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Las decisiones del nuevo CGPJ muestran que el empate pactado entre PP y PSOE favorece a la derecha

La nueva legislatura

Feijóo busca en la investidura que el rey asuma la victoria electoral que le niega la mayoría del Congreso

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, tras la reunión convocada con los nuevos diputados y senadores de su partido.

Alberto Núñez Feijóo se ofrecerá esta tarde al rey Felipe VI para defender en el Congreso su investidura como presidente del Gobierno. Lo hará convencido de que el jefe del Estado propondrá su nombre a partir de dos argumentos: que el PP fue el partido más votado en las elecciones generales del pasado 23 de julio y que su candidatura reúne, al menos de momento, más apoyo parlamentario que la de su único rival, el actual presidente en funciones, Pedro Sánchez.

Este último razonamiento, sin embargo, se desmoronó este lunes después de que Vox decidiese poner en el congelador su respaldo a la investidura de Feijóo mientras el líder del PP no aclare públicamente la razón por la que decidió excluirles de la Mesa del Congreso. Vox quiere saberlo antes de que Santiago Abascal acuda esta mañana a la Zarzuela, dando así a entender que si no hay respuesta o no es satisfactoria, su presidente no confirmará ante el rey que dará soporte a la investidura de Feijóo.

En juego está el apoyo con el que Feijóo puede presentarse ante el rey cuando acuda esta tarde a la ronda de consultas. Ya tiene el respaldo de UPN y de Coalición Canaria —Feijóo ha prometido a los nacionalistas satisfacer la llamada “agenda canaria”, un amplísimo listado de transferencias, exenciones fiscales e inversiones que difícilmente será del agrado de la extrema derecha—. Pero si no logra el de Vox, sumará apenas 139 escaños, 20 menos que los que ya han manifestado su respaldo a la investidura de Sánchez (PSOE, Sumar, EH Bildu y BNG).

Reconocimiento formal

En la decisión del rey, Feijóo busca un reconocimiento de la victoria electoral que lleva reclamando insistentemente desde el día de la votación y que él vincula, contra toda evidencia jurídica, con su supuesto derecho a ser investido.

Génova sigue en ese discurso, el del partido que ganó las elecciones, porque ya sabe a estas alturas que nunca podrá ser elegido con el apoyo simultáneo de PNV y Vox. También son conscientes de que el PSOE no facilitará la investidura de Feijóo y que el camino hacia la Moncloa quedó cegado el 23J.

¿Por qué someter entonces a su líder a una votación en el Congreso que saben de antemano que está perdida? Porque los estrategas del PP creen que Sánchez no será capaz de llegar a un acuerdo con Junts y su única esperanza pasa una repetición electoral que otorgue una segunda oportunidad a Feijóo.

Primer acto de campaña

Es en ese contexto en el que quieren hacer del debate de investidura el primer acto de la campaña. Y se han fijado dos objetivos: utilizar la sesión para dar visibilidad a la propuesta política de Feijóo y aprovechar el altavoz institucional para acusar al PSOE de bloquear la situación política y, por lo tanto, de ser el culpable de que los ciudadanos tengan que volver a votar.

En el PP creen que el rey nominará a Feijóo. Y calculan que la investidura se celebrará antes de terminar el mes de agosto, de manera que el reloj constitucional se ponga en marcha a tiempo de evitar que una eventual repetición electoral tenga lugar en medio de las fiestas navideñas.

En todo caso, la clave para el PP sigue siendo Vox. Y Génova continúa sin aclarar qué relación quiere tener Feijóo con la extrema derecha. Su vicesecretario de Política Institucional, Esteban González Pons, defendió este lunes en la cadena Cope, propiedad de los obispos católicos españoles, que la relación entre los dos partidos se basa “en el diálogo” y que es diferente en cada sitio y en cada circunstancia. “Unas veces nos entendemos mejor y otras veces nos entendemos menos. En unos lugares nos hemos entendido mucho, en otros lugares nos hemos entendido poco. Compartimos algunas cosas y otras no las compartimos, pero hay una relación de mensajes y de acuerdos que van y vienen y que a veces funcionan y otras no”.

Resolver esa ambigüedad es precisamente lo que pide Vox. Apenas unas horas después de que el PP insistiese este lunes en dar por hecho su respaldo a la investidura de Feijóo, la formación de extrema derecha dio un paso al frente para aclarar que no será así a menos que el líder del PP se ponga en contacto con Santiago Abascal y de manera pública explique por qué decidió excluirles de la Mesa del Congreso.

El número dos de Vox, Ignacio Garriga, expresó sus “serias dudas” de que Feijóo “esté decidido en trabajar” para echar al jefe del Ejecutivo en funciones, Pedro Sánchez, de La Moncloa. “Parece que el PP está trabajando en un camino contrario, en abonar ese camino que exploró la izquierda y el separatismo, de conformar ese cordón sanitario” en torno a su formación y “negar la representatividad a tres millones de españoles”.

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Esa “actitud” del PP es “incomprensible” y supone “una deriva que exige explicaciones urgentes y de manera pública”. Los de Abascal sospechan que Feijóo explicó a Vox de la Mesa del Congreso a petición del PNV. Y le emplazaron a aclarar “cuál es su estrategia”: “Si van a optar por seguir el camino, por ejemplo, de València, donde hemos obtenido acuerdos o, sin embargo, han decidido continuar por el camino de Murcia, por un camino de bloqueo, por un camino que de seguir así nos aboca a una repetición electoral”.

Entretanto, el portavoz del PNV en el Congreso de los Diputados, Aitor Esteban, ratificó que Feijóo, no tiene posibilidad de ser investido presidente porque “no hay vía” para que los nacionalistas vascos le respalden. En varias entrevistas concedidas antes de su visita a Felipe VI, Esteban consideró “evidente que no tiene posibilidades de salir adelante la candidatura de Feijóo”. Sí han hablado con el PP por teléfono, admitió, pero por razones de “mínima cortesía”, porque ya han dicho “pública y privadamente”, para que no haya “duda y especulación”, que no hay “camino” en conformar una mayoría para la que se necesite a Vox, al que no consideran “un partido democrático”.

Los de Santiago Abascal son “orgullosos herederos del régimen franquista y dictatorial”. “Nosotros con los fascistas, nada de nada. Ya dijimos que no vamos a tener nada que ver con ese partido, esa vía está cerrada. En el PP no lo pueden entender por qué, con los votos del PNV, habría mayoría absoluta y casi casi el PNV sería el rey del mambo. Pero es que hay unas líneas, unos principios, y los hemos dejado claros”, zanjó.

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