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La guerra de recusaciones atrasará más de medio año el fallo del TC sobre la amnistía a líderes del 'procés'

Todos los jueces Dredd

Un futuro distópico en el que los jueces reúnen en sí mismos poderes de juez, jurado, policía y verdugo, es el contexto en el que desarrolla el famoso cómic Juez Dredd creado en 1977 y convertido en película mucho después con Sylvester Stallone. Viendo las actuales actuaciones de algunos jueces y magistrados españoles, parece que la ficción va tomando forma. Porque, ¿a quien no le salen de corrido nombres de jueces predispuestos a buscar la gloria mientras cumplen con un deber supuestamente patriótico?

Llevamos una temporada que no hay día que nos levantemos sin una noticia judicial que nos deje boquiabiertos. “La jurisprudencia creativa, que aplica la norma tendenciosamente, se está convirtiendo en lo habitual. Es la quiebra más grave del Estado de Derecho que he conocido”, señala un juez que ha tenido altas responsabilidades y considera que no es normal lo que está sucediendo. 

La amnistía desató en el Supremo una actividad de oposición del proyecto de ley y se pusieron la venda antes de la herida. Según los jueces consultados, se olvidaron de la división de poderes y se metieron en el terreno del Parlamento y del Gobierno. Los proyectos de ley los presenta el Gobierno, pero cuando estos magistrados -que llevaban cinco años al margen del mandato de la Constitución porque el PP se negaba a renovarlo- leen el borrador del proyecto, empiezan a actuar como si fueran el Constitucional. Y en esas estamos aún. 

La misión de parar los pies al Gobierno de Pedro Sánchez se ha convertido en un fenómeno masivo, al que se ha imbuido del más alto sentido. Porque un juez no se va a embarrar en cualquier cosa. Para entrar en faena hay que tener la excusa de cumplir un deber patriótico, y ante tan noble fin, pocas cosas se interponen. 

La misión de parar los pies al Gobierno de Pedro Sánchez se ha convertido en un fenómeno masivo, al que se ha imbuido del más alto sentido

Los jueces que participan en la cruzada manejan un discurso teorizado que se extiende ante un cuerpo que mira por encima del hombro al resto de la sociedad. Disponen de un mazo, más poderoso aún que la pistola Legislador de Juez Dredd, con el que interpretar y aplicar la ley en la que caben asimetrías. Como pedir recusaciones de magistrados progresistas del Constitucional pero no la del conservador José María Macías, que se niega a apartarse de la recusación de Conde Pumpido presentada por Feijóo para apartarle de la amnistía. 

La credibilidad de la justicia es la gran víctima del mandato casi cuasi divino que cada vez más jueces han supuesto recibir. Siempre quedan algunos que siguen analizando con mirada crítica a su colectivo. Y que no creen en las casualidades, como por ejemplo, a la hora de la asignación de los casos a un juzgado o a otro, a pesar de que el reparto está informatizado. “Las famosas astillas, como se llamaban los sobornos a funcionarios en círculos judiciales, se conjuraron con el algoritmo de reparto, así que será puro azar que el juez Peinado haya recibido un caso que ha reconvertido en un tema tan jugoso y que cuente, además, con cobertura para alargarlo hasta el infinito, como estamos viendo”, explica otro juez alarmado por la batalla que algunos colegas están presentando. 

Dentro de este movimiento judicial sincrónico, está también la vanidad individual de jubilarse como un héroe o de catapultar una carrera que no prometía mucho. Y ese sentimiento adrenalínico de pertenecer a la misma banda y convertirse en un Stallone de la ley y el orden.

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