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Ojos que sí quieren ver: World Press Photo 2023, la exposición en la que Viktor Orbán no quiere que entres

Intitulado. (Un iraní mujer se sienta en una silla en en Teherán, desafiando la obligatoria ley de llevar hiyab).

Sofía Henales

Una imagen vale más que mil palabras. Y si se trata de imágenes que abordan temas como el cambio climático o las guerras, más aún. El fotoperiodismo nos explica muchas cosas sin necesidad de hablar y nos ayuda a comprender el mundo. Por esta razón nació World Press Photo, una plataforma global fundada por un grupo de fotógrafos holandeses que está celebrando su edición número 66. El objetivo, dice la directora ejecutiva de la fundación, Joumana El Zein Khoury, es “que se cree una oportunidad de justicia y un futuro mejor”. Para ello, las 130 imágenes de este año recogen “los principales problemas” sociales y económicos de nuestro tiempo, haciendo especial hincapié en los conflictos armados y en las consecuencias de la emergencia climática.

La muestra de 2023 acaba de aterrizar en Madrid, donde podrá verse hasta el próximo 21 de diciembre en el Espacio Larra (calle de Larra, 14, 28004 Madrid). La capital pondrá el broche final a una exposición que ya han visto miles de personas. Será el último destino de un viaje por 30 países y 70 ciudades, entre ellas, Ámsterdam, Roma, Berlín, Singapur, Yakarta, Sídney, Toronto y Barcelona. Sin embargo, la escasa libertad de prensa vigente en algunas naciones impide que el certamen llegue a todos los públicos. Es lo que ha pasado en Budapest. El gobierno ultraderechista de Viktor Orbán ha prohibido que los menores de 18 años accedan a la exhibición porque algunas incluyen contenido LGTBI+. En definitiva, es la pescadilla que se muerde la cola: los países con miras hacia el progreso son conscientes de la importancia de poner cara a las realidades que oímos a diario, pero son los estados menos avanzados quienes más trabas imponen al cambio.

Esta edición cuenta con trabajos de 30 fotógrafos y fotógrafas de todo el globo, aunque a los World Press Photo 2023 se presentaron un total de 3.752 candidatos procedentes de 127 países distintos, y hubo más de 60.000 imágenes. Entre los ganadores se encuentran dos españoles, Emilio Morenatti, cuya foto de un civil en la guerra de Ucrania ha obtenido una mención de honor; y César Dezfuli, con una serie sobre la migración en el Mediterráneo.

Dezfuli explica a infoLibre que lleva “siete años en este proyecto y ocho trabajando en temas migratorios” y, en su opinión, se debe “contar la migración desde una perspectiva más humana, no sólo mostrando un cuerpo en el mar”. Como fotógrafo, dice, es necesario reflejar “la diversidad de la sociedad” y exponer también “historias positivas”. A su juicio, “cuando pensamos en migración, pensamos en frontera”, aunque si echamos un vistazo a nuestro alrededor, “hay más escenas de migrantes en la vida cotidiana”. Por ello, concluye, hay que “visibilizar esas historias con las que convivimos” sin caer en el dramatismo, pues “hay puntos intermedios que deben ser escuchados para que entendamos la migración desde otros lugares”.

Con el objetivo de que haya un equilibrio geográfico en esta muestra, la fundación ha dividido las obras en seis categorías regionales: África, Asia, Europa, América del Norte y Central, América del Sur y el sur de Asia, y Oceanía. Además, las instantáneas se han separado en cuatro bloques según su forma: fotografías individuales, series, proyectos a largo plazo y formato abierto. Por ejemplo, el cambio climático se observa en la degradación de los oasis en Marruecos y en las complicaciones de gestión del agua en Asia Central tras la caída de la URSS. Los conflictos armados están presentes en imágenes del enfrentamiento palestino-israelí o de la guerra de Ucrania. De hecho, la foto del año ha sido para Evgeniy Maloletka, por una instantánea del asedio a Mariupol.

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Como parte de las actividades paralelas a la exposición, el pasado 20 de noviembre se celebró una mesa redonda titulada Ojos que no quieren ver. En el acto participó el fotógrafo César Dezfuli, así como el director de cooperación internacional de Save the Children España, Vicente Raimundo, y la periodista de El País especializada en migraciones, María Martín. El acto incidió en cómo afectan estas crisis a los niños, los más damnificados por las guerras y los desastres. Se calcula que 44 millones están en situación de hambre severa. Asimismo, suponen el 44% de los refugiados. Los motivos de este panorama son diversos, pero principalmente dos: una paupérrima educación de los padres y por una sobrerrepresentación de madres solteras, según los datos de la citada ONG. Y todas estas cifras son peores en el caso de las niñas.

La sociedad se está transformando a un ritmo vertiginoso, también la figura del fotógrafo. En la era de los móviles, las cámaras han quedado relegadas a un segundo plano y la inversión en equipos humanos de calidad es cada vez menor. César Dezfuli trabaja con varios medios de comunicación extranjeros con los que tiene "una relación laboral estable", aunque reconoce que no todos sus compañeros cuentan con la misma suerte. "En España la situación está bastante complicada porque los medios no producen sus propias historias a nivel fotográfico", denuncia.

Desde el siglo pasado nunca habíamos tenido tantos conflictos abiertos, y eso implica movimientos de personas que huyen de los horrores de sus países en búsqueda de una oportunidad. Pero nuestra concepción del inmigrante es diferente dependiendo de su procedencia, afirma Vicente Raimundo: "Tenemos distintos estándares morales. Hay mayor aceptación y están mejor vistos los niños ucranianos que los marroquíes. Se debería tratar igual a un niño blanco de ojos azules que a uno africano". Tal y como dice María Martín, "vemos a los migrantes como figuras negras con una manta roja", cuando deberíamos verlos como personas de igual a igual, personas forzadas a abandonar sus hogares porque los de arriba no les dejan otra alternativa.

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