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¿Considerará Tudanca la posibilidad de abstenerse?

José Sanroma Aldea

¿Qué gobierno autonómico necesita Castilla y León?

La respuesta hay que darla a tenor de los resultados, en base a los cuales sólo es realizable un Gobierno presidido por el PP, a pesar de que su porcentaje de votos solo supera al del partido socialista en algo más de un punto.

En la noche electoral fue Vox quien la dio más clara: un Gobierno para acabar con el sanchismo y su gobierno socialcomunista, que está hundiendo a España junto a sus socios independentistas y Bildu-etarras. Respuesta en línea con su inequívoca estrategia que le ha llevado desde la nada a ser la tercera fuerza política; en línea con el planteamiento que llevó a Mañueco-Casado a convocar elecciones, y cuyo resultado ha defraudado las expectativas del PP.

Esta respuesta es realizable, con o sin vicepresidencia de Vox; única condición: que el programa del gobierno lo marque decisivamente este partido antiautonomista y antieuropeísta al PP, que no lo es.

Pero hay otra respuesta igualmente clara: la comunidad castellanoleonesa necesita un Gobierno que sea capaz de entenderse con el Gobierno de coalición que preside Sánchez. En línea con la necesidad apremiante de que los gobiernos autonómicos dediquen sus esfuerzos a programar y gestionar bien la parte de los fondos europeos Next Generation que el Gobierno de España les canaliza tras conseguirlos de la Unión Europea. Sin perder y hacer perder un año y medio a la Comunidad de Castilla y León.

Esta respuesta es realizable con la abstención del partido socialista, que de este modo daría a su electorado influencia decisiva en el programa del gobierno a formar por el PP. Cuándo y cómo el partido socialista eche en la balanza política esta posibilidad —y si la va a echar— está por ver. Que se conforme con decir que en un futuro se logrará un cambio ningunea los votos obtenidos.

El trance más problemático lo tiene Mañueco y el PP sometido a la veleta que desorienta a Casado.

En la noche electoral no podían pasar y no pasaron de decir que hablarían con todas las fuerzas políticas. Vale. Pero ahora la encrucijada es: o embarcarse en una "guerra cultural" contra el sanchismo, con temas que exceden las competencias autonómicas, o gestionar un programa de gobierno ceñido a estas, cuyo mejor cumplimiento exige la colaboración con el Gobierno de España.

La encrucijada es: o embarcarse en una "guerra cultural" contra el sanchismo, con temas que exceden las competencias autonómicas, o gestionar un programa de gobierno ceñido a estas, cuyo mejor cumplimiento exige la colaboración con el Gobierno de España.

Si Mañueco fuera Ayuso y Castilla y León fuera Madrid la incógnita se despejaría antes de quedar planteada. Pero no es así.

Supongamos que Mañueco se atreve a actuar ahora, después de las elecciones, en función de lo que interesa a su comunidad autónoma. Supongamos que el PSOE, en lugar de facilitarle que se eche en brazos de Vox, le empuja en dirección contraria. Tudanca se mostró en la noche electoral como un político honesto; muy valorable personalmente, pero insuficiente como líder, porque alguien tal tiene que hacer valer su alto porcentaje de electores .

Supongamos que la respuesta se inclina en la dirección contraria a la que propone Vox. Esto significaría dos cosas:

Primera: Que el Gobierno de la comunidad castellanoleonesa se aplica a su tarea, en lugar de seguir el antidemocrático juego de cuestionar la legitimidad del Gobierno de coalición que preside Sánchez. En línea con la integración territorial de España y dentro de la propia comunidad autónoma, que demanda colaboración intergubernamental.

Segunda: Que se hace efectivo un cordón sanitario ante el intento de Vox de acceder al Gobierno o/y de marcarle la agenda política. En línea con una democracia española que está estructurada como Estado autonómico y proyectada en el proceso integrador de la Unión Europea.

Supongo que Tudanca y su partido decidirán lo que proceda con mayor conocimiento de lo que piensan y necesitan las gentes de aquella tierra que quien firma esta columna de opinión. No veo razones de peso para suponer que su eventual decisión abstencionista desequilibraría el Gobierno de coalición que preside Sánchez.

Afirmo que mi opinión (sobre este asunto autonómico con incidencia en la política española) está en correspondencia con la idea de que España necesitaba ya —tras las elecciones generales de abril de 2019— el Gobierno de coalición que formó Sánchez solo tras las de noviembre del mismo año. En correspondencia también con la idea de que este Gobierno merece, por sus hechos, agotar la legislatura, dando muestra de capacidad de relación intergubernamental y de estabilidad; a pesar de que, desde su formación, se ha enfrentado a una estrategia de acoso y derribo impulsada por el golpismo mediático y la veleta de Génova .

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José Sanroma Aldea es abogado y fue secretario general de la Organización Revolucionaria de Trabajadores (ORT) en el período de la Transición.

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