Festival de Almagro
El amor de Lope de Vega en los tiempos del coronavirus
La Arcadia, ese "lugar o ambiente utópico o idílico", dice la Real Academia. La novela pastoril la situaba lejos de las ciudades, como un espacio de diálogo y reflexión sobre el amor y otras ternuras, sin los conflictos del día a día. Y algo así quisieron recrear los miembros de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC), la sección formativa de esta unidad de producción del Ministerio de Cultura. Solo que no estaban en el campo, sino confinados en casa, un espacio que podía funcionar como refugio pero que, en medio de una crisis sanitaria como la causada por el coronavirus, no parecía "utópico o idílico". Sí eran posibles esos diálogos que Lope de Vega y otros autores abrazaron, aunque a través de Zoom. Faltaba el canto de los pájaros y quizás la placidez que imaginaron clásicos y barrocos, pero había amor. Y de esa idea parte En otro reino extraño, obra teatral que abre este martes el Festival de Almagro.
Al principio, nadie creía que En otro reino extraño fuera a llegar a Almagro, una de las primeras citas teatrales en levantar el telón en medio de la parálisis de todo el sector. Sencillamente porque nadie sabía por entonces si el festival iba a poder celebrarse. Así que la obra, con dirección de David Boceta y dramaturgia de Luis Sorolla a partir de los textos de Lope, nació primero como una pieza audiovisual pensada, ensayada y represetada por videollamada. Y así se estrenó, el 29 de junio, con Alvaro Luna al mando del videoarte. No mucho antes de este lanzamiento, llegó la confirmación: el reino extraño que habían creado a distancia se materializaría sobre la escena, en el festival, y en los ensayos, el primer encuentro físico entre el equipo de creadores desde el estallido de la crisis. Para llegar a Almagro tuvieron que cumplir las mismas medidas de seguridad que en otros tantos sectores: tests, distancia, mascarilla, higiene de manos constante...
Una obra "hija de la pandemia"
"Esta pieza nació en el confinamiento y es hija de la pandemia", dice Boceta. Pero no solo en su producción, sino también en el planteamiento. La propuesta de la CNTC era partir de los versos de amor de Lope, pero, ¿cómo abordar un proyecto así sumidos en una pandemia? "No teníamos ni idea de qué hacer", confiesa el director, "pero sí sabíamos que nos teníamos que hacer la pregunta real de qué sentido tiene hacer esto con lo que está pasando ahí fuera, qué sentido tiene hablar de amor con lo que está pasando ahí fuera". Tanto la pieza de vídeo lanzada en junio como la representada en Almagro —a donde este periódico viaja invitado por la organización— tiene una gran presencia de las inquietudes e impresiones de los propios actores y actrices, del propio equipo. Sus respuestas a esas preguntas, qué importa el amor en medio de la enfermedad y la muerte, trufadas con las que dio Lope. Y una conclusión común: "Tiene mucho sentido hablar de amor, encontrarnos, levantar el telón".
Escena de En otro reino extraño, obra dirigida por David Boceta a partir de textos de Lope de Vega y estrenada en el Festival de Almagro. / Pablo Lorente (Festival de Almagro)
El espectáculo es, para el director de la obra, "un diálogo de ida y vuelta entre los actores de la Joven Compañía y Lope de Vega". En la versión audiovisual, el equipo decidió hacer evidente las conversaciones vía Zoom que habían tenido en torno a la pieza y que habían acabado definiéndola: qué es el amor, hasta qué punto es una estructura social que uno reproduce o algo que uno crea como por primera vez, qué amores distintos existen, qué papel tiene el amor propio en el amor, cuáles son los efectos de la soledad en el alma humana. Estas charlas, que normalmente se mantienen en las bambalinas del proceso creativo, se ponían en esta obra en el mismo plano —o casi— que las palabras de Lope de Vega. Y, de hecho, fueron clave para la elección de fragmentos, y los contextualizan y reinterpretan: "A partir de lo que fueron diciendo", explica el dramaturgo Luis Sorolla, "anotamos las necesidades de este equipo artístico en relación con el amor, y qué textos podíamos rastrear en esta producción inabarcable. En ese ir y venir, nos dimos cuenta de que dialogan de forma súper fluida, súper orgánica, llegando a tener unos significados que nunca nos habríamos imaginado".
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Del confinamiento nace también la estética de la obra, marcada en lo audiovisual por el encierro y la imposibilidad de que los actores estuvieran juntos. Pero también por las redes sociales, por los chats de Whatsapp, por las selfies, las búsquedas en Google motivadas por el aburrimiento. Y esos hallazgos han querido mantenerse en la versión escénica: "Esta es una obra que no huye de las posibilidades que el confinamiento y el posconfinamiento nos dan", dice Boceta. Otro hallazgo: la música. En la obra, las palabras de Lope se convierten en temas de rap, punk, pop o electrocumbia gracias a las composiciones de Antonio de Cos. "Esta no es una obra de teatro clásico, es una obra contemporánea a partir de textos clásicos", reclama David Boceta, que no teme haberse entregado a una "estética completamente contemporánea".
Pero hay algo, en esta edición del Festival de Almagro, que parece trascender a las propias obras que se representan. Ni Ignacio García, director del festival, ni Lluís Homar, responsable de la CNTC, negaban el valor simbólico de la propuesta más allá incluso de su contenido. "La Compañía Nacional es siempre la punta de lanza del festival", decía el primero, que señalaba que su presencia supone "un faro de esperanza importantísimo" para todo el sector. En los últimos años, la CNTC no estrenaba espectáculo en Almagro, sino que llevaba obras ya representadas durante la temporada, algo que ambos gestores querían cambiar. De hecho, antes de que estallara la crisis sanitaria, la CNTC iba a estrenar, abriendo el festival, una obra dirigida por el propio Homar, un plan que finalmente no pudo llevarse a cabo. El estreno de esta otra pieza es una declaración de intenciones en la voluntad de mayor acercamiento entre ambas instituciones.
Pero el simbolismo va, claro, más allá de la producción cultural, y tiene mucho que ver con la experiencia de reflexionar en comunidad, en el patio de butacas y el escenario, sobre el afecto y la pérdida, el amor y la muerte, en un contexto como este. "Lo que estamos viviendo es una mierda", lanzaba Lluís Homar en la presentación de la obra, "no teníamos necesidad de que nos pasara lo que nos está pasando. Y darnos cuenta de que el amor nos puede sacar de ahí es revolucionario".