La Iglesia gana en diez años un 55% más con la X en el IRPF mientras los fieles caen a mínimos históricos

Una persona sostiene un rosario, en la plaza Sant Jaume de Barcelona.

No parece haber tope en la cantidad de dinero público que recibe la Iglesia católica en España. Desde 2020, el año del covid que trastocó prácticamente todas las estadísticas, la Conferencia Episcopal Española (CEE) no ha dejado de batir sus propios récords. El último, en 2023. Ese año, la Iglesia ingresó en su caja 382,4 millones de euros procedentes de las declaraciones del IRPF de los contribuyentes, un 55% más que hace una década. Precisamente cuando los españoles y españolas no sólo se consideraban bastante más católicos que ahora, sino que también lo mostraban más.

Los datos se extraen de las memorias anuales que la institución publica cada diciembre y cuyas últimas cifras se presentaron este martes en rueda de prensa. Es un ejercicio que, no obstante, no han hecho siempre. En 2006, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero llegó a un acuerdo con la jerarquía católica por el que la institución explicaría a qué destinaba lo percibido por cada equis marcada en la declaración de la renta a cambio de ver incrementada esa asignación de un 0,5239% a un 0,7%. Un porcentaje que, según critican desde Europa Laica, pagan en realidad todos los contribuyentes. Es decir, no sólo quienes marcan la famosa casilla de la Iglesia. Ateos, agnósticos o creyentes de cualquier otra religión también lo hacen.

El sistema funciona de la siguiente manera. Cuando una persona marca esa equis en su declaración, no está ni aportando más ni solicitando que se le devuelva menos. Lo único que está haciendo es mostrar su voluntad de que el 0,7% de la recaudación por el IRPF se destine a la financiación de la Iglesia. Más tarde ésta recibe una cantidad establecida en función el número de equis marcadas en total y procedente de la masa recaudada por Hacienda. Dicho de otro modo: es dinero público que se deja de destinar a otras partidas como, por ejemplo, sanidad o educación. Por eso Europa Laica es tan crítica. "Es una casilla insolidaria", señalan, que "detrae dinero público" para entregárselo "a una corporación privada que hace un uso privativo de los millones de euros que recibe". Y sobre los que, además, cada vez da menos explicaciones.

¿A qué destina la Iglesia el dinero público que recibe?

La última memoria anual publicada este martes especifica que la gran mayoría de esos 382,4 millones de euros se destinan al "sostenimiento" de las distintas diócesis españolas, a las que deriva 273,1 millones, el 83%. El 17% restante se dedica por su parte a "aplicaciones generales", entre las que se encuentran, por ejemplo, la seguridad social del clero (con una partida de 27 millones) o las retribuciones a los obispos (a lo que se dedicaron 2,4 millones). "La mayor parte de lo que la Iglesia recibe de la asignación tributaria —que es, recordemos, dinero público— lo dedica o bien a pagar sus propios salarios o a actividades internas, no a lo que señala su propaganda", critica Juanjo Picó, expresidente de Europa Laica.

No hay rastro, como sí ha ocurrido otros años, de lo destinado —o de si lo ha habido— a su canal de televisión Trece, que en 2021 recibió seis millones en un sistema cuestionado por el Tribunal de Cuentas porque podría constituir una ayuda estatal prohibida por la legislación europea. Tampoco, destaca Picó, del superávit que otros años sí se especificaba. "Esa cifra ha desaparecido de manera injustificada", critica.

La memoria es una vez más, dice, un compendio de datos publicitarios "que la Iglesia utiliza para justificar el dinero que recibe del Estado" y continuar incumpliendo los Acuerdos de 1976-1979 entre España y la Santa Sede que exigieron una autofinanciación que ni la Iglesia cumple ni los distintos gobiernos que ha habido hasta ahora han exigido.

Creciente secularización

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Han pasado 45 años desde entonces y ya no es sólo eso, sino que el dinero público que recibe la Iglesia es cada vez mayor. En concreto, los 246,9 millones que la CEE recibió en 2013 se convirtieron en 301,2 en 2019 y escalan hasta los 382,4 ahora. El incremento no encuentra ni obstáculos ni fin. Lo llamativo es que esto sucede en pleno proceso de secularización de la sociedad, destaca Picó.

Se observa en los propios datos de la Conferencia. Por ejemplo, a través del propio número de declaraciones que marcan la equis: si en 2013 lo hacía el 34,8% ahora lo hace el 30,4%, más de cuatro puntos menos. Otro: las 559.910 bodas, bautizos y comuniones que se celebraron hace una década han caído ahora hasta las 350.529. Es decir, hay un 37,4% menos de sacramentos celebrados. Y un 20,2% y un 24% menos de sacerdotes y catequistas. Los alumnos matriculados en la asignatura de Religión, por su parte, también han caído. En su caso, un 17,4%.

Pero además de la práctica, este proceso de secularización también se observa en la teoría. Según la última Encuesta sobre tendencias sociales publicada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) el pasado mes de noviembre, hay un 52,6% de españoles que se consideran católicos. Hace diez años lo hacía el 72,4%.

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