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Fuenlabrada: un modelo de políticas públicas

Manuel de la Rocha | José Quintana | Manuel Robles | Javier Ayala

Como en tantas ocasiones durante estos últimos cuarenta años, la madrileña ciudad de Fuenlabrada ha saltado a los medios de comunicación por la abultada victoria de su candidatura socialista, el 55,8%, en esta ocasión con Javier Ayala a la cabeza.

Son cuarenta años de confianza de vecinos y vecinas hacia unas siglas detrás de las cuales hay personas y equipos que trabajan a pie de tajo, conociendo y resolviendo problemas en lugar de provocarlos. Fuenlabrada y los gobiernos municipales son la misma cosa, con un Ayuntamiento que tuvo la osadía, desde 1979, de promover redes asociativas de apoyo y crítica en las que los propios socialistas estaban y están insertos, redes no virtuales, ni clientelares, sino de participación cívica.

Las primeras elecciones municipales democráticas desde la República española llegaron a nuestro país después de las elecciones generales y una vez aprobada la Constitución, con lo que se daba la paradoja de que el poder local seguía en manos de regidores franquistas. En nuestra ciudad, padecimos la mano de hierro institucional tardofranquista hasta que se constituyó el primer ayuntamiento democrático.

El primer candidato socialista a la Alcaldía venía de Madrid. Era un jovencísimo abogado laboralista, apenas conocido en la naciente Agrupación Socialista de Fuenlabrada y en la ciudad. Se trataba de Manuel de la Rocha, a quien, no vamos a negarlo, se le miraba con cierto reparo en un principio, pero poco a poco no sólo no defraudó, si no que puso a todos las pilas. Era tan capaz de subirse a una silla a dar un mitin y convencer en los bares bajo el eslogan "Cambia Fuenlabrada con los socialistas", como de enfrentarse a especuladores parando obras ilegales, que eran muchas. También es cierto que desde el socialismo madrileño le miraban por el rabillo del ojo porque era un tipo del ala izquierda del PSOE. También por ello conectó muy bien con el socialismo de nuestra ciudad, que necesitaba cambios radicales.

En aquellas elecciones municipales, paradójicamente, el resultado del PSOE con ocho concejales no fue tan espectacular como en ciudades limítrofes, lo que obligó a algo que a largo plazo fue positivo, ya que sirvió para a asentar la "confluencia" con otras fuerzas de izquierdas y el diálogo con el resto. Aunque actualmente se hable de bipartidismo, tras las primeras elecciones municipales, en Fuenlabrada hubo 21 concejales repartidos en cinco candidaturas y el Gobierno se conformó con el PSOE, cuatro concejales del PCE y un representante del PTE. Las izquierdas hicimos causa común, no casa común, y bajo la experiencia del PSOE abanderamos un cambio profundo.

Profesionalidad, activismo, gestión y participación se aunaban para que hoy Fuenlabrada sea paradigma y ejemplo a seguir en localidades de España, pero también más allá de nuestras fronteras.

Fueron aquellos tiempos muy complicados, herederos directos de la historia contemporánea más dura de nuestro país. Fuenlabrada era una de tantas "ciudades dormitorio” del sur de la región. Una ciudad en blanco y negro, capaz de quedarse aislada entre barrizales tras una tormenta, capital franquista de la especulación inmobiliaria y estafas a esas personas que, procedentes de otras regiones de España, buscaban un lugar relativamente cercano a Madrid, a la fábrica o a un centro de trabajo para ganarse la vida.

En aquella primera legislatura con Manuel de la Rocha, se sentaron unos sólidos cimientos convirtiendo una "ciudad para dormir" en una ciudad para vivir. Cimientos que han arraigado y se han profundizado y ampliado bajo los alcaldes siguientes José Quintana, Manuel Robles y ahora Javier Ayala.

Las primeras medidas y urgencias adoptadas en 1979 (cuando los alcaldes no tenían un salario) pueden parecer aún hoy vanguardistas: se creó la primera casa municipal de la mujer de España, se acometió un Plan General de Ordenación Urbana profundamente transformador que contó con la participación de grandes urbanistas y se puso un acento muy especial en la educación, alentando la educación pública y creando las primeras escuelas infantiles, aunque las competencias municipales no llegaran tan lejos.

Además, en Fuenlabrada se instauró que la democracia es algo más que votar cada cuatro años y se alentaron las asociaciones de todo tipo, con las vecinales a la cabeza, con las que día a día los sucesivos alcaldes y concejales hemos ido construyendo la ciudad. Y así, con orden, estructuras y método se han venido abordando presupuestos participativos, nada individualistas, nada personalistas: sociales, con raíz socialista.

Estos pilares: feminismo, urbanismo, educación, participación sembraron un modelo de ciudad sin castas políticas, con un Ayuntamiento no pasivo sino intervencionista, fomentador de políticas públicas, en permanente estado de cambio y que ha logrado una igualdad y un equilibrio territorial que nada tiene que ver con el alentado por los gobiernos de las derechas desde la Comunidad de Madrid o en aquellos municipios tradicionalmente de derechas. Fuenlabrada es hoy una ciudad plural, social y culturalmente abierta y diversa, una ciudad joven y para los jóvenes, tolerante y participativa.

El legado que desde el primer Ayuntamiento democrático hemos seguido inculcado a quienes tienen vocación política, no es tanto el hecho vanidoso tener una calle o plaza a su nombre, sino enseñarnos a vivir en el presente mirando la experiencia que da el retrovisor de la historia para poder trabajar, mirar hacia adelante y proyectar el futuro.

En Fuenlabrada arrasa el PSOE en las elecciones municipales gracias también a ciertas dosis de heterodoxia de sus responsables políticos, que no han abandonado luchas en beneficio de la ciudad, de toda la ciudad, gobierne quien gobierne en la Puerta del Sol o en la Moncloa.

Desde conseguir que el agua llegara a las casas, hasta lograr el Premio Nacional de Urbanismo; desde que los niños y niñas no tuvieran donde aprender a leer hasta las "universiayudas" para que todo el mundo pueda llegar a la Universidad; desde aquellos equipillos deportivos hasta ser la ciudad europea del deporte 2019, con un club de baloncesto en la ACB, de bajo presupuesto pero que nos da grandes alegrías y genera identidad de un pueblo que surgió del desarraigo. Además, en estos días vivimos la alegría de tener un equipo de fútbol recién ascendido a la Segunda División nacional.

A principios de los años sesenta, nuestra ciudad no alcanzaba los tres mil habitantes y en la actualidad ronda los doscientos mil. Los socialistas fuenlabreños hemos sido capaces, somos capaces, de organizar el caos y promover el bienestar con trabajo, con experiencia, con método. Nuestra ciudad es icono de los Ayuntamientos socialistas y ejemplo internacional como un lugar para vivir. ¿Por qué ganan Javier Ayala y el PSOE, las elecciones tan holgadamente? Esa es la respuesta.

                                                                                                                                                                                                                                                          * Manuel de la Rocha, José Quintana, Manuel Robles y Javier Ayala son alcaldes socialistas de Fuenlabrada.

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