre seguro, porque el propio spin-off en sí es una apuesta de no jugar sobre seguro". #Luimelia, que juega con guiños y referencias a su serie matriz y al conjunto de fans, recurre con frecuencia al metalenguaje y establece diferentes pactos de lectura en función de si el espectador conoce Amar es para siempre o llega de nuevas, pero no excluye a ningún tipo de público ni renuncia a alcanzar una audiencia distinta a la que ya tiene consolidada. "Una persona que no ha visto Amar es para siempre puede disfrutar perfectamente del spin-off, porque no deja de ser una historia de dos chicas que se conocen en el año 2020 y que empiezan una relación, con temas muy universales que tocan a cualquier pareja", apunta Rojo.

La ficción, además, busca conseguir una experiencia total para el espectador —que adopta un rol activo— a través de un relato transmedia, donde la historia se despliega mediante múltiples medios y plataformas. Así, los personajes principales cuentan con perfiles en redes sociales en los que, a lo largo de la semana, entre episodio y episodio, comparten aspectos de su vida e interactúan con el público, adquiriendo una dimensión casi real.

"El concepto principal es realidad y cercanía, no sólo lanzar contenido. No es que sea una serie que tenga un transmedia, sino que la serie en su conjunto es transmedia. Todo va absolutamente conectado y la gracia es seguirlo todo", explica Anto Garzía, jefe de redes sociales en Atresmedia. Esta estrategia no es nueva en las ficciones del grupo propiedad de Planeta, que ya había creado cuentas en redes sociales para personajes de series como Vis a vis o La casa de papel. Sin embargo, con #Luimelia, apuntan, se ha dado un paso más allá, hasta el punto de crear ex profeso videoclips y documentales que integran y completan el proyecto. "Es un universo muy real que traspasa la frontera de lo que es la propia trama. Ocurren cosas inesperadas y que no estaban preparadas, como que, de repente, Amelia menciona a Chenoa en Twitter y la propia Chenoa le da retweet", señala Garzía.

Una tercera temporada abierta al futuro

Por el momento, #Luimelia seguirá sin dejar a la ficción nacional huérfana de lesbianas. Al menos, hasta 2021, cuando se prevé que se estrene su tercera temporada, que Rojo considera que tiene "mucha ternura". Si la primera temporada mostró la relación de las protagonistas desde su nacimiento hasta una reconciliación y la segunda ha apostado por ampliar su microcosmos incluyendo más personajes, la tercera seguirá profundizando en los personajes secundarios. "En la tercera nosotras somos menos protagonistas, son historias paralelas e historias de otras personas que nos modifican, que nos hacen reflexionar sobre hacia dónde quiere ir la relación", desvela Paula Usero. El creador y director matiza las palabras de la actriz valenciana: "Las chicas son el eje central, pero los personajes que están alrededor van a ser muy importantes. Y por eso la tercera temporada va a presentar a otra gente con la que queremos contar en un futuro, pero en ningún caso creo que ellas queden de lado".

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Algunos de los reclamos del público pasan por pedir temporadas con capítulos más largos que permitan un desarrollo más amplio de los personajes, pero el formato de temporadas cortas —cada una consta de seis capítulos de entre ocho y diez minutos de duración—, favorece un tono fresco y dinámico con el que el equipo se siente cómodo. Y Santaolalla es claro al respecto: "Esta serie ha salido adelante porque los capítulos son cortos, hemos podido hacer lo que hemos querido por eso. Una cuarta temporada sólo puede hacerse en esas condiciones, en las que Diana y yo sintamos que se puede controlar el proyecto".

La continuidad de #Luimelia más allá de su tercera entrega depende más de los números y de la decisión que decida tomar la cadena que de cuestiones narrativas. Sus creadores aseguran que los personajes tienen todavía un largo recorrido: "Quedan muchas cosas que contar", afirman ambos. "Yo tengo la intuición de que esto va a continuar. No tuve en ningún momento la sensación de que nunca más voy a encarnar a Amelia", añade Rovira, que cree que la historia a la que ha dado voz en diferentes líneas temporales no termina aquí.

Al margen de lo que el futuro les depare, los personajes y su historia de amor ya tienen un hueco en el imaginario colectivo lésbico a la altura de auténticos iconos como Maca y Esther. Luisita y Amelia se colaron todas las tardes durante dos años en las casas de miles de españoles. Tras la marcha de los personajes de su serie madre, el spin-off se erige como el espacio donde puedan seguir creciendo y donde sí pueden ir por la calle cogidas de la mano, haciendo frente a los retos que el 2020 plantea a dos mujeres jóvenes en busca de su lugar en el mundo.

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