Ignacio Ellacuría, teólogo y filósofo de la liberación Juan José Tamayo
Trato
¿Cuál es el trato entre PP y Vox para que el primero acepte ocultar la violencia de género? ¿A cambio de qué niega una violencia tan grave y la justifica, como hizo su líder al hablar de “divorcio duro”?
La violencia de género, sin lugar a dudas, es la más grave que tenemos en nuestro país. Ninguna otra violencia se ejerce sobre un grupo específico de la población, como lo es el formado por mujeres en una relación de pareja vigente o pasada, con un resultado de 60 homicidios de media cada año. Y en ninguna otra violencia los asesinos pertenecen a un grupo tan concreto de la sociedad, como es el de ser hombre pareja o expareja de la mujer asesinada. En España se producen anualmente unos 300 homicidios, y de todos ellos 60 son mujeres asesinadas por los 60 hombres con los que mantienen o mantenían un vínculo de pareja. Los 240 homicidios restantes se dispersan entre diferentes grupos de víctimas y asesinos, pero ninguno llega a 60, y menos aún lo hace todos los años con asesinos renovados, porque no se trata de un grupo criminal oculto en cuevas o montañas que actúa de manera ocasional, sino del resultado de una sociedad machista capaz de generar 60 asesinos nuevos desde la normalidad cada año.
La actitud del PP esconde toda la construcción social y cultural que hace que esta violencia se lleve a cabo, y que lo haga entre la invisibilidad y el silencio, hasta el punto de que sólo se denuncia alrededor del 30% de los casos, y entre las mujeres asesinadas, es decir, mujeres que han sufrido una violencia tan grave que termina asesinándolas, el 70-80% nunca ha puesto una denuncia antes del homicidio. La misma construcción cultural que lleva a que, a pesar de ese resultado tan grave, objetivo y repetido, sólo un 0,8% de la población considere la violencia machista entre los problemas principales (CIS 2022).
Un gobierno no se puede conseguir a cambio de negar la violencia que amenaza a la mitad de la población
Que el PP contribuya al negacionismo y a la falta de conciencia de esta violencia significa dos cosas: o lo hace porque va a recibir algo de más valor que el coste y el dolor que supone la violencia de género; o no le importan nada las mujeres maltratadas y asesinadas, ni tampoco sus hijos e hijas que sufren esta violencia.
Puede que sean las dos cosas, pero si es así no podemos admitirlo como sociedad.
Si la razón es alcanzar el Gobierno para desarrollar todo tipo de “políticas beneficiosas para la sociedad y el bien común”, vemos que no es cierto ni es válido. Un gobierno no se puede conseguir a cambio de negar la violencia que amenaza a la mitad de la población (las mujeres), ni de ocultar y suprimir los ministerios y estructuras destinadas a desarrollar las políticas dirigidas a combatir la violencia más grave que tenemos.
Con su actitud el PP demuestra que no tiene palabra ni principios, sólo números y cálculos para llegar hasta el destino final del poder. Ahora, después de que se haya postrado ante Vox, demuestra que la violencia de género no significa nada para él, y que cuando utiliza el argumento de que votó a favor de la “Ley Integral contra la Violencia de Género” en 2004, en realidad revela que sólo fue un gesto sin ningún compromiso, y que lo hizo porque no le quedaba más remedio ante la constatación de que iba a ser aprobada, porque en 2002 rechazó una proposición de ley integral presentada por el PSOE desde la oposición. Es decir, hace y dice una cosa y la contraria, como ahora, que dice que la violencia de género existe, pero pacta con Vox que dice que no existe, y a partir de ese momento, aunque tenga el gobierno, pasa a ser llamada “violencia intrafamiliar” o un conflicto dentro de un “divorcio duro”.
El PP hace lo que haga falta para sacar rentabilidad política a costa de la integridad y libertad de las mujeres.
¿Qué piensa el sr. Feijóo que sucede en una relación donde se produce un homicidio por violencia de género? ¿Cree que es un arrebato y que el homicidio es la primera manifestación de la violencia?
Pues no es así, puede echarle un vistazo a los informes del CGPJ donde se analizan las sentencias por homicidios, y verá toda la violencia que hay antes de que se cometa el asesinato.
Porque el sr. Feijóo y toda la sociedad deben saber que muchas mujeres asesinadas tuvieron antes un “divorcio duro” en el que el agresor de turno las maltrató y las amenazó de muerte, o vivieron cualquier otra situación que los agresores decidieron utilizar para ejercer su violencia creciente hasta el homicidio.
Y todo ello, que se crea por la construcción de género derivada de la cultura machista y se oculta bajo los mitos, estereotipos y justificaciones que da la misma cultura, es lo que ahora desaparece al hablar de violencia intrafamiliar y negar la violencia de género.
Es inaceptable que se juegue con la vida de las mujeres para conseguir espacios de poder en los que beneficiar a quien defiende sus ideas, valores y creencias. Inadmisible. El PP debe ser consciente de que la sociedad, especialmente las mujeres, muchas de las que lo van a votar también, nunca van a olvidar esta traición y mercantilización que está haciendo con sus vidas, y que antes o después le van a exigir responsabilidad por ese maltrato institucional y el mal trato que hace con Vox.
_____________
Miguel Lorente Acosta es médico y profesor en la Universidad de Granada y fue delegado del Gobierno para la Violencia de Género.
Lo más...
Lo más...
Leído