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La factoría de baterías de Zaragoza, un respiro para una industria del automóvil gripada por el coche eléctrico

Trabajadoras de la fábrica automovilística de Stellantis en Figueruelas, Zaragoza.

Son buenos tiempos para la fabricación de coches en Figueruelas (Zaragoza), pero no para la industria europea y española del automóvil. La buena noticia es que Stellantis −uno de los mayores fabricantes de coches del mundo− se ha asociado con el grupo chino CATL para crear en la localidad aragonesa una factoría de baterías con una inversión de 4.100 millones de euros. La mala es que Alemania, el fabricante de coches por excelencia y principal destino de exportación de vehículos desde España, vive momentos bajos, y países como China, India o Estados Unidos acaparan las ventas y el desarrollo de tecnología.

"Se acerca el invierno para el sector europeo del automóvil y la reestructuración será un tema clave en 2025", reza un informe emitido por el Bank of América Intitute. Y aquí, reestructurar significa culminar la transición hacia el coche eléctrico. "Para seguir atrayendo inversión hay que mandar un mensaje claro de que España circula sobre ruedas eléctricas" señala Félix García, de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC).

Pero la transición se está haciendo despacio. No se venden tantos coches eléctricos y los fabricantes europeos piden más ayudas para cumplir con las exigencias de reducción de emisiones. "Necesitamos apoyo público para poner en marcha políticas que impulsen la demanda y aseguren la posición de liderazgo de esta industria estratégica para Europa", apuntan desde la Asociación Española de Proveedores de Automoción. Esto se traduce en más puntos de recarga o más ayudas a la compra.

Las cifras no son buenas

Entre 2021 y 2023 la producción del país germano cayó un 12%, según datos de la Organización Internacional de Fabricantes de Vehículos de Motor (OICA, por sus siglas en inglés). Además, algunas de sus marcas icónicas, como Volkswagen, ya han anunciado que les “sobran” fábricas y trabajadores. Pese a todo, sigue siendo el país que más vehículos produce en el continente (4,1 millones en 2023), seguida de lejos por España con 2,4 millones.

La explicación para las fiebres que aquejan a la industria se encuentra en un mercado global interconectado. "La competencia tanto desde China, con una fuerte apuesta por la cadena de valor del coche eléctrico, como de EE UU con políticas proteccionistas y arancelarias, están aumentando la exigencia", explica García. A esto se añade que los consumidores no terminan de decidirse por la compra de coche eléctrico y la demanda es floja. "Los datos de ventas de electrificados no acaban de despegar y la cuota de mercado y producción es muy pequeña", apunta Raúl Villar, responsable de bienes intermedios de industria de Comisiones Obreras (CC OO), quien lamenta que eso repercutirá en el empleo.

En España hay 17 plantas de fabricación de vehículos que pertenecen a nueve grupos multinacionales y más de mil empresas que se dedican a producir componentes. Es el tercer sector más importante de la industria manufacturera, pero al repasar el comportamiento en los últimos años, la evolución ha sido irregular.

Desde la pandemia, la producción nacional se ha reducido en torno a un 15%, pasando de los 2,82 millones de unidades en 2019 hasta las 2,4 con las que ANFAC prevé cerrar el año. "Somos un referente en el motor de combustión y tenemos una oportunidad para atraer y consolidar la nueva cadena de valor del vehículo eléctrico", apunta García.

La situación es crítica y cualquier avance supone un balón de aire. Tras cerrarse los acuerdos para que la factoría de baterías de Zaragoza echase a andar, desde el Ministerio de Industria calificaron la noticia de “fabulosa” y hasta el presidente del Gobierno compartió el acontecimiento en sus redes sociales. Desde el ayuntamiento de Figueruelas, con algo más de 1.200 habitantes, esperan que los 4.000 empleos directos que han anunciado repercutan en toda la comunidad.

Incertidumbre en el empleo

"Aquí llegó la primera empresa hace 40 años y cambió toda la provincia, se construyeron carreteras y llegaron mas servicios", señalan desde la localidad aragonesa. Esta vez no esperan tantos cambios, pero sí que refuercen un empleo que había empezado a reducirse. "Antes, la factoría actual tenía más trabajadores, pero se han ido modernizando", concluye.

El peso del sector automovilístico sobre el empleo alcanza el 9% de la población activa, según datos de ANFAC. "Hay que estar alerta con todo lo que está pasando. El empleo en España no se está resintiendo mucho porque aún se trabaja en motores de combustión y hay mecanismos como los ERTE", explica Villar. Pero hay una gran incertidumbre sobre como se culminará la transición de la industria hacia el eléctrico. "En algunas empresas estamos negociando expedientes temporales de regulación de empleo hasta finales de 2025 porque las factorías están en proceso de readaptar las líneas al eléctrico", concluye el representante de CCOO.

Oportunidades a medio plazo

Aunque el enfoque macroeconómico tenga muchos nubarrones en el horizonte, no todo son malas noticias. "Nuestro país podría convertirse en un actor clave en la producción de baterías", explica Sergio Díaz, economista del departamento de investigación de CaixaBank. "La inversión de Stellantis y CATL podría colocar a España como un actor clave en la producción mundial de baterías y eso atraería a su vez más inversiones", añade.

Así, un movimiento en la pequeña localidad de Figueruelas podría suponer un empujón en la competitividad del sector europeo a partir de 2026. "Esta planta reduciría la dependencia de España (y de Europa) de las materias primas y componentes procedentes de otras regiones, principalmente de China", concluye el economista.

Pero los tiempos de la macroeconomía son largos y a corto plazo solo queda remar en la buena dirección. "España es un país atractivo para la inversión. Siempre hemos demostrado tener una industria puntera, con costes de producción y salariales competitivos y una buena capacidad de diálogo con los agentes sindicales", concluye Félix García. Para él, en el camino a la solución serán claves las ayudas públicas anunciadas por el Gobierno a través de los PERTE y las inversiones. A esto, añade el representante de CC OO, se suma la nueva ley de industria que actualiza la anterior después de tres décadas y que planteará soluciones para los retos que vienen.

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