Doñana, arenas movedizas para Feijóo y oportunidad para Sánchez en la movilización del voto joven

Los flamencos están emigrando de Doñana a la Albufera de València ante la escasez de agua en las marismas onubenses.

Con la sequía y el calor sofocante impropio de esta época como telón de fondo, la emergencia climática ha irrumpido en el debate político gracias a la polémica de Doñana. En su día, otros problemas medioambientales como el Prestige, el Mar Menor o el cierre de la central nuclear de Garoña protagonizaron la batalla partidista entre el PSOE y el PP, pero nunca tanto y tan cerca de unas elecciones. Y nunca con tanta fuerza. “El negacionismo y la soberbia no van a salvar Doñana. Lo que la salvará es hacer caso a las advertencias de la ciencia”, decía Pedro Sánchez el jueves sobre la postura del PP, antes de visitar el parque.

El choque entre Gobierno y oposición por el plan andaluz para regular los regadíos en Doñana que amenaza su sostenibilidad ha traspasado nuestras fronteras y se ha convertido en una reivindicación de las instituciones europeas. Ante esto, hay dos grandes modelos en juego: el que plantea el Gobierno, con la emergencia climática como una de sus grandes banderas, y la postura radical de Vox, marcada por el negacionismo. En medio, el PP hace equilibrismos teniendo una postura ambivalente, en la que no niega su existencia, pero apoya la medida de Juanma Moreno Bonilla. “Doñana se defiende ejecutando infraestructuras y no viniendo a visitar en Falcon”, respondía el mismo día Alberto Núñez Feijóo al presidente del Gobierno.

El consenso social en torno a la preocupación por el cambio climático

El debate en torno al medioambiente puede tener consecuencias imprevisibles en un año electoral como este, pero hay un factor que es clave para entender por qué: el amplio consenso que genera entre la ciudadanía, independientemente de la ideología. Tres de cada cuatro ciudadanos aseguran estar muy preocupados por el cambio climático, según el barómetro del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) de marzo. Además, si comparamos esta encuesta con la del mismo mes hace cuatros años, la preocupación prácticamente se ha duplicado entre los españoles.

Históricamente, al contrario de lo que ocurre en otros países europeos de nuestro entorno como Reino Unido o Alemania donde el ecologismo es un tema transversal, los partidos de izquierda han monopolizado en España la lucha contra el cambio climático ante una derecha que lo ha ignorado y no se ha pronunciado políticamente con contundencia sobre ello. Sin embargo, según el estudio Ecologismos en competición del think tank Oikos, el negacionismo es una postura residual entre los votantes de todos los partidos. Incluso en Vox, donde solo uno de cada cinco piensa que no se está calentando la Tierra.

Una oportunidad para el PSOE de captar voto joven

En las elecciones federales de Alemania de septiembre de 2021, los jóvenes salieron a las calles masivamente pocos días antes de la votación para manifestarse por la emergencia climática. En aquellos comicios, los Verdes obtuvieron su mejor resultado histórico. Este es solo un ejemplo de cómo la protección del medioambiente es un tema especialmente sensible para el electorado más joven, que está mucho más concienciado.

Según el informe El futuro es clima de 2022, el 97% de los jóvenes españoles de entre 16 y 30 años está preocupado por la emergencia climática y el 82% asegura haber sufrido ecoansiedad, un neologismo cada vez más popular que la Asociación Americana de Psicología define como “el temor crónico que se produce al observar el impacto aparentemente irrevocable del cambio climático”. Además, esta es la causa que más moviliza a la juventud, después de la igualdad de género y la educación, según el Informe Juventud en España 2020 del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030.

Este próximo 28 de mayo, 1,7 millones de jóvenes votarán por primera vez en unas elecciones municipales, según datos del censo electoral. Una cantidad nada desdeñable que el PSOE está intentando atraer enarbolando su perfil moderno, verde y europeo a la vez que critica el plan del PP para Doñana y su postura tibia en la lucha contra el cambio climático. “Este es el retrato de la derecha española, aislada en Europa y con el negacionismo climático y con el antieuropeísmo como aliados de la ultraderecha de Vox”, decía el presidente el viernes en un acto en Toledo.

Un contratiempo inesperado y problemático para el PP

Moreno, dispuesto a rectificar su ley sobre Doñana tras la advertencia de Bruselas

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Desde el inicio de la legislatura, Pedro Sánchez ha convertido la emergencia climática en uno de sus símbolos. Un primer gesto muy elocuente fue convertir en vicepresidenta tercera a la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera. Sin embargo, no es un tema especialmente cómodo para el Partido Popular. En 2021, se abstuvieron en la votación de la ley del cambio climático, y, aunque aparece en su programa marco para las elecciones del 28M, nunca ha sido para ellos un tema de reivindicación política.

En la hemeroteca del PP, llaman la atención las declaraciones de Feijóo abriéndose al desarrollo del fracking, una técnica para extraer gas o petróleo del subsuelo mediante la presión hidráulica muy cuestionada por el ecologismo, o a dirigentes autonómicos como Isabel Díaz Ayuso diciendo que ha habido climático desde que la Tierra existe o asegurando que nadie ha muerto por contaminación en Madrid. Declaraciones que recuerdan a la posición de Vox o a las palabras de otros líderes populistas como Trump y Bolsonaro.

Mientras que Pedro Sánchez lanza mensajes contundentes estos días, avalado por Europa, el PP no tiene tan definida su posición. Por un lado, defiende la intención del Gobierno de Andalucía de legalizar los regadíos de Doñana, aunque Bruselas esté en contra, y por otro, lanza mensajes velados de preocupación por el cambio climático para diferenciarse de Vox. “Garantizar la protección del medioambiente y la actividad económica es fundamental”, aseguraba Borja Sémper, el director de campaña de los populares. Las próximas semanas serán cruciales para evaluar los efectos electorales de este contratiempo y si la emergencia climática permanece en el centro del debate hasta el día de las elecciones

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