investigación infoLibre
DomusVi en España también ejecuta prácticas fiscales irregulares y presenta cuentas con pérdidas
La multinacional DomusVi aplica también en España prácticas de elusión fiscal para trasladar parte de sus beneficios a una red societaria que termina en la isla de Jersey, según desveló infoLibre esta semana. El ejemplo más claro es la firma de un préstamo de 65 millones de euros entre la matriz del grupo en España –Geriavi– y su accionista único –la sociedad francesa Homevi– a un tipo de interés del 7,7%, en septiembre de 2015, lo que supone prácticamente el doble del precio de mercado en aquel momento. La legislación española obliga a realizar este tipo de operaciones entre sociedades vinculadas al valor de mercado.
El 30 de enero de 2020, pocos días antes de que la pandemia entrase con fuerza en España, Geriavi lanzó otra importante operación de endeudamiento: 115 millones en obligaciones subordinadas. La deuda fue comprada íntegramente por Homevi. infoLibre preguntó a Geriavi cuál era el tipo de interés al que se había cerrado dicho contrato, para saber si se ajustaba a la legalidad, pero la portavoz de la compañía se negó a contestar. Ni a esa ni al resto de preguntas planteadas (puedes ver al final de esta noticia todas las cuestiones que quedaron sin respuesta).
Documento de Geriavi donde se consigna que su accionista único, Homevi, ha suscrito en enero de 2020 otros 115 millones de deuda en obligaciones subordinadas.
El uso del endeudamiento es una de las medidas más utilizadas por las multinacionales para reducir su factura fiscal y trasladar los beneficios a otra compañía del grupo que se encuentre en un territorio de baja o nula tributación. Al endeudarse mucho, una sociedad tiene que afrontar importantes gastos financieros. Y esos gastos reducen los beneficios que pueda obtener por su actividad ordinaria. Si los créditos se firman encima a un tipo de interés muy alto, como ocurre con DomusVi, los gastos financieros se multiplican. Y el beneficio fiscal, también.
infoLibre publicó este jueves las pruebas documentales que demuestran que DomusVi está utilizando dos sociedades de Luxemburgo para no pagar impuestos por las residencias que gestiona en España y Francia. Lo hace a través de operaciones de deuda con un tipo de interés desorbitado: entre el 9,2 y el 11%.
DomusVi es una multinacional que vive esencialmente del dinero público. Como informó este periódico en una anterior investigación, 82 Administraciones autonómicas, forales y locales alimentan la caja de ingresos de la multinacional. En algunos de sus geriátricos se han vivido verdaderas catástrofes durante la pandemia y, aunque se desconoce la cifra total de fallecidos por la opacidad de varios Gobiernos autonómicos y de la propia empresa, los datos que sí han trascendido son escalofriantes. Por poner un ejemplo: en sus diez centros de Cataluña fallecieron 145 personas con covid-19 o con síntomas compatibles en marzo y abril. Cifras impactantes se acumulan también en centros de Galicia o la Comunidad Valenciana.
LAS CUENTAS DE LA MATRIZ ESPAÑOLA
Geriavi se constituyó en julio de 2015, tiene su sede en Vigo y su consejera delegada es Josefina Fernández Miguélez. DomusVi cuenta en España con 138 residencias y cerca de 20.000 camas, que representan el 70% de la facturación del grupo. El resto lo aportan otros servicios, desde la atención domiciliaria de mayores a los centros de salud mental. En 2017, la división residencial del grupo facturó 355 millones de euros y en 2019 tenía previsto superar los 437 millones, un incremento del 23% en dos años. El grupo en su conjunto, que tiene también gran fortaleza en Francia, alcanzó en 2018 una cifra de negocio de 1.370 millones de euros.
En sus dos primeros años de vida, Geriavi indicó en las cuentas que presenta en el Registro Mercantil de Pontevedra el tipo de interés al que firmaba los préstamos. Por eso se puede saber que el suscrito en septiembre de 2015 lo fue al 7,7%, pues consta en la documentación presentada al año siguiente. Pero en 2017 ya empezó a ocultar ese dato y no lo ha vuelto a facilitar de los créditos suscritos a partir de esa fecha. Recurre siempre a la misma fórmula estándar: los préstamos “devengan un tipo de interés de mercado pagadero semestralmente”.
¿Cuál era ese tipo de interés en 2015, por ejemplo, cuando se firmó el crédito de 65 millones al 7,7%? La respuesta se puede encontrar incluso en las propias cuentas de Geriavi. Varias de sus filiales tenían a finales de 2015 deudas con entidades de crédito por un importe total de 55,3 millones de euros y el tipo de interés medio se situó en ese ejercicio “en el 3,92% aproximadamente”, según se indica literalmente en la memoria de la compañía. Al año siguiente ese porcentaje bajó ligeramente hasta el 3,88%.
Documento de Geriavi en el que se indica que el tipo de interés medio que pagó por deudas con entidades de crédito se situó por debajo del 4% en 2015 y 2016.
¿Por qué es importante saber si los préstamos devengan un tipo de interés de mercado? Pues para algo tan básico como saber si es legal. La Ley del Impuesto de Sociedades, en su artículo 18, establece que “las operaciones efectuadas entre personas o entidades vinculadas se valorarán por su valor de mercado. Se entenderá por valor de mercado aquel que se habría acordado por personas o entidades independientes en condiciones que respeten el principio de libre competencia”. Entre otros supuestos, se considera que dos entidades están vinculadas cuando una de ellas tiene “al menos el 25% del capital social o los fondos propios” de la otra. En el caso de Homevi y Geriavi no hay duda puesto que la primera tiene el 100% de las acciones de la segunda.
Lógicamente, el tipo de interés al que prestan dinero las entidades de crédito se puede considerar de mercado. Y si esos créditos son a la misma empresa pues más claro todavía, porque el mismo riesgo corre un banco que Homevi a la hora de dejar dinero a Geriavi. Así que la conclusión obvia es que el tipo de interés de mercado en 2015 no llegaba al 4%, incluyendo ya la legítima ganancia del prestamista, muy lejos del 7,7% al que se firmó el contrato de septiembre de 2015 entre Geriavi y Homevi por importe de 65 millones.
Desde su constitución en 2015, Geriavi ha firmado once contratos de préstamo con su accionista único, por un importe nominal de 502,9 millones. Dos de esos créditos ya están completamente devueltos. En cinco años, Geriavi ha amortizado 143 millones de principal y ha pagado otros 55,1 millones en intereses. En total, ha destinado 198 millones a cumplir con la deuda que le ha endosado Homevi. Y a 31 de diciembre de 2019 aún le quedaban 359,9 millones de principal por devolver, a lo que hay que sumar los 115 millones de la emisión de obligaciones subordinadas en enero de 2020.
En otras palabras: Geriavi se ha anotado 55,1 millones en gastos financieros con Homevi, lo que ha convertido a la empresa en deficitaria hasta el punto de que acumula pérdidas por 31,6 millones de euros, y además ha devuelto 143 millones a su accionista único. Una gigantesca transferencia de fondos que sólo es posible en un negocio que genera enormes ingresos de caja, como ocurre con las residencias.
Más allá del dinero que le facilita Homevi, Geriavi cambió a finales de 2019 su política de no endeudarse con las entidades financieras. El 27 de noviembre, firmó un préstamo con garantía hipotecaria sindicado con tres bancos (Caixabank 50%, Sabadell 35% y Abanca 15%) por valor de 100 millones de euros. Al cierre del ejercicio había utilizado 40 millones.
¿Y para qué quiere la matriz española de DomusVi tanto dinero? Esta es la explicación que ofrece la compañía que dirige Josefina Fernández Miguélez en la última memoria económica:
“Para el ejercicio 2019 la sociedad presenta resultados negativos (pérdidas) por 11.749.303 euros. El origen de estos resultados está en los costes asociados a las adquisiciones realizadas y al coste de la financiación necesaria para las mismas. La sociedad espera mejorar estos resultados en el próximo ejercicio”.
Esa última frase consta exactamente igual en las memorias de 2018 y 2017. Pero llega el siguiente ejercicio y los resultados empeoran. Algo que resulta lógico si se tiene en cuenta que es una compañía diseñada estructuralmente para perder dinero. ¿Cómo va a tener beneficios una empresa que declaró en 2019 una cifra de negocios de 17,2 millones y sólo en intereses a su accionista único tuvo que pagar 19,8 millones? Es decir, sólo en intereses por los préstamos de Homevi ya abonó más que todo lo que ingresó por su actividad ordinaria.
En cuanto a las adquisiciones realizadas, la principal fue la compra del grupo SARquavitae por 259 millones, que se elevó a público en febrero de 2017. Dicha compañía contaba con 88 centros residenciales, con 11.000 plazas en total, y era hasta entonces la líder del sector en España. Su adquisición permitió a DomusVi ocupar ese puesto. Bien directamente o bien a través de alguna de sus filiales –Casta Salud o Quavitae– adquirió además, en estos cinco años, otra docena de centros en España (por menos de 50 millones en total), cuatro sociedades en Portugal (9,5 millones) y parte del capital del grupo Acalis en Latinoamérica (29,8 millones). En total, el precio de las adquisiciones no llega a 350 millones, lejos de los más de 500 recibidos en préstamos de Homevi. Y eso sin tener en cuenta los 115 millones de la emisión de obligaciones de enero de 2020 ni el préstamo sindicado de 100 millones con los bancos firmado en noviembre de 2019.
Geriavi es en la actualidad la matriz de 58 filiales. De ellas, 53 están en España, cuatro en Portugal y una tiene su sede en Chile (Acalis). Esas filiales son las que se encargan de gestionar las residencias concretas. A veces una compañía lleva un solo geriátrico, mientras que en otras ocasiones se encarga de varios centros. Fuera de España, la inversión más relevante es la de Acalis, que explota centros en Chile, Uruguay y Colombia. Geriavi tiene el 100% del capital de todas sus filiales, de forma directa o indirecta, salvo de Acalis, del que a finales de 2019 poseía el 41%.
Pero Geriavi es sólo una pieza en un engranaje societario que pasa por cuatro territorios: España, Francia, Luxemburgo y Jersey. Sus cuentas y sus prácticas fiscales no se pueden entender de forma aislada porque forman parte de un todo.
UNA PIEZA DEL ENGRANAJE
La multinacional DomusVi tiene, desde julio de 2017, como accionista mayoritario al fondo de inversión británico Intermediate Capital Group (ICG), que ha creado una tupida red societaria para articular la compra de DomusVi y reducir al mínimo su factura fiscal mientras se mantenga como su principal propietario. La sociedad última de la trama tiene su domicilio en la isla de Jersey, un territorio fiscalmente opaco, y se denomina ICG Europe Fund VI (No. 1) Limited Partnership. [Aquí puedes leer una detallada información sobre el entramado].
Entre cualquiera de las 138 residencias que DomusVi en España y esa sociedad de Jersey se interpone un red societaria de más de 20 compañías. La mayoría de ellas no tienen empleados y fueron creadas por motivos exclusivamente financieros con un objetivo básico: no pagar impuestos en España y Francia y trasladar las ganancias a Jersey, donde la tasa del impuesto de sociedades es del 0%.
Geriavi y sus 58 filiales presentan sus cuentas consolidadas en Francia y no en España. En concreto, la encargada de consolidar los balances es una sociedad llamada Kervita, cabeza de un grupo con más de 200 participadas en total. Consolidar las cuentas significa que todas las empresas del grupo tributan como si fuesen una sola, de forma que los beneficios de unas empresas se compensan con las pérdidas de otras, reduciendo así la factura fiscal. Todas las compañías tienen sus cuentas, pero la única responsable del impuesto de sociedades es la empresa matriz que consolida las cuentas. En el caso de DomusVi, por tanto, la sociedad Kervita es también responsable del impuesto de todas sus filiales españolas.
La consolidación tiene como objetivo conocer de forma más ajustada la realidad económica de los grupos empresariales. Esto es algo perfectamente legal, regulado de forma prácticamente idéntica en todos los países de la UE, pero que en la práctica termina beneficiando a los grandes grupos con muchas filiales porque es muy probable que algunas de ellas tengan pérdidas y puedan reducir así la factura fiscal de las que obtienen beneficios. En el caso de DomusVi, gracias a la consolidación fiscal se ahorró 22 millones en 2019 y otros tantos en 2018.
Cuestión diferente son las prácticas de elusión fiscal que ejecuta la multinacional. Como Kervita es la sociedad que tendría que pagar impuestos por los beneficios de todo el grupo, ICG carga sobre ella el máximo endeudamiento posible y le impone el pago de unos intereses desorbitados. En concreto, Kervita está pagando a dos sociedades en Luxemburgo de su principal accionista unos intereses de entre el 9,2 y el 11%. El endeudamiento de Kervita con dichas compañías de Luxemburgo asciende a 640,5 millones de euros de principal y el pago de intereses ascendió a 105,5 millones, entre julio de 2017 y marzo de 2019.
Esos gastos financieros enormes permiten a Kervita declarar pérdidas y, como consolida las cuentas de sus más de 200 filiales, el resultado práctico es que no paga ningún tipo de impuesto de sociedades por su negocio de residencias en España y Francia, pese a que en 2018 admitió una facturación total de 1.370 millones de euros.
El fuerte endeudamiento de otras empresas del grupo, como la española Geriavi, contribuye al mismo objetivo. Para empezar, Geriavi acumula pérdidas importantes –solo en 2019 tuvo unos números rojos de 11,7 millones– y Kervita puede compensarlas con otras filiales que declaren beneficios. Reduce así la factura fiscal.
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Además, como ICG adquirió DomusVi mediante un fuerte endeudamiento ("apalancamiento financiero" en el argoyt), drenar la caja de las residencias es necesario para hacer frente a esa deuda y financiar así la compra de la multinacional por parte del fondo de inversión. El pago de intereses desorbitados acelera el proceso y el traslado de buena parte de las ganancias a territorios de baja o nula tributación permite incrementar los beneficios.
En Kervita es donde se juntan los tres grupos de accionistas que tiene DomusVi: el fondo británico ICG, que controla el 55,5% del capital; la compañía francesa Société d'Investissements DVH (SIDVH), que en marzo de 2019 declaraba tener el 33,8%, y los principales ejecutivos del grupo de residencias, que tenían en ese momento el 10,7%, aunque esta cifra pudo variar desde entonces ya que existían contratos que otorgaban a los directivos la posibilidad de vender sus acciones a ICG y SIDVH.
Los directivos del grupo DomusVi entraron en el capital de Kervita a través de otras tres sociedades montadas en Francia: Mancare I, Mancare II y Mancare III. En la primera de ellas, de acuerdo con las últimas cuentas presentadas en el Registro de Nanterre (Francia) correspondientes a 2018, la principal accionista era Josefina Fernández Miguélez, la consejera delegada de Geriavi. A finales de 2018, tenía el 13,32% del capital de Mancare I. A preguntas de este periódico, Fernández Miguélez no quiso aclarar qué porcentaje tiene en la actualidad y si también es accionista de Mancare II o Mancare III.