Librepensadores
De chapuzas y parches
Se nos da bien poner parches y hacer chapuzas; improvisar arreglos inmediatos, más o menos ingeniosos, que nos permitan salir del paso trampeando los problemas; inventar remedios provisionales con el secreto deseo que sirvan para siempre. Y da igual de qué y de quién se trate, porque todos chapoteamos en ese mismo charco. Chapuza nueva sobre vieja chapuza van quedando restos oxidados: cicatrices retorcidas alrededor del mismo problema nunca resuelto. Quizá por ello nunca ha habido una idea de país común a todos y querida por todos, y el recurso preferido ha sido la imposición de unos y la exclusión de otros.
La Constitución del 78 intentó construir un proyecto común, pero se hizo como se hizo: en libertad vigilada, con el miedo en el cuerpo y los oídos atentos al ruido de sables de la dictadura aún activa. Se resolvió apelando al consenso y renunciando todos a lo que los otros no estaban dispuestos a aceptar: un juego hábil de equilibrios, cesiones y vetos, pero un parche para salir del paso.
Porque el paso no era realmente construir país, sino olvidar el pasado para salir de puntillas de la dictadura y entrar de puntillas en un sistema parlamentario democrático sin mirar atrás y sin deshacer del todo el impertinente nudo con el que el dictador dijo dejar todo atado y bien atado. Por eso quedaron restos pringosos de aquella dictadura gris enquistados en los entresijos de nuestra cultura judicial y política.
Se nos da bien hacer chapuzas, pero no hacer país. Para salir del paso de la chapuza del procés –que violentó leyes y reglamentos; que proclamó sin proclamar–, el Gobierno recurrió a los tribunales y convocó elecciones amparado por el parche ad hoc del 155 de la Constitución Española. Y para salir del paso de su irregular y elegido refugio belga, Puigdemont se dispone ahora a poner su propio parche presentándose groseramente como el president legítimo, heredero de unas virtuales esencias republicanas catalanas, dispuesto a convertir la Generalitat en un vídeo-chat gobernando a golpe de ratón. ____________
Jesús Pichel Martín es socio de infoLibre