Las primeras siete megaplantas de hidrógeno surtirán a fábricas, barcos y productores de fertilizantes

Sara Aagesen durante una visita al municipio de La Robla (León) en la presentación del proyecto de hidrógeno renovable del consorcio formado por Enagás Renovables y Naturgy.

El Gobierno ya ha decidido cuáles será la primera hornada de megaproyectos de hidrógeno verde de España, la tecnología que está llamada a sustituir al gas industrial y a funcionar como combustible en algunos vehículos para mitigar las emisiones de CO₂. El Ministerio de Transición Ecológica ha dado luz verde a siete parques de producción de hidrógeno verde distribuidos en cinco comunidades autónomas, que recibirán en total 1.214 millones de euros de subvenciones de Bruselas, a los que se sumarán casi 4.000 millones más que pondrá el sector privado. La mayoría de este hidrógeno se destinará a industrias intensivas en calor, a la fabricación de fertilizantes y a la producción de combustible para barcos y aviones. Solo estos siete proyectos abastecerán un 33% del hidrógeno renovable que producirá España en 2030.

El hidrógeno verde es un gas que permite producir energía calorífica libre de emisiones, y por lo tanto una de las apuestas de la industria europea para descarbonizarse durante la próxima década. Como señaló la ministra de Transición Ecológica este viernes, España es el epicentro del hidrógeno renovable del continente gracias a la producción solar y eólica. "Somos más atractivos [en hidrógeno verde] porque somos más competitivos en energías renovables. El año pasado casi un 57% de la electricidad fue renovable", dijo Sara Aagesen en un desayuno con la agencia Europa Press.

Esta electricidad de origen renovable se puede utilizar en una planta de electrólisis para convertir agua en hidrógeno. El proceso consiste en aplicar un chispazo sobre una corriente de agua para dividir las partículas de hidrógeno y oxígeno, que se atrapan por separado para utilizarlas después en la industria química. Y todo sin contaminar la atmósfera.

La clave de este hidrógeno está en que puede inyectarse en la red gasista existente de manera relativamente sencilla y sustituir al gas natural por una alternativa verde en aquellas industrias donde es imprescindible alcanzar altas temperaturas, como hornos de cerámica o siderurgias. El hidrógeno verde también puede destinarse a la industria química, o puede ser reconvertido en amoniaco, un compuesto imprescindible para fabricar fertilizantes. Una tercera vía para el hidrógeno es utilizarlo en un motor como combustible para barcos o camiones, aunque para ello debe ser transformado en amoniaco o metanol.

Entre los siete valles del hidrógeno, como se ha bautizado a los siete megaproyectos, España tendrá una capacidad de 4 gigavatios de electrólisis en 2030, y el PNIEC contempla 12 gigavatios (GW) en 2030. Cada infraestructura tendrá además que repercutir en la economía local y compenetrarse con la industria de la zona para que la inversión sea lo más eficiente posible, por eso cada valle se destinará a producir hidrógeno para un uso concreto. Por ejemplo, el Valle Leonés del Hidrógeno Verde, el que más potencia de electrólisis tendrá de los siete (415 MW), se ubicará en los municipios de La Robla y en Villadangos del Páramo, y producirá metanol verde (combustible para vehículos y maquinaria) e hidrógeno verde que se destinará a la industria de los alrededores. En el proceso aprovecharán también residuos de la ganadería local para producir metanol.

El segundo valle más grande del proyecto es el andaluz, bautizado como Onuba (405 MW) y ubicado en Palos de la Frontera. Su objetivo será surtir a la industria de Huelva y fabricar fertilizantes y amoniaco para la planta de Fertiberia. Mientras que el Valle de Hidrógeno de A Coruña (252 MW) tendrá dos plantas, una dedicada a producir amoníaco verde en el puerto exterior de la ciudad (Punta Langosteira) para combustible marítimo, y otra de hidrógeno verde en el polígono industrial de A Grela. El proyecto Compostilla Green, en Cubillos del Sil (Castilla y León, 213 MW), dedicará parte de su capacidad para producir combustible verde de aviación, otro de los derivados del hidrógeno verde.

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El apetito en España por producir hidrógeno sobrepasa incluso por mucho las expectativas del Gobierno y los objetivos del Plan Nacional de Energía y Clima (PNIEC), pero solo siete proyectos han llegado a la fase final, aunque las subvenciones son provisionales y falta culminar el proceso de alegaciones. Aragón y Castilla y León tendrán cada una dos de los llamados valles de hidrógeno verde, y Cataluña, Andalucía y Galicia albergarán uno cada una. Otras plantas de hidrógeno verde más pequeñas también han salido adelante en los últimos años, pero los valles se diferencian en que son megaproyectos que producirán grandes cantidades de hidrógeno para abastecer a polos industriales.

Gonzalo Gómez, profesor de Economía de la Universidad de Comillas Icade, explica que el desafío del hidrógeno verde está en su diferenciación de precios respecto al hidrógeno gris, el producido a partir del gas natural, del que se consumen ahora más de 500.000 toneladas en España. "El hidrógeno verde es entre tres y cuatro veces más caro, no es rentable. El problema es que para producir hidrógeno sin emisiones a un precio asequible tienes que tener los electrolizadores funcionando las 24 horas, y la energía solar solo permite operar durante el día", opina el experto. 

Según Gómez, solo Castilla y León cuenta ahora con una capacidad de producción de electricidad libre de emisiones sin interrupciones, gracias al buen equilibrio entre energía solar (día) y eólica (noche). "Lo que no me encaja es quien va a poder comprar el hidrógeno a ese precio. Por ahora, los únicos proyectos viables son estos, que están ampliamente subvencionados", añade.

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