EL FUTURO DE LA IZQUIERDA
Yolanda Díaz presenta Sumar para que “la democracia llegue a la economía” y advierte de que “no va de partidos”
Bajo un sol de justicia que aportaba alrededor de 40 grados al madrileño Centro Cultural de Matadero, más de 5.000 personas según cifras de la organización se congregaron este viernes para arropar a Yolanda Díaz en el estreno de Sumar, la plataforma que echa a andar con la vista puesta en las elecciones generales de 2023. La política gallega la presentó como un "movimiento ciudadano" destinado a elaborar un nuevo contrato económico y social: "Hace 43 años que recuperamos la democracia. El reto es ensanchar la democracia. Ha llegado la hora de dar un paso adelante para un nuevo contrato democrático y social".
En concreto, Díaz hizo hincapié en un concepto: democratizar la economía. "La democracia tiene que llegar a los impuestos. No es justo que un autónomo pague más impuestos que las grandes empresas tecnológicas o que haya cinco millones de personas en la pobreza energética mientras las eléctricas se forran. Por eso la democracia tiene que llegar a las empresas y a los impuestos", reclamó entre aplausos y entre gritos de "presidenta".
Yolanda Díaz también quiso dejar claro qué papel cree que tienen que jugar los partidos políticos en esta nueva etapa y cuál es su diagnóstico de la desafección ciudadana: "Me decís que no hay futuro, que estáis tristes, que la política no sirve para nada. Y pensáis eso porque la política os ha dejado atrás", aseguró antes de añadir que es consciente del hartazgo en torno al ruido: "Sé que estáis hartos de ruido, del enfrentamiento por el enfrentamiento, de que se vote en contra de una reforma laboral aunque mejore la vida de la gente. Sé que estáis hartos de esa forma de hacer política. La política tiene que ser tender la mano, dialogar, escuchar".
Respecto a las formaciones políticas que estaban representadas en el acto, la vicepresidenta segunda también fue clara: "Sumar no va de partidos, va de pensar nuestro país en serio, de tomarnos en serio las cosas importantes, que son las cosas del comer pero también las de soñar", dijo. Díaz hizo una velada alusión a la discrepancia en el Gobierno de coalición respecto al gasto en Defensa y los compromisos con la OTAN, y por eso deseó "una Europa más social, que tiene que buscar la paz". También señaló a las encuestas para advertir que en Sumar "no nos resignamos y no le tenemos que tener miedo a las derechas", así como tampoco asumen que tenga que ser "un hombre moderado y con traje y corbata" quien gobierne el país. Al terminar su intervención puso condiciones a la hoja de ruta de este nuevo proyecto político. Una a su participación: "Doy un paso adelante con la condición de ser solo una más, porque el protagonismo es vuestro. Yo me sumaré si queréis". Y dos más a la participación de los partidos: "Aquí cabe todo el mundo con dos condiciones: que nos dediquemos al pensamiento de un nuevo país con enormes dosis de generosidad y de ternura".
Con representación de casi todos los partidos del espacio político a la izquierda del PSOE (Podemos, IU, Más País, Compromís, Comunes y Galicia en Común) y de organizaciones sindicales (UGT y CCOO) aunque sin la presencia de líderes ni secretarios generales, el protagonismo del acto lo tuvieron representantes de la sociedad civil. La primera en intervenir fue Irene Rubiera, jurista y activista ecologista desde la ola de movilizaciones juveniles por el planeta de 2019. La siguieron Valeria Castro, emprendedora digital; Fernando García, rider y sindicalista; Miguel Ángel Castellano, representante de los trabajadores de Amazon; Carmen Rodríguez, profesora de la Universidad de Málaga y miembro del Foro de Sevilla y de Redes por una nueva política educativa; Carolina Elías, feminista y abogada defensora de los derechos de las mujeres migrantes empleadas del hogar; y Belén González, psiquiatra en un centro de salud mental del sur de Madrid. También hubo una amplia representación del mundo de la cultura, con rostros como James Rhodes, Belén Gopegui, Marta Sanz, Elvira Sastre, Gioconda Belli, Kiko Veneno, Manuel Rivas, Máximo Pradera, María Márquez, Icíar Bollaín o Antonio de la Torre.
El camino hacia Sumar
Sumar echa a andar oficialmente casi un año y medio después de que Pablo Iglesias señalase a Yolanda Díaz como su sustituta en la vicepresidencia pero también como líder política de su espacio e incluso como candidata. La política gallega exigió entonces marcar sus propios tiempos para tomar decisiones sobre su futuro político. Y diseñó para ello una hoja de ruta muy personal basada en el conocido “proceso de escucha” con la ciudadanía que arrancó este viernes. En base a las conclusiones de ese proceso, sigue asegurando la vicepresidenta actualmente, oficializará o no su candidatura a las generales.
En realidad, nadie ni dentro ni fuera de su entorno duda en que esa decisión ya está tomada y que todo este proceso tiene más que ver “con su forma de hacer las cosas” y con un intento de volver a acercar la acción política a la ciudadanía al margen de los aparatos de los partidos. Lo cierto es que durante todo este tiempo ella ha negado insistentemente que se pueda dar hecho su candidatura. “No estoy en eso, estoy en escuchar a la gente y en contar con ella para levantar un proyecto de país para los próximos diez años”, ha repetido en innumerables ocasiones.
La primera vez que se escuchó a Yolanda Díaz hablar abiertamente de sus planes de futuro fue hace poco menos de un año, en septiembre de 2021. En las fiestas del centenario del PCE, del que es militante, afirmó: “Voy a levantar un proyecto a favor de vosotras. Un proyecto que ya está en marcha, que está aquí, que está en todos los rincones de nuestro país... Nos están esperando”. Ya en febrero, en una entrevista en TVE, anunció que sus planes pasaban por desplegar por todo el país un “proceso de escucha” con la ciudadanía al margen de los partidos: “Quiero reducir la brecha entre la política y la ciudadanía. He reflexionado mucho y en primavera me lanzo a este proceso de escucha, voy a recorrer mi país de norte a sur y de este a oeste para escuchar a todo el mundo y para tejer un proyecto de país diferente, democrático y feminista".
Meses después, y tras el estallido de la guerra en Ucrania por la invasión de Rusia, ese proceso quedó paralizado. Desde el entorno de la vicepresidenta siempre han recalcado que su principal quehacer está ligado en todo caso a la acción de Gobierno y más en circunstancias tan excepcionales y de tanta complejidad social como una pandemia o ahora la guerra. Durante todos estos meses y como líder de Unidas Podemos en la coalición, Díaz ha encabezado las negociaciones con la Moncloa para sacar adelante las nuevas medidas económicas y sociales del plan anticrisis.
Justo antes de las elecciones andaluzas se hizo oficial que la marca de Yolanda Díaz se llamaría Sumar y que la puesta de largo tendría lugar este viernes en Madrid para, después del verano y durante un período aproximado de seis meses, recorrer el país de punta a punta.
El papel de los partidos
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La heterogeneidad del espacio político que aspira a liderar Yolanda Díaz no hace fácil la conformación de un proyecto que pretende tener poco que ver con las maquinarias y las siglas de las distintas formaciones que componen ese espacio, tal y como volvió a dejar claro este viernes. Algo que ya ha levantado ampollas en los últimos meses. Las discrepancias y el distanciamiento con la dirección de Podemos durante todo este tiempo ha quedado de manifiesto. Entienden los morados que como principal partido del espacio deberían tener una mayor presencia en los planes de Yolanda Díaz, de los que incluso reconocen tener poca o ninguna información. Y de puertas hacia adentro admiten no compartir del todo una estrategia que, por ejemplo, implica que las dirigentes de Podemos no tengan presencia alguna en el estreno de Sumar como tampoco lo tuvieron en otros actos previos, como el de ‘Otras políticas’ celebrado en Valencia.
“Los partidos tienen que estar y van a estar, pero no van a ser los protagonistas”, insisten desde el equipo de Sumar. Durante los últimos meses han sido palpables los intentos de la vicepresidenta de acercar espacios políticos que confluyeron en el pasado pero que a día de hoy andan a la gresca, como es el caso de Más País, los Comunes, Izquierda Unida o Podemos. Un difícil equilibrio que también ha provocado suspicacias entre los morados.
Desde el punto de vista de las formaciones políticas de izquierda, el reto de Yolanda Díaz es mayúsculo. Aunque vista la complejidad de volver a pegar las piezas del jarrón que se rompió para convertirlo de nuevo en una herramienta útil que se parezca a la original, los planes de la Díaz parecen claros: construir algo nuevo contando, eso sí, con todo el que esté dispuesto a ayudar.