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¿Habrá un día un Estado Palestino?

Nicole Muchnik

Si hay algo insoportable y odioso en la larga historia del conflicto israelí-palestino, por encima de los desastres y las crueldades desigualmente repartidos entre los dos protagonistas, es la mentira, el engaño y el tupido velo que esconden al mundo entero las reales razones del problema. ¿Será por motivos religiosos que los israelíes ocuparon la antigua Judea después del Holocausto o más bien huyendo del antisemitismo todavía vivo? ¿Es todavía el impulso mesiánico  el que impide encontrar una solución política justa y ética a la reivindicación palestina de un Estado con todas las letras o la lógica imperialista e invasora del Estado de Israel en contra de todas las leyes internacionales?

Palestina, nombre derivado del griego ya mencionado como tal por Herodoto (425 a.C.), ocupaba entonces un territorio situado entre el Mediterráneo, el desierto al Este del Jordán y el Sinaí. Esta descripción corresponde casi exactamente al territorio bajo mandato británico de 1923 a 1948, o sea 26.625 km con 1.764.420 habitantes.

Esta misma tierra, llamada Israel en 1948, es ocupada por los refugiados de la guerra y los supervivientes de los campos de exterminio. Pero es con la ocupación de los barrios viejos de Jerusalén que la naturaleza religiosa y mesiánica del proyecto se revela. Los primeros colonos se lanzaron a la conquista de Hebrón –donde está la tumba de Los Patriarcas–, y de la Judea Samaria, hoy Cisjordania, provocando una de las mayores migraciones forzadas del Oriente Medio sin que ninguna instancia internacional condenara el movimiento naciente. Según las Naciones Unidas, 726.000 personas se desplazaron, de las cuales un tercio se expatriaron y el resto se dividió entre Gaza (365km) y Cisjordania (5.655 km). Unos 100.000 palestinos quedaron en Israel.

En 1977, el primer ministro Yitzhak Rabin habló de “cáncer” refiriéndose a los 20.000 colonos ya instalados. En 1995 eran 140.000 y hoy son 380.000 sin contar los de Jerusalén, o sea, como un total de 570.000. Rabin pago su opinión liberal y su política de apertura con su asesinato de la mano de un extremista nacionalista israelí.

¿De que hablamos hoy cuando hablamos de Estado Palestino o de territorios palestinos? Hablamos de un territorio ocupado, perforado como un gruyère por más de 120 asentamientos ilegales o colonias, más las carreteras y vías rápidas que atraviesan tierras de cultivo palestinas para el tránsito cómodo de los colonos de una colonia a otra o entre ciudades. Viven en Cisjordania y en Gaza más de un millón de israelíes.

Desde el primer día, la presencia de judíos extremistas norteamericanos se hizo notar. Hoy, con un 15% de los colonos de origen de los Estados Unidos, no es desdeñable. Se les imputan varios atentados antipalestinos. Crearon la organización terrorista Jewish Underground, de unos 60.000 miembros. Para ellos, “Israel, que tiene muchos electores en New York o en New Jersey; ya no es un problema de política internacional sino un problema de política interna”. De hecho, en la larga historia del conflicto entre los dos pueblos, los Estados Unidos han sido siempre el protector de Israel y aparentemente no quieren perder su papel de negociadores privilegiados a pesar de los múltiples fracasos de las sucesivas negociaciones hasta la de John Kerry en 2014.

Ahí esta también todo el peso de los judíos extremistas o jaredíes, o sea todos los judíos que viven en cumplimiento estricto de todas las letras del Talmud y al margen de la sociedad en casi todos los campos, educación, alimentación, horarios, vida social. Prohibiciones varias y extensas. Y gozan de múltiples privilegios. Están hasta ahora exentos de servicio militar. Con una tasa de natalidad del 6% anual comparada al 1,8% del resto de la población, se prevé un crecimiento de entre 2 y 5 millones comparados con los 6 a 9 millones del resto de los israelíes, lo que se considera el principal peligro para la democracia del país.

El 7 de julio de 2016, después de un estudio detallado del estado del conflicto y de las responsabilidades de los unos y de los otros, el llamado Quartet para el Oriente Próximo (USA, EU, ONU, Rusia) se pronunció claramente a favor de negociaciones bilaterales “sin intermediario”. Sin ocultar su preocupación por el terrorismo palestino señalan, entre otros graves incidentes: “Los líderes palestinos no condenan de manera clara los ataques. Y calles, plazas y escuelas reciben el nombre de palestinos que cometen actos terroristas”.

Sin embargo, desde los Acuerdos de Oslo y la muerte de Isaac Rabin, no se percibe ninguna voluntad negociadora creíble de parte de los gobiernos israelíes, y menos de parte del actual primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu. Así, a pesar de su aparente empeño en 2009 en favor de la creación de un Estado Palestino y después de múltiples violaciones de los acuerdos internacionales, el 27 de julio de 2016, apenas publicadas la conclusiones del Quartet, el Gobierno de Netanyahu anunció la construcción de 770 alojamientos para colonos en Jerusalén Este. “Se siguen destruyendo más casas y edificios palestinos en Cisjordania dejando decenas de palestinos sin techo, niños incluidos”, declaró John Kerry, “…última etapa hasta la fecha de lo que parece un proceso sistemático de apropiación de terrenos, expansión de las colonias y legalización de las implantaciones ilegales".

Entonces, ¿mesianismo sincero o mera invasión deliberada, ilegal y brutal de territorios ajenos causando muertes y sufrimientos innumerables en la población?

Fuerzas israelíes registran las sedes de varios medios de comunicación árabes e internacionales en Ramala

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Nicole Muchnik

es periodista, escritora y pintora

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