Plaza Pública

26M: ciudades abiertas o amuralladas

Los gobiernos locales que salgan de las elecciones del 26M deberán afrontar nuevos desafíos, además de gestionar los problemas específicos en cada localidad relacionados con la cohesión social, la convivencia y el desarrollo económico local. Han de plantearse cómo implementar medidas innovadoras para revitalizar la democracia local y de qué manera contribuir a dar respuestas desde lo local a problemas compartidos de carácter global.

No fue casual que los ayuntamientos gobernados por alcaldías progresistas afrontaran con sus escaso recursos pero de manera solidaria y con criterios de redistribución las consecuencias de la crisis económica en la población.

Por otra parte, las ciudades ya no pueden ser ajenas al reto de ayudar a humanizar una globalización que provoca el avance de las desigualdades y  la pobreza. Ellas viven las consecuencias de una revolución tecnológica que viene acompañada de la economía digital, la robótica y la comunicación a través de las redes sociales. Además, los municipios son protagonistas de la lucha contra el cambio climático, no solo por proteger el hábitat de la vida local sino también para garantizar la supervivencia del planeta.

De entrada, los gobiernos locales, como instancias más próximas a la ciudadanía, reúnen las condiciones para trabajar por la revitalización de la democracia y  superar así la desconfianza ciudadana en las instituciones por la corrupción y la ineficacia en la gestión. No olvidemos que irá creciendo la influencia de los fenómenos del populismo nacionalista y la extrema derecha. Ambos pretenden Ciudades amuralladas donde imponer sus banderas autoritarias y de involución general, lo que va unido al desprecio a los principios de la democracia y la autonomía de los ayuntamientos, al conservadurismo, el machismo y la xenofobia.

Ante este panorama, definamos con claridad el Modelo de Ciudad abierta que vamos a construir juntos. Queremos ciudades y pueblos que eduquen en valores, que prioricen la redistribución de sus recursos para hacer posible una vida digna de las personas. Solo desde el compromiso con los valores humanos se lograrán avances en la transformación de un sistema injusto para que todas las personas puedan ejercer la condición plena de ciudadanía, con sus derechos y obligaciones. Rechazamos un modelo de municipio insolidario, excluyente y concebido como espacio de negocio especulativo donde acumulen más riqueza los de siempre.

Queremos ciudades para una democracia participativa y deliberativa en la toma de decisiones, comprometidas con una democracia fuerte y transparente. Municipios, grandes y pequeños, donde se expresen una multiplicidad de actores sociales, ONG y grupos de intereses que piden la palabra a los ayuntamientos para participar en las decisiones desde un sistema de gobernanza cívica y democrática, superadora del ordeno y mando.

Ciudades de acogida que ofrezcan cohesión social y ayuda a personas vulnerables, mayores que viven en soledad, familias pobres, excluidos e inmigrantes que buscan amparo. Ciudades refugio, seguras para la gente porque luchen por la igualdad y respondan con sus medios y servicios sociales cuando exploten las crisis económicas, por ser los gobiernos de proximidad quienes afrontan las consecuencias de las políticas de recortes en derechos sociales y de precarización del empleo.

Defendemos ciudades y pueblos para convivir en paz, que promuevan el diálogo, la tolerancia y los acuerdos transversales para un mejor y más eficaz gobierno. Lo contrario a la acción de quienes alimentan el autoritarismo y las ciudades agresivas que acaban creando comunidades resentidas, fomentan el conflicto, monopolizan los espacios públicos de manera partidista y gobiernan con sectarismo político.

Ciudades que promuevan en la ciudadanía una conciencia global para lograr un cambio de hábitos y comportamientos en favor de la sostenibilidad y el cumplimiento de la agenda 2030. Que fomenten la resiliencia ante los graves problemas y desafíos que compartimos en un mundo global lleno de incertidumbres y de retos, como frenar el cambio climático, un desarrollo sostenible del planeta o la integración de las personas migrantes.

La reforma del Parlamento

Amamos las ciudades y pueblos rebeldes en favor de causas justas, organizadas en alianzas y en redes para crear una diplomacia de las ciudades, capaces de dejar oír su voz en foros internacionales. Frente a los involucionistas que pretenden cerrar las ciudades para dejar fuera a inconformistas, marginados y a personas diferentes.

Ciudades con talento, y por tanto cultas y capaces de competir. Municipios conectados al mundo universitario, cultural y empresarial, dispuestas a afrontar los retos de la revolución tecnológica, la transición energética y la generación de conocimiento. Ciudades de oportunidades para desarrollar iniciativas creativas, diversas en lo cultural, mestizas y con un comercio local identificable. Lo contrario a ciudades aburridas, sin estrategia, franquiciadas y clonadas. __________

Odón Elorza es secretario de Democracia Participativa y Transparencia de la CEF del PSOE.

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