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Las decisiones del nuevo CGPJ muestran que el empate pactado entre PP y PSOE favorece a la derecha

Ayuso se desmarca de Feijóo dando por sentado que es inútil buscar el apoyo de Sánchez para la investidura

Alberto Núñez Feijóo celebra la noche electoral del 23J. A la derecha, Isabel Díaz Ayuso.

Pactar con Pedro Sánchez es imposible y no tiene sentido intentarlo. La baronesa madrileña del PP, Isabel Díaz Ayuso, marcó este miércoles perfil propio poniendo distancia con la estrategia marcada por Alberto Núñez Feijóo de intentar buscar un acuerdo con el PSOE para convertirse con su ayuda en el nuevo presidente del Gobierno. El líder del PP, que desde el domingo evita hablar de “sanchismo” y apela al sentido de Estado de los socialistas, planea hablar con Sánchez después de que termine el recuento del voto de los españoles del exterior, que comenzará el lunes, y se sepa la cifra definitiva de escaños de cada formación política. 

Pero Ayuso no ve ese “sentido de Estado”. Todo lo contrario. “[José Luis Rodríguez] Zapatero y Sánchez”, aseveró enfáticamente en una comparecencia ante la prensa, “quieren presidir y liderar la transformación territorial de España y, sobre todo, pervertir el orden constitucional por la puerta de atrás, para sustituirlo por una república federal plurinacional”. Por eso, aseguró, “les estorba la Corona y quieren “acabar con nuestro Estado de derecho”.

La lideresa madrileña evitó criticar directamente a Feijóo diciendo que “está en su legítimo derecho, nada se lo impide”, de hablar con Sánchez. “Pero yo siempre he manifestado que con el desastre no hay que pactar”, remarcó. Lo que tiene que hacer el PP es “impedir que los enemigos de España se salgan con la suya”.

“No estamos en ese escenario”

Ayuso, con todo, se esforzó en desmentir que tenga intención de disputar el liderazgo nacional del partido. Se lo están demandando, admitió. Y no sólo Esperanza Aguirre. “Algún mensaje llega” pidiéndoselo, “pero no los estoy abriendo porque no estoy a perder el tiempo y abrir un debate que no hay ni lo va a haber. No va a haber confrontación entre presidentes autonómicos, ni lo va a ver con la dirección, no estamos en ese escenario. No puede ser que el jueves estuviéramos en un mitin con Feijóo, aplaudiéndole, dándole nuestro apoyo, y el martes tirándole por un puente”. “A día de hoy”, precisó jugando con los matices, “sigue siendo la persona idónea para presidir España”. Y “por supuesto tiene que ser el candidato” si se repiten las elecciones, remachó, algo con lo que no cuenta porque está segura de que Sánchez ya ha pactado con Junts.

Ayuso no anima a Feijóo a buscar el apoyo del PSOE, pero sí a presentarse a la investidura, porque Sánchez “está mintiendo a la nación puesto que ya tiene un pacto con Puigdemont”. El líder socialista, reveló sin citar prueba alguna, ya ha pactado con “delincuentes y enemigos de España” para ser de nuevo presidente. “Alertamos a todos los españoles de que ya lo tiene todo pactado” y “va a vender, literalmente, nuestra nación a sus enemigos”. ¿Qué pretende Sánchez con ese pacto, según la lideresa madrileña? Hacer lehendakari a Arnaldo Otegi y cogobernar Galicia, Cataluña y Navarra con “los independentistas”, dijo.

De nuevo asumiendo el liderazgo nacional del Partido Popular, y ya que no tendrán el control del Congreso, Ayuso reclamó que la mayoría absoluta del PP en el Senado sirva para “intentar frenar cualquier modificación del Estatuto de Cataluña o del País Vasco” resultado de los pactos a los que llegue Sánchez con los independentistas e impida “que consigan la independencia”. El Senado tiene que convertirse además en una Cámara dispuesta a abrir “distintas comisiones que nos den información real sobre los pactos auténticos que hay en España y sobre muchas cuestiones que han estado ocultas a los ojos de los españoles”, explicó sin precisar más.

Ayuso hizo estas declaraciones el mismo día en el que Feijóo alentó la hipótesis contraria: que el presidente Pedro Sánchez no será capaz de armar una mayoría suficiente para revalidar su mandato y que no habrá más remedio que repetir las elecciones. De hecho, esa es la razón por la que el líder del PP desea presentarse a la investidura aunque él tampoco tenga el apoyo necesario para llegar a la Moncloa: quiere que ese debate no sólo ponga en marcha el reloj del que depende la repetición electoral sino que pretende convertirlo en el primer acto de la nueva campaña electoral, tal y como le aconsejó esta semana José María Aznar a través de un editorial publicado por la Fundación FAES.

El encargo del rey

En Génova dan por hecho que Felipe VI propondrá su nombre porque Feijóo encabeza la lista más votada y no creen que el líder del PSOE consiga atar el apoyo de Junts. Si el rey le elige, el candidato del PP aceptará el encargo, a diferencia de lo que hizo Mariano Rajoy en enero de 2016. “Hoy no estoy en condiciones porque no solo no tengo aún una mayoría de votos a favor, sino que tengo una mayoría absoluta en contra”, alegó entonces Rajoy. Exactamente la misma situación que enfrenta Feijóo.

La Constitución no dice nada de que el rey tenga que proponer a alguien que reúna apoyo suficiente para ser elegido ni que deba dar prioridad al que encabece la lista más votada, sino que le deja libertad para nominar a quien considere oportuno después de escuchar a los portavoces de los grupos políticos representados en el Congreso.

El PP busca la investidura para subrayar su condición de fuerza más votada en las elecciones del pasado domingo, pero lo cierto es que en estos momentos está lejos de reunir los apoyos que necesita. Más bien al contrario: en el Congreso hay 179 diputados que se oponen a la candidatura de Feijóo a la presidencia del Gobierno, tres por encima de la mayoría absoluta.

Pero el PP, que en campaña defendía las “matemáticas de Estado”, sigue ignorando las cifras. La secretaria general del PP, Cuca Gamarra, reivindicó este miércoles una vez más, el supuesto derecho de su partido a gobernar por ser la lista más votada, aunque admitió también que esta es una “regla no escrita”. Lo mismo hizo Ayuso en su comparecencia, pasando por alto que ella llegó a la presidencia de Madrid sin haber ganado las elecciones, como le ocurrió en su día a Juanma Moreno en Andalucía, a Fernando López Miras en Murcia, a Alfonso Fernández Mañueco en Castilla y León y al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida.

Denuncia preventiva

Gamarra abundó en la denuncia preventiva de cualquier acuerdo al que pueda llegar el PSOE con Junts para que el independentismo catalán facilite la investidura de Sánchez. Eso también es “una regla no escrita”, dijo: “No se pacta” con quien “quiere la ruptura de España” o es un “prófugo de la Justicia”, en alusión a Carles Puigdemont. Es una opción “descabellada” que supondría "cambiar la capital de España a Waterloo”, la localidad belga en las que vive Puigdemont desde que huyó de la justicia.

Entretanto, a medida que van pasando los días después de las elecciones, en el PP se abren paso dos ideas: se cometieron “errores” en campaña y hay que redefinir la estrategia ante Vox porque no se actuó de forma “coherente” y se “confundió” al electorado.

Fuentes consultadas por Europa Press sostienen que se deberían haber retrasado los pactos con Vox y que hubo imprevisión al dar por supuesto que el miedo a la ultraderecha no iba a funcionar. “Esos pactos en plena campaña han servido para movilizar al votante de izquierda", resume un diputado del PP.

Ya empieza a haber voces que proponen “replantear la estrategia” con Vox porque no se puede seguir la tesis del PSOE de “demonizar” al partido de Santiago Abascal pero luego pactar con ellos en las autonomías. “La no claridad y la incoherencia ha desconcertado a muchos votantes”, asegura un miembro del Comité Ejecutivo del PP.

Desorientación

Otras fuentes afirman que también “desorientó” a los electores que Feijóo lleve meses diciendo que hay que “derogar el sanchismo”, pero luego proclame su intención de llamar en primer lugar “a la puerta del PSOE” para que le deje gobernar. “Se ha confundido mucho a la gente”. Otros creen que hay que acabar con la ultraderecha: “Vox ha tenido mucha culpa en lo que ha ocurrido. Hay que ir a por ellos porque si no, no vamos a gobernar”.

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Entre los errores, algunas fuentes citan la “errática” explicación de Feijóo sobre su amistad con el narcotraficante Marcial Dorado y la decisión de no acudir al debate a cuatro. 

Para complicar las cosas, y en uno de los peores momentos de la relación entre PP y Vox, que se culpan mutuamente del fiasco electoral, Génova tiene pendiente de resolver la investidura de sus candidatos en Murcia y Aragón, que dependen de alcanzar nuevos acuerdos con la ultraderecha.

Los de Abascal, igual que Ayuso, no creen en un acuerdo con el PSOE. Su portavoz parlamentario, Iván Espinosa de los Monteros, se burló este miércoles de la estrategia de Feijóo animándole a convencer a alguno de los diputados del “PSOE bueno” del que habla. Él ha dicho no conocer a “ninguno”.

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