“Señor Depardieu, usted es un mentiroso”: el MeToo de las víctimas sube al estrado en el juicio contra el actor

Activistas portan pancartas en las que se puede leer "Silencio, se toca" frente al juzgado de París el día de apertura del juicio contra Gerard Depardieu.

Marine Turchi (Mediapart)

“¿Puedo decir que usted es un mentiroso, señor Depardieu?”, lanza Lucile Leidier al estrado, volviéndose hacia el actor, sentado detrás de ella en la primera fila. El presidente la corrige: “Diríjase al tribunal”. La ex vestuarista mira hacia los magistrados: “Creo que el Sr. Depardieu es un mentiroso”.

El miércoles 26 de marzo, en el tercer día del juicio por agresiones sexuales a Gérard Depardieu, las dos demandantes recibieron el apoyo de varias mujeres que acudieron al estrado para relatar hechos similares como testigos.

Sus abogadas,  Carine Durrieu Diebolt y Claude Vincent, también recibieron refuerzos. Desde el lunes, los bancos de las partes civiles se fueron llenando gradualmente de togas negras. Se les han unido abogadas comprometidas con la defensa de las mujeres víctimas de violencia, así como miembros de la Asociación Europea contra la Violencia Hacia las Mujeres en el Trabajo (AVFT, parte civil). Una forma de ayudarse mutuamente, de ser más numerosas y de contrarrestar las estrategias agresivas desplegadas por la defensa desde el inicio del juicio.

El miércoles por la mañana, el tribunal escuchó primero a Sarah (nombre ficticio), la segunda demandante del caso. La ex asistente de dirección de 34 años volvió sobre los tres ataques sexuales que dice sufrió durante el rodaje de la película Les Volets verts, en septiembre de 2021, en la que trabajaba para los actores.

Afirmó que Gérard Depardieu le “puso la mano en el trasero” cuando lo llevaba del camerino al plató y, otro día, “directamente en [su] pecho”, cuando estaba “arrinconada contra una puerta”, en el mismo decorado donde la otra demandante, Amélie, dice que fue agredida. “Tenía miedo. Le dije que no, creo que no fui muy convincente...”. Según ella, el actor la habría agredido por tercera vez, pero “esta vez, su cerebro no quiere recordarlo”, “eso le vendrá bien al Sr. Assous”, ironiza. “¿No le importa llamarme señor letrado?”, respondió el abogado de Gérard Depardieu desde el banquillo de la defensa. “¿Y usted puede llamarme [Sarah]?”, replica ella, en referencia a que el penalista le cambia el nombre desde el principio del caso.

Sarah explica que, aunque una asistente le había advertido, “desde su primer periodo de prácticas, a los 19 años”, debido a la reputación de Gérard Depardieu, no “pudo esquivarlo” y quedó “petrificada, conmocionada”. Su superiora tuvo que preguntarle, un mediodía en el comedor, que “cómo le iba con Gérard”, para que ella confesara: “No quería armar un escándalo, no quería que todo el mundo lo supiera, me daba vergüenza”.

Como apoyo a su relato, Sarah presenta importantes elementos materiales: mensajes que envió desde el rodaje a su compañera de piso y a su familia, en los que menciona tanto los hechos que denuncia como la reacción violenta que habría tenido Gérard Depardieu tras saber que ella se había quejado. Cuenta que el actor se “disculpó de forma irritada”, pero que después “la gritó”” y la “llamó soplona”. “Me sentí muy mal, tenía la impresión de que había hecho algo malo”, explicó. Ese día pensó “que era difícil para las mujeres hablar”.

El actor, por su parte, dio una versión muy diferente en el estrado: afirma que nunca estuvo a solas con ella, que nunca la agredió y que simplemente pidió “que fuera un chico” el que viniera a buscarlo a su camerino de ahora en adelante, “porque sus palabras la ofendían”. En 2023, cuando le detuvieron, había asegurado sin embargo que no recordaba a la joven y que no sabía que ella se había quejado.

Sarah, hasta ahora muy reservada y descrita en la vista como alguien tímida y discreta, se mostró muy combativa ante las preguntas del abogado del actor. Cuando Jérémie Assous le pregunta por el hecho de que no haya presentado una denuncia por agresiones sexuales que sufrió cuando era más joven, en un rodaje y durante su adolescencia, ella responde: “¿Estamos aquí por Depardieu o estamos aquí para hablar de mi adolescencia?”

Asegurando que está comprobando su “credibilidad”, el letrado Assous le pide que dé “el nombre del agresor”» y luego añade: “¡Usted tres hombres [los que acusa], Charlotte Arnould cinco!” Indignación en la sala. “No tenemos conocimiento de estos hechos”, interrumpe el presidente del tribunal. Charlotte Arnould, presente entre el público, cuya denuncia por violación ha llevado al actor a ser investigado (y que niega los hechos), aguanta sin poder responder. Más temprano en la mañana, el abogado provocó su salida del salón entre lágrimas, atacando con virulencia a la “mentirosa Arnould”. Al suspenderse la vista, las tres demandantes, que no se conocían en el momento de sus declaraciones, se abrazaron.

Tres de las veintidós acusadoras, en el estrado

Por la tarde, cuatro mujeres, citadas como testigos por las partes civiles, vinieron a agravar el caso.

La primera, Karine Vigne, segunda ayudante de dirección en Les Volets verts, relató sus recuerdos del rodaje: dice que vio a Amélie atrapada “entre las piernas” de Gérard Depardieu; también fue ella quien escuchó las primeras confidencias de Sarah y alertó a “la producción”; ella es también quien dice haber sufrido comentarios sexuales del actor, como “Tienes el coño húmedo”. Ahora lo que ella quiere es “simplemente que esto termine”: “No se trata así a las mujeres, es inadmisible”.

Después de ella, pasaron por el estrado para testificar, muy emocionadas, tres de las veintidós mujeres que han acusado a Gérard Depardieu de violencia sexual desde 2018 : la periodista Marie Dalibon y la actriz Sarah Brooks, que habían hablado en las investigaciones de Mediapart, y la ex vestuarista Lucile Leidier, que había presentado una denuncia por agresión sexual en enero de 2024 (un procedimiento archivado por prescripción).

Ninguna de las tres conoce a las demandantes, pero han indicado que querían testificar “en su apoyo”. “A mí también me pasó, Gérard Depardieu también me agredió en un rodaje. Entiendo lo que han vivido”, explica Lucile Leidier, al relatar hechos que habrían tenido lugar en el rodaje, en 2014, de El mago y los siameses, cuando ella tenía 24 años. Según ella, “la producción no hizo nada, diciendo que no íbamos a parar el rodaje por una costurera”. La joven, que había testificado de forma anónima en Le Courrier de l'Ouest, ahora quiere “revelar su nombre y dar la cara” para decir “que estas mujeres no mienten”. “Este hombre es peligroso, todo el mundo lo sabe”, aseguró.

No me veía yo con 20 años entrando en una comisaría y diciendo que Gérard Depardieu me ha agredido

Sarah Brooks — Actriz

Unos minutos antes, ante la emoción de Marie Dalibon en el estrado, la letrada Carine Durrieu Diebolt le preguntó: “¿Es difícil testificar hoy en día?” “Es difícil porque se nos pide que salgan de nuestra boca las palabras que nos han herido”, respondió la periodista, que acababa de relatar los repetidos comentarios sexuales que habría sufrido ante sus compañeros de trabajo, mientras rodaba un programa con Depardieu en 2007, y el manoseo que él le habría impuesto, bajando sus manos “hacia su trasero”. “Me he tragado la vergüenza durante años”, dice.

Dos horas después, en el estrado, Sarah Brooks se disculpa por sus lágrimas. Es la primera vez que entra en una sala de vistas, “es estresante, hay mucha gente detrás y sabe que está en los medios de comunicación”. Cuenta cómo Gérard Depardieu, durante una foto con ocasión del rodaje de la serie Marsella, en 2015, le metió la mano dos veces “en sus pantalones cortos y en sus bragas”, a pesar de su oposición. Y las risas que eso habría provocado a su alrededor.

Explica que no presentó una denuncia en ese momento, “porque todo el mundo le decía que era Gérard, que él era así”. Además, “no me veía yo con 20 años entrando en una comisaría y diciendo que Gérard Depardieu me ha agredido”. “El proceso de presentar una denuncia me parece violento, tengo mucha admiración por las que lo han hecho. Y es aún más violento si se archiva sin más”. Para la actriz, una forma de “complacencia” ha cegado al mundo del cine: “Me da la impresión de que no lo hemos impedido, lo hemos dejado hacer”.

Durante sus relatos, la sala, abarrotada, permaneció en silencio. Gérard Depardieu, por su parte, escuchó con el ceño fruncido. En el pasado, cuando fue interrogado sobre esos testimonios, el actor había negado todos los actos de violencia sexual. “Tocar pechos, manosear, no, no me interesa”, repitió ante el tribunal.

Por el estrado pasaron y fueron oídos siete testigos citados por la defensa, entre ellos cinco miembros del rodaje de Les volets verts  (guardaespaldas del actor, técnicos, director de fotografía), quienes afirmaron no haber visto ni sabido nada de las agresiones denunciadas.

Pero el testimonio más esperado era el de Fanny Ardant. La actriz de 76 años, que actuaba con Gérard Depardieu en Les Volets verts, llegó sonriente, con un vestido negro de cuello blanco. Elogió a su “amigo”, un “gran actor”, un “genio”, “extravagante”, “insumiso”, que “ama”, “provoca”, “se vuelca en el rodaje”, “es un bocazas” y “dice groserías”.

Muchos no han querido defender a Gérard porque tenían miedo de no poder seguir ejerciendo su profesión. El miedo no debe servir de moral

Fanny Ardant — Actriz

“Sé que el mundo ha cambiado, que la sociedad ha cambiado, que las referencias ya no son las mismas, que cosas que se toleraban ya no son tolerables”, admitió, al tiempo que lamentaba que “muchos no han querido defender a Gérard porque tenían miedo de no poder seguir ejerciendo su profesión”. ”«El miedo no debe ser una forma de hacer que los ciudadanos obedezcan, el miedo no debe servir como moral”.

“No estamos aquí para moralizar, estamos aquí para hacer justicia, los hechos que se le reprochan a Gérard Depardieu son agresiones sexuales”, señaló el presidente del tribunal, preguntándole si había podido ser testigo de los hechos denunciados durante el rodaje o si había oído hablar de ellos. Fanny Ardant aseguró que “nunca había presenciado un gesto inapropiado”, que el actor es “alguien a quien se puede mandar callar” y que ella misma, en su juventud, “dio bofetadas” cuando sufrió “cosas así” de otros hombres.

“¿Cree que las mujeres jóvenes, que no tienen su renombre, pueden decirle que no?”, le preguntó Catherine Le Magueresse, representante de la AVFT. “Eso es como si me hiciera una pregunta que no me incumbe...”, respondió la actriz, precisando que respetaba “el dolor, la pena”. Cuando bajó del estrado, la actriz besó calurosamente a Gérard Depardieu, antes de sentarse en los bancos de sus familiares y amigos.

Cuando eran ya más de las 19:30, después de un enésimo momento de tensión, Amélie no pudo más y abandonó la sala, seguida de Sarah. “¡Vayan a hacer su teatro frente a las cámaras!”, gritó Jérémie Assous. La letrada  Diebolt le replicó: “¡Son ustedes los que pasan ante las cámaras en cada pausa!”

Depardieu dice que no es un "sobón": "No veo por qué disfrutaría manoseando a una mujer en un plató"

Depardieu dice que no es un "sobón": "No veo por qué disfrutaría manoseando a una mujer en un plató"

“¡Me ahogo, tengo palpitaciones!”, interrumpe Gérard Depardieu. Al ser interrogado por última vez en el marco de los elementos de personalidad, el actor explicó que él “no es solo ese hombre que toca”, describiéndose a sí mismo como “más que humano”. Claude Vincent, la abogada de Sarah, le hizo una última pregunta: “En lugar de pedir que le envíen a buscarle al camerino a un hombre y no a una mujer, ¿nunca ha pensado que el problema podría ser usted?” “Claro. No creo en el hombre bueno al 100 %”, respondió el actor. El juicio continúa el jueves 27 de marzo.

 

Traducción de Miguel López

Más sobre este tema
stats