ENTREVISTA

El periodista Raúl Solís planta cara a los ultras tras el bulo que buscó destruirle: "Quieren deshumanizarme"

El periodista Raúl Solis.

"Tengo miedo de salir a la calle, lo he hecho con gorra y gafas", confiesa Raúl Solís. El periodista de Canal Red atiende a infoLibre después de vivir un fin de semana de pesadilla. Todo comenzó el sábado por la noche. Una cuenta pequeña de X, anteriormente Twitter, publicaba una captura de pantalla manipulada burdamente de una supuesta conversación de un mensaje directo en la misma red en la que el redactor aparentaba insinuarse sexualmente a un menor de 16 años. 

"Me quedé paralizado porque era de noche, no sabía qué hacer y pensé que no tendría mayor recorrido ya que la publicación tenía como 100 me gusta, que sería un pirado y se quedaría ahí", asegura. Eso sí, Solís reconoce que ya comenzó entonces a preocuparse sobre cómo "desmontaría" esta información falsa ya que "habría gente que se lo creería". 

Pero lo peor aún estaba por llegar. A lo largo del domingo, Alvise Perez y Vito Quiles se hicieron eco de estos pantallazos a través de sus canales de Telegram, donde tienen más de 800.000 seguidores, y de X, donde cuentan con más de 400.000 followers. "Me empezaron a llegar mogollones de mensajes privados por Instagram y por Twitter llamándome pedófilo, abusador de menores, que me van a matar, que tenga cuidado, que no salga a la calle", relata Solís. Tal y como recoge Canal Red, se trataba de amenazas como que "hay que lincharlo", "bidón de gasolina, mechero y a ver cómo se retuerce la maricona" o "ahorcado en la plaza de España".

Horas más tarde, al comenzar a hacerse viral y destaparse la falsedad de la captura —por ejemplo, las horas no cuadraban ya que la conversación empieza a las 8:53 pero el móvil marca las 8:51—, Alvise editó el mensaje y Quiles borró la publicación en X quizás adelantándose a posibles causas judiciales por un delito de incitación al odio. "Vamos a ir con todo y a por todas", confirma Solís, que registró este mismo martes la denuncia y pide a la Fiscalía que investigue la identidad de los usuarios que difundieron el bulo y que profirieron las amenazas. "Esto no solamente lo hacen contra mí. No es algo personal. Lo hacen por lo que represento: un periodismo valiente, de izquierdas, comprometido y que los mira de tú a tú", asegura.

Solís también relata que en estos grupos ultras en redes sociales también han acabado su correo electrónico e incluso la dirección de casa o la matrícula de su coche. "Con miedo y todo, voy a dar la batalla porque esta gente no puede salir impune de todo esto", defiende el periodista.

¿Por qué cree que han lanzado esta información falsa contra usted?

El objetivo es disciplinarme, que me calle y que no aborde los temas que abordo porque soy un periodista indisciplinado que trata asuntos que no les gustan, que no le gustan a las élites, que al final es a quien representa realmente la ultraderecha. Y también me enfrento a ellos haciendo un periodismo con una clara ideología de izquierda. Y después está la deshumanización: consideran que personas que piensan como yo o que los periodistas que trabajamos como trabajo yo somos una aberración. Quieren deshumanizarme para convertirme en un trapo y poder agredirme directamente por la calle. Una de las cosas que más les ha molestado recientemente fue un vídeo que difundí en Twitter de Carlos Alcaraz rompiendo la raqueta, con casi cuatro millones de visualizaciones, porque esta persona no deja de ser una proyección de la aspiración de clase de este tipo de gente. Al final, cuando se cuestiona la masculinidad tóxica, el privilegio de clase y todos los privilegios sobre los que esta gente tiene asentada su dominio te conviertes en foco. 

Esto es un grave atentado contra mi integridad física, mi libertad de movimiento, mi honor, mi derecho a la propia imagen y mi reputación tanto propia y como profesional de la información

¿Es la primera vez que recibe este tipo de ataques?

El nivel de violencia de este episodio no me había ocurrido jamás porque tiene una connotación moral muy grave que incluye a un menor. Sí que es cierto que he recibido mucho acoso. He escrito un par de libros sobre las personas trans y he recibido muchísimo acoso durante la tramitación de la ley porque las terfas [es el acrónimo en inglés para trans-exclusionary radical feminist que en su traducción literal al español significa "feminista radical trans-excluyente"] son otra pata de la ultraderecha. También hace año y medio me tiraron la cuenta de Twitter con 28.000 seguidores hace año y medio desde un grupo de ultraderecha. 

¿Tiene miedo de que se instale este relato falso relacionándole con la pedofilia y el abuso a menores? 

La mayoría de la gente sabe que es un bulo pero ya se está utilizando y en redes sociales me están llamando pedófilo. Hay gente del entorno de Alvise, por lo menos sus 700.000 seguidores, que van a seguir difundiendo hasta el día del juicio final que soy un pedófilo. Esto es un grave atentado contra mi integridad física por las consecuencias que puede tener de violencia y, por supuesto, contra mi libertad de movimiento, mi honor, mi derecho a la propia imagen y mi reputación tanto propia y como profesional de la información.

Hay pseudoperiodistas que se dedican a mentir y a llenar las tertulias de bulos y odio pero nadie les retira la acreditación del Congreso

¿Y qué se puede hacer para que ataques como estos no vuelvan a suceder?

El problema aquí no es ni Alvise ni Vito Quiles, que son muy peligrosos, si no quién le dio la acreditación a Vito Quiles para que sea un periodista acreditado en el Congreso, que fue Meritxell Batet, que era una presidenta socialista del Congreso. El problema también es por qué Pedro Sánchez después de los cinco días de reflexión que tuvo por el lawfare brutal que sufrió no ha tomado ni una sola medida. Este país no tiene una ley de medios. Por ejemplo, si un médico es un homicida y mata conscientemente a sus pacientes, se le retira la acreditación de médico. Sin embargo, hay pseudoperiodistas que se dedican a mentir y a llenar las tertulias de bulos y odio contra políticos y periodistas pero nadie les está retirando la acreditación. Otra cosa que hay que tomarse también en serio es cómo regular las nuevas tecnologías como Twitter o Telegram. No puede ser que en Twitter se estén vertiendo bulos y que la plataforma no haga nada sobre eso.

¿Cree que es más fácil difundir ahora este tipo de bulos a través de redes sociales, por ejemplo en Twitter tras la llegada de Elon Musk?

Mocito Feliz, terraplanista, monstruito, chiquilicuatre... la derecha mediática va a degüello contra Alvise

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Ahora mismo hay una ultraderecha empoderada gracias a un régimen mediático que la fomenta y una ausencia del poder de los poderes públicos para regular este tipo de cosas. No puede ser que el Estado no tenga capacidad de intervención sobre lo que se publica en Twitter. No estoy diciendo que tenga que practicar la censura en X, pero sí se está cometiendo un delito como el que se ha llevado en estos días contra mi persona cómo puede ser que el Estado no pueda actuar de oficio. Hay que regular todas estas plataformas porque hay una ausencia de normas. Esto es como si en la carretera no hubiera normas de tráfico. Si esto lo llevamos al terreno de la conversación pública o al terreno mediático, al no haber unas normas claras los únicos que ganan son estos tiranos, que además están socavando las bases de la democracia y de la convivencia. Quizás mañana voy por la calle y un pirado que se ha informado a través de esta gente me llega un tiro o me da un empujón y me mata. Está en riesgo la integridad física de la gente.

La ultraderecha está empoderada gracias a un régimen mediático que la fomenta

A pesar de la gravedad de este tema, el silencio por parte de la profesión periodística es llamativo. ¿Cómo lo valora?

En el periodismo hay mucha hipocresía. Como soy un periodista indisciplinado, que nombro con nombre y apellido las realidades, que trabajo en un medio muy definido ideológicamente, hay mucha gente que considera que defenderme a mí es como defender las ideas que yo defiendo. Y también hay mucho clasismo. Si en vez de pasarme a mí, le hubiera pasado a Pepa Bueno, a Ángels Barceló o a cualquier periodista de El País, de la Cadena Ser o de laSexta, estoy seguro que hasta el presidente del Gobierno hubiera salido a pronunciarse. Pero me lo hacen a mí, que soy de un medio no hegemónico, que para ellos soy un periodista de cuarta categoría, y consideran que no es importante. Pero el problema es que hoy vienen a por mí, pero puede que mañana vayan por ellos.

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