Urge volver a València Pilar Portero
6,26% o las mentiras sobre el 'efecto llamada'
Escribió José Saramago: “Si tú no emigraste, emigró tu padre, y si tu padre no necesitó mudar de sitio fue porque tu abuelo, antes que él, no tuvo otro remedio que irse, cargando la vida sobre las espaldas, en busca del pan que su tierra le negaba”. Ya sé que es bobada explicar el fenómeno de las migraciones como puro y fundamental derecho humano, el que consiste en huir del hambre, de la guerra, de la desertización o simplemente en buscar una vida mejor para uno mismo o su familia. Cabe a estas alturas preguntarse: ¿estos señoros de Vox, o sus parientes heridos del PP, se creen pura sangre? ¿En serio suponen que ninguno de sus ancestros lleva genes judíos o árabes? Para su información, les comunico que según un estudio genético elaborado por científicos de la Universidad de Leicester y la Pompeu Fabra, uno de cada tres españoles tiene marcadores genéticos de Oriente Medio o del Magreb (ver aquí).
Podríamos aceptar esta realidad científica e histórica sin mayor problema, pero hay quienes prefieren negarla, distorsionarla o despreciarla, todo sea por apropiarse de una identidad excluyente y además racista con fines descaradamente electoralistas. No les basta con presumir de ser los "más y únicos y mucho españoles" (con permiso de Rajoy), sino que se esfuerzan en distinguir la inmigración blanca, rubia, pelirroja o simplemente europea de toda tez morena que huela a pobreza.
No se me ocurre otra explicación al observar los datos oficiales contrastados y el discurso que ha ido calando en un porcentaje importante de la ciudadanía andaluza. Sólo un 6,26% de la población de esta comunidad ha inmigrado desde fuera de la Unión Europea, lo que supone dos puntos menos que en el conjunto de España. Sin embargo, el PP, empujado por el discurso xenófobo y nacionalpopulista de Vox, ha asumido una supuesta realidad paralela (a la estela de Trump) en la que se diría que estamos "invadidos" por millones de inmigrantes dispuestos a "robarnos" el trabajo y a "disfrutar" de las ventajas de nuestro (supuestamente sólido) Estado del bienestar.
Esto es simple y llanamente falso. Mienten Olona y Abascal y se pone hipócritamente de perfil Juanma Moreno. Los tres saben que la inmigración no sólo no es un problema en Andalucía, sino que, desde 2018 a 2021, la que ha arribado a las costas andaluzas se ha reducido en un 76%, por muy variados factores que poco o nada tienen que ver con las políticas del gobierno andaluz sobre tan trascendente asunto, entre otras razones porque la gestión de la inmigración es competencia del Gobierno central (ver aquí).
Aspirar a que las derechas asuman el respeto al otro sea del color, nacionalidad o religión que sea es probablemente mucho pedir a estas alturas de este incierto y acelerado siglo. Pero quienes tienen aún el poder de vigilar a quienes manejan el poder real conviene que no se dejen engañar: los mismos que consideran insostenibles las pensiones públicas se esfuerzan en cerrar las puertas de entrada a quienes necesitamos urgentemente para sostener ese mismo sistema. Y si además leyeran a Saramago, quizás supieran que permitir centenares de muertes cada año en ese mar que separa la pobreza del presunto bienestar es simplemente un crimen de lesa humanidad. Lástima que no atiendan al más urgente 'efecto llamada'.
(Mañana analizaremos los números sobre políticas demográficas, lo urbano y lo rural. Aquí puedes leer las entregas anteriores).
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