Pablo Plaza
Doñana, patrimonio herido de la Humanidad
Doñana es un mosaico de ecosistemas que acogen una biodiversidad única en Europa. Valorada por organismos internacionales que le han otorgado una calificación especial por esa biodiversidad que alberga, sus hábitats singulares, su alto valor natural, paisajístico, de reserva de especies emblemáticas…y ha sido pasto de las llamas.
Una desgracia, hasta cierto punto previsible. Se expresaba un compañero así: “España en estos momentos es un pajar”. Ciertamente lo es, pero aún no parecemos ser del todo conscientes de que estos escenarios eran los previsibles y llevábamos tiempo advirtiendo de lo que se nos venía encima. Lo de que el cambio climático traería situaciones difíciles como esta, ya lo sabíamos, sin embargo, llevamos tanto tiempo oyéndolo y sin reaccionar, que no nos podemos sorprender de que haya ocurrido. Toda la península, y Portugal lo ha sufrido con intensidad estos días, condiciones de extrema gravedad: sequía pertinaz desde hace varios meses, temperaturas elevadas, suelos y vegetación resecos, reservas en los embalses menguadas, humedad muy baja… una chispa, un poco de viento… y la tragedia está servida. Y lo peor es que el seco y cálido verano acaba de comenzar.
Y es obligado valorar el trabajo de los profesionales que acometen la extinción de incendios forestales, su dedicación, cualificación, esfuerzo, valentía… cuando afrontan con decisión un incendio que saben alimentado por masas forestales de pinos cargados de resina, material altamente combustible, y cargados de piñas que saltan en todas direcciones.
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Porque Doñana permanece desde hace tiempo en riesgo por motivos distintos al fuego, el acoso ha sido evidente y recurrente, y las presiones han sobrevolado permanentemente tan frágil y valioso ecosistema. Pero un incendio es una eventualidad que hay que prever y atajar mucho antes de que se produzca. El mantenimiento y limpieza de montes, la vigilancia para no permitir que la sobreexplotación del acuífero y los pozos ilegales desequen humedales y zonas de marisma, etc es fundamental para minimizar las consecuencias del desastre. Porque es sabido que una vez que se desencadenan, los incendios forestales suponen un grave quebranto para los montes: ocasionan importantes pérdidas ecológicas, económicas y sociales. Otro patrimonio dañado que legar a nuestros hijos.
Hasta hace muy poco teníamos dudas sobre en qué categoría acabaríamos colocando a Doñana. Podía pasar de ser patrimonio protegido a entrar en la lista negra de patrimonio amenazado. Pero en estos momentos está ya en otra categoría distinta, la de patrimonio herido. _____________
Carmen Molina es coportavoz de Equo Andalucía