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'El principito' ahora es 'El chaval principeras' y nos cuenta en cheli su universal historia

Detalle de 'El chaval principeras'.

Litri, mazo, plasta, coscar, pispar, menda, gacholi, forrao, solateras, bajona, flipar, esponjati, araquelar, achantar la mui, dabuten, movidas, carrozas, junar, fetén, keli o, por supuesto, principeras. Multitud de vocablos, la mayoría en desuso desde hace mucho, para conseguir que El principito hable en cheli de Carabanchel, Vallecas o Chamberí en El chaval principeras (Libros desde Tuma, 2022).

"El principito tiene tres cosas que son fundamentales: es muy conocido, es muy mediático y coleccionable, y es corto. Por eso es una buena herramienta para visibilizar el patrimonio lingüístico que hay en España", apunta a infoLibre el editor y traductor Álvaro de Benito, quien en 2021 ya editara El Principinu, otra versión traducida en esa ocasión a la palra de El Rebollar, dialecto del sur de Salamanca

Y no son las únicas, ni mucho menos, pues la emblemática obra de Antoine de Saint-Exupéry (en competencia histórica en popularidad con La Biblia y El Quijote) ha sido traducida a medio millar de idiomas y dialectos de todo el mundo. Incluyendo en el caso español algunos otros tan variopintos como el extremeñu (El principunu), el aragonés (O prenzipet) o el andaluz (más controvertido este último, titulado Er prinzipito).

Visibilizar nuestro patrimonio lingüístico es el objetivo principal de la labor editorial de Álvaro de Benito, periodista de profesión, quien para ello en esta ocasión ubica la historia de El Principito como si fuera un chaval madrileño que habla en cheli. "No me interesa reclamar ni reivindicar nada, pero sí darle esta visibilidad, que es una parte esencial de la identidad madrileña de muchas generaciones. Aunque no lo creamos, el cheli aún queda muy patente en muchas palabras del castellano actual", apunta, para después señalar a Carabanchel, Vallecas o Chamberí como los barrios en los que El chaval principeras podría haber protagonizado en cheli su universal historia.

Aunque el cheli sea una cosa del pasado, que identificamos principalmente con los años ochenta, en realidad viene de más atrás y es resultado de una evolución peculiar. "Hay palabras que se usan que vienen del costumbrismo del siglo XIX y un poco del casticismo anterior", apunta, si bien concede que la notoriedad de este sociolecto llegó en 1979 con la publicación de un artículo en el ABC de Fernando Lázaro Carreter titulado Una jerga juvenil: el cheli. En 1983, Francisco Umbral es esencial al publicar el Diccionario cheli, seguido una década después por El tocho cheli de Ramoncín. También se adentran en el fenómeno Rafael Sánchez Ferlosio en su narración El Jarama o Joaquín Sabina en las letras de algunas de sus canciones.

"Si miras hacia atrás, en zarzuelas y ese teatro costumbrista, a esa parte un poco más del naturaca que más que cheli es castizo, empiezas a ver que ya existe ese deje, esas formas. Más tarde, a finales de los setenta y sobre todo en los ochenta con La Movida hay una popularización masiva que incluso incorpora términos del caló o del inglés por la influencia del punk o el rock que llegaba del Reino Unido. Pero sobre todo del caló y de toda la inmigración interior que hay en las zonas periféricas principalmente desde el sur: Extremadura, Castilla-La Mancha y Andalucía", explica para aclarar, en última instancia, que el cheli es mucho más que algo circunscrito a lo kinki.

Para los más jóvenes resultará complicado descifrar pasajes como este: "El tercer planeta estaba habitao por un esponjati. Fue una visita mazo corta, pues el chaval principeras le dio mucha bajona y le apechuscó una duca mazo toca. ¿Qué haceis acoi? Le soltó el esponjati que estaba apalancao en sonsi ante mogollón de litros vacíos y otros tantos litros llenos". Sin embargo, quienes tengan algo más de edad, tampoco demasiada más, sí que lo entenderán sin demasiado esfuerzo e incluso recuperarán una familiaridad olvidada con la terminología.

Porque el cheli sigue entre nosotros, nunca se fue del todo. "Hay campañas de publicidad que en los últimos meses han usado fetén o dabuten, que son dos palabras conocidas", destaca De Benito. Y añade: "Las terminaciones en ata como bocata, segurata, jubilata, sociata, cubata... todos los atas son chelis. También las terminaciones en eras, como guaperas o en este caso principeras, que es una parte del juego del título. Keli yo no sé si se sigue usando, yo soy de 1980, me parece algo a lo mejor más de mi generación. Litri es una palabra que me gusta mucho, que es presumido. Y me gusta mucho, además, naturaca, que se sigue usando en generaciones anteriores a la mía. Ha quedado mucho en plan folclore o como parte de esa identidad madrileña castiza de San Isidro o La Paloma, muy anterior a La Movida".

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Pero que nadie se piense que El chaval principeras es El principito contado como si sus dos personajes fueran unos peligrosos colgados hablando de trapicheos: el cheli es mucho más que eso. De hecho, según el editor y traductor, es una forma de hablar histórica, un argot de integración léxica, con juegos de significados que caló en la sociedad del último tercio del siglo pasado hasta tal punto que muchísimas de sus palabras y terminaciones acabaron integrándose en la RAE.

Álvaro de Benito ha conseguido que esta traducción sea oficial. Esto quiere decir que la Fundación Saint-Exupéry aceptó la propuesta tras la mediación de la editorial francesa que tiene los derechos de la obra, aún protegidos en España (aunque no así en otros diversos países). "Te exigen por contrato que sea una traducción certera, correcta e inédita y, además, que esté dispuesta con la misma maquetación y las ilustraciones en el mismo orden que el original", explica.

Y termina: "Es una traducción como tal porque por contrato no puede ser de otra manera. Un punto importante que también te exigen por contrato es que no se puede modificar el sentido original del libro, con lo cual no puedes convertir a El Principito en un rockero de Carabanchel o de Vallecas. Resulta, en cualquier caso, más refrescante, por así decirlo, en el sentido de que al final una traducción de un sociolecto, que es lo que es el cheli, es muy distinta a la traducción de un idioma, pues hay más juegos de palabras".

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