De viva voz
El beso de Klimt
El beso de Klimt
Se enamoran de un cuadro.
Un bellísimo cuadro que lleva un largo siglo en los museos.
Viena, primera década del siglo de las sombras:
secesión en las artes, oropel y erotismo.
Gustav Klimt, el artista que amaba a las mujeres.
Poquísimas han visto la obra original.
Pero eso no importa, se enamoran de copias.
Decorativas copias, simbólicos deseos,
altares que presiden las alcobas
de los enamorados del presente.
Sus abuelas colgaron crucifijos
(para toda la vida).
Sus madres, el jardín de las delicias
(hasta el confuso día del divorcio).
Ellas, un beso eterno
aunque la eternidad dure un suspiro.
La lámina dorada brilla sobre los tálamos,
los jóvenes amantes
la miran y se besan como príncipes.
Ven lo que necesitan
para alcanzar el fondo de la dicha:
La lluvia de oro, el eco de mil constelaciones,
la pradera de flores, los mantos que los cubren
y los rostros unidos por el beso infinito.
(Que en la obra elegida él domine la escena
y ella cierre los ojos postrada de rodillas
al pie de un precipicio,
son detalles que no tendrán en cuenta.)
Viena, primera década del siglo de las sombras
y cien años más tarde:
traslaciones continuas, secesiones forzosas,
deslealtades urgentes, acosos y despidos,
mochilas y muchachas con el ombligo al aire
y algún privilegiado que siempre está esperando
un cambio de destino…
Bajo este panorama de tiempos velocísimos,
de carretera y pésimos augurios,
las jóvenes parejas del siglo XXI
siguen en el intento:
La gran poesía
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construyendo el amor al borde del abismo.
De ¿Quién teme a Thelma & Louise?
*Mónica Doña es poeta. Su último libro es Mónica Doña¿Quién teme a Thelma & Louise? (Renacimiento, 2017).