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Feminismo

El movimiento feminista suma fuerzas para reeditar la huelga del 8M

Manifestación del 8M en Santa Cruz de Tenerife.

El 23 de septiembre de 2017 arrancaba el primer encuentro estatal de mujeres que tenían como propósito preparar la huelga feminista del 8 de marzo. Lo hacía en Elche, sin una hoja de ruta clara, con muchas aspiraciones y las dudas propias de quien empieza a tejer algo que se presume inmenso. Estaba todo por hacer. Un año después, las feministas se citan este fin de semana, esta vez en Gijón, con toda una serie de lecciones aprendidas, meses de trabajo y el éxito de la movilización en sus mochilas.

El evento coincide, además, con el aniversario del movimiento #MeToo a nivel mundial, cuyo detonante fue accionado el 5 de octubre de 2017 con la publicación de una historia de acoso por parte del productor Harvey Weinstein. La movilización reventó fronteras y puso en el centro la violencia sexual como una de las principales preocupaciones de lo que expertas ya consideran la cuarta ola feminista.

Por el momento, la cita prevé superar todas las expectativas. Con más de 600 inscritas, será la más multitudinaria de las cuatro celebradas hasta ahora. "Nos ha desbordado, no contábamos con tal cantidad de gente, ninguno de los encuentros anteriores ha tenido estas dimensiones". Habla Pilar Muñiz, miembro de la Coordinadora del 8M en Asturias y una de las organizadoras del evento.

Reeditar la huelga

El movimiento feminista que se congrega este fin de semana en Gijón realizará una evaluación conjunta de los meses de trabajo y fijará los propósitos de cara a reeditar la huelga que marcó un antes y un después el pasado 8 de marzo.

La pretensión de articular una huelga deja en el aire diversas posibilidades. Los territorios que participan en el encuentro estatal han hecho ya sus aportaciones, que dibujan una idea aproximada del sentir mayoritario. "Los hay que apuestan por una huelga con los mismos ejes [laboral, estudiantil, consumo, cuidados]", comenta Muñiz, mientras que "otros van un poco más allá añadiendo ejes como violencia o migrantes". Hay, también, "compañeras que apuestan por llegar con una semana previa de movilizaciones", donde estarían incluidas acciones como acampadas o charlas. Otras ideas "plantean cambiar el formato y no repetir todos los años huelga", aunque esta última opción es minoritaria.

Todas las activistas defienden "la huelga como una herramienta útil", aunque apuestan por "repensarla y resignificarla". Entre las cuestiones claves que la agenda feminista ha ido sumando este año, se encuentra la "opresión y desigualdad de la justicia patriarcal", el acoso callejero, el Pacto de Estado contra la Violencia de Género, la coeducación, la maternidad como asunto de Estado, la violencia laboral de las empleadas del hogar o la ausencia de recursos públicos para atender a los cuidados.

Surge, durante la cocina de la huelga, una cuestión que en su día no estuvo exenta de polémica y que supuso quebraderos de cabeza para las organizadoras. Se trata del papel que han de jugar los sindicatos. Los sindicatos mayoritarios –CCOO y UGT– convocaron una huelga parcial, mientras que otros como CGT, CNT, el Sindicato de Comisiones de Base (Cobas) y la Confederación Intersindical se inclinaron por una huelga de 24 horas, tal y como alentaban las organizadoras feministas.

Durante el III encuentro, celebrado en Mérida, la cuestión sindical estuvo sobre la mesa. Aquí quedaron de nuevo constatadas las diferencias territoriales. "En Asturias no sólo no hubo ningún roce, sino que las compañeras de los sindicatos participaron en la organización de la huelga y luego cada una dio la batalla en su sindicato", relata Muñiz. En ese sentido, la activista cree que lo importante es "sacar aunque sean dos horas de huelga" porque "todo suma". La cuestión será, de nuevo, uno de los ejes de la reunión en suelo asturiano.  

La burbuja que no se desinfla

La organización estatal que sirve de núcleo funciona ahora en cuatro comisiones de trabajo y una de evaluación, junto a otra de comunicación, donde se encuentran las activistas de los diversos territorios. Cada lugar, no obstante, funciona de forma completamente autónoma e independiente. "Cada territorio tiene para lo que da", reconoce Muñiz, "algunos tienen menos recursos" y por tanto el activismo es más complicado.

Eso no quiere decir, no obstante, que el oleaje haya perdido fuerza. Todo movimiento social, dice Muñiz, "sabe que no puede pretender que todas las miles de personas que acuden a la manifestación estén participando activamente el resto del año". Sin embargo, "las compañeras de los grupos de trabajo siguen funcionando" y aunque "la gente está invirtiendo menos horas y no existe el mismo ritmo frenético, esto no para".

A su juicio, el 8M no ha hecho más que dar fuerzas a una tendencia en alza. Su recorrido así parece demostrarlo. Las feministas se movilizaron junto a los pensionistas, aportando "el problema específico de la mujer, con peores trabajos, el tema de los cuidados y la ausencia de cotización". También salieron a la vía pública cuando se hizo pública la sentencia de La Manada, con un "llamamiento a tomar las calles que duró una semana". Lo mismo sucedió en julio, cuando se dio a conocer la sentencia contra Juana Rivas. En mayo, las feministas apoyaron la huelga de los centros DIA, que "pidieron ayuda para fortalecerse" y en el mismo mes sacudieron las calles reclamando los 200 millones de euros comprometidos por el Gobierno para el Pacto de Estado contra la Violencia de Género.

La actividad ha sido constante –en las ciudades, barrios y pueblos– y seguirá siéndolo. El ascenso de un gobierno socialista que promete impulsar políticas feministas, de hecho, no cambiará la dinámica de las activistas. "Lo que tiene cabida son las cosas concretas, las medidas que nos afecten a nosotras", reflexiona Muñiz. "De momento, real y tangible no hemos visto nada", confiesa. "Cuando veamos algo podremos hablar, pero de momento todo sigue igual".

Revisar, debatir, organizar

El sábado se abrirá con una reflexión en torno a qué significa el movimiento 8M y cuáles son los retos de cara a la próxima movilización. Ahí se enmarca la pretensión de buscar estrategias "para construir un 8M 2019 más potente", que recogerá las diferentes propuestas territoriales.

 

Programa del IV Encuentro Estatal del 8M.

Los balances previos que han realizado las comisiones territoriales adivinan algunos puntos comunes. Coinciden en la visibilización y la capacidad de situar al feminismo en la agenda pública como principal punto fuerte de la movilización, pero también observan cuestiones a mejorar. De forma generalizada, los territorios apuestan por revisar la inclusión de las mujeres migrantes y del colectivo LGTBI, con el fin de ampliar las bases e incluir mayor diversidad y otros colectivos. Las activistas insisten, además, en volcar más sus esfuerzos en las necesidades del mundo rural. Creen importante también concretar demandas o elaborar una tabla reivindicativa para evitar brindis al sol.

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Asimismo, las feministas estarán llamadas a repensar los ejes en los que fue convocada la huelga, debido al seguimiento desigual de cada uno de ellos.

Respecto a la estructura organizativa, también se espera debate. El objetivo: dar con una organización capaz de aportar continuidad al movimiento. Durante el encuentro previo a la huelga de marzo, que se celebró en Zaragoza el enero pasado, las mujeres asistentes se dotaron de un argumentario que difundieron posteriormente y que lo aborda todo. La estructura, no obstante, "fue muy improvisada". El motivo, agrega Muñiz, es que todos los preparativos de la huelga se desbordaron con el devenir de la misma. "Acabó como todas conocemos, con una movilización que no se veía en años", recuerda la activista.

Tras una reunión de diversas comisiones y grupos de trabajo, el día quedará clausurado con una concentración feminista bajo el lema "Si tocan a una, nos tocan a todas". Finalmente, el domingo será el día de las conclusiones, cuyo broche de oro tendrá forma de charla: "No es país para migretas: la otra cara del mundo laboral".

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