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Derechos humanos

Un banco marroquí despide a dos de sus empleados en Madrid por manifestarse en apoyo al Rif frente a Asuntos Exteriores

Hanane Bijbij y su jefe, Jauad Ballahsan, director de la sucursal del marroquí Chaabi Bank en Madrid, acudieron el pasado 2 de junio a una manifestación convocada por la Comisión del Movimiento Rifeño frente a la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores. Ambos nacieron en Alhucemas, en la región que lleva ocho meses reclamando en la calle mejoras económicas y sociales y protestando por la represión con que el Gobierno marroquí responde a sus reivindicaciones. Esa misma noche, un periódico digital marroquí, Hibapress, publicó una noticia sobre la manifestación con una foto en la que se señalaba con dos círculos azules los rostros de Hanane y y Jauad, se citaban las iniciales de sus nombres y, tras tacharles de “traidores”, se pedía su despido. Dos días más tarde, Hanane fue despedida y Jauad, destituido.

Ella ha demandado al banco marroquí en el juzgado de lo Social y él, que acumula 29 años de antigüedad en la entidad y es delegado de CCOO, espera a que se aclare su situación laboral: ha sido destituido pero no despedido. Hanane, encargada de las cuentas y transferencias de la oficina del Chaabi Bank desde hace un año y cuatro meses, asegura en su demanda que el despido obedece a la voluntad de la entidad financiera de “discriminarla” y “castigarla por ejercer sus derechos fundamentales”. En concreto, alega que su cese atenta con tres artículos de la Constitución: los que garantizan la libertad ideológica, el derecho a expresar y difundir pensamientos e ideas y el derecho de opinión. Y avanza que el siguiente paso es presentar un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional.

Preguntado por los despidos, el director de Desarrollo Comercial del Chaabi Bank sólo ha indicado a infoLibre que el asunto está “en los juzgados”. “Poco podemos decir”, zanjó.

Hanane sabe quién fotografió a los manifestantes con un móvil, un hombre que se presentó como “corresponsal de varios medios marroquíes”. Pero en la demanda precisa que la protesta fue “seguida por los servicios secretos marroquíes”. La noticia de Hibapress, además, editorializaba: “Todas las instituciones públicas o cuasi públicas tienen la obligación de revisar la ética y el patriotismo de sus empleados, especialmente de aquellos que están destinados en el extranjero, con el fin de evitar cualquier irregularidad”. El periódico digital citaba también al esposo de Hanane, Abdessamia El Morabit, a quien considera “uno de los principales dirigentes del movimiento rifeño en Madrid”.

El procedimiento del despido que siguió el banco marroquí, tal y como lo cuenta Hanane, tiene poco que ver con los mecanismos establecidos en las leyes españolas. “El sábado, el director de la oficina recibió la llamada del director de Desarrollo Comercial del banco en España”, relata la ya exempleada, “y le comunicó que no hacía falta que fuéramos a trabajar el lunes”. En ese momento, añade la mujer, tanto ella como su jefe pensaban más en un expediente y una sanción que en el despido. Hasta que a las nueve de la noche del domingo a Hanane la llaman la secretaria y el contable de la sucursal: “Estamos cerca de tu casa, así que nos vamos a pasar para entregarte algo”. La carta de despido, que el banco justifica en el “bajo rendimiento” de la trabajadora.

Directivos llegados desde Marruecos y Francia

Por si quedaba alguna duda sobre la relación causa-efecto entre la manifestación y el despido, el lunes Hibapress publicó una segunda información. Revelaba que varios directivos del Chaabi Bank habían viajado desde Marruecos y desde Francia para despedir a los dos rifeños de la sucursal madrileña. El banco, propiedad del Banque Central Populaire, a su vez una cooperativa de bancos regionales de carácter público, cuenta con 40 sucursales en toda Europa, de las que cuatro se encuentran en España. En la de Madrid, situada en el barrio de El Viso, junto al Consulado de Marruecos, trabajaban hasta los despidos seis personas.

Hanane Bijbij acudió al acto de conciliación previo al juicio, pero no hubo acuerdo con el banco. “No quiero dinero, sino volver a mi puesto de trabajo”, recalca a infoLibre, “porque ha sido un despido injusto y humillante”. Según la ley española, la carga de la prueba en caso de despido corresponde a la empresa. Es decir, Chaabi Bank tendrá que demostrar al juez el “bajo rendimiento” de la empleada y que la decisión no tiene nada que ver con que acudiera a una manifestación legal.

Aunque los problemas de Hanane Bijbij pueden ir más allá de los laborales. Tanto ella, que lleva 14 años en España, como su marido temen ser detenidos en cuanto pongan un pie en su país. “Nos acusan de separatistas, y no es verdad”, replica Hanane.

Por qué protesta el Rif

Las protestas comenzaron en el Rif el pasado mes de octubre, cuando Mohcin Fikri, un vendedor de pescado de 31 años, murió aplastado dentro de un camión de la basura. Protestaba junto con otras tres personas porque la policía le ha había confiscado su mercancía, pez espada. Su muerte fue la espoleta que ha vuelto a sacar a la calle la indignación en esta zona del norte marroquí, azotada por el desempleo y la pobreza. A día de hoy un total de 184 personas permanecen detenidas por participar en las protestas. Cuarenta y ocho de ellas acaban de anunciar una huelga de hambre en la cárcel de Casablanca.

No es la primera vez que estallan revueltas en el Rif, que acumula un largo historial de represión por parte de la potencia colonial española y luego por el régimen marroquí: desde la histórica sublevación de Abdelkrim y la derrota de los españoles en Annual en 1921, pasando por la rebelión de 1959, violentamente sofocada por Hassan II, e incluyendo también la primavera árabe en 2011.

Fue entonces, la noche del 20 de febrero de ese año, durante una protesta, cuando cinco jóvenes murieron carbonizados en un cajero automático del Banque Populaire –la matriz del Chaabi Bank– en circunstancias que no fueron aclaradas.

Ahora los rifeños reclaman desarrollo económico y social. Empleo, una universidad, un hospital oncológico –la zona tiene incidencia de cáncer insualmente elevada, que se asocia al uso de gas mostaza por el Ejército español en los años 20– y el fin de la desmilitarización de la zona, resultado de la represión de 1959.

Pero también piden respeto a los derechos humanos, cuya violación denuncian los activistas. Hablan de asaltos nocturnos a viviendas, detenidos torturados en las comisarías detenidos torturados en las comisarías y arrestos masivos. Pese a que el rey Mohamed VI ha anunciado proyectos de infraestructuras turísticas y sociales para la región, para acabar con el descontento, las vías de progreso en el Rif siguen dependiendo de la emigración a Europa y el cultivo del hachís.

“Ojalá”, expone Hanane, “consiga en España, un país democrático con separación de poderes, la justicia que no tenemos en Marruecos”.

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