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El azote del ébola

El personal que trató a la auxiliar desmonta la versión de Sanidad que la culpa

Fachada principal del Hospital de Alcorcón.

Profesionales del Hospital de Alcorcón, donde fue tratada en un primer momento la auxiliar de enfermería contagiada por ébola Teresa Romero, han comenzado a dar detalles sobre cómo fueron las 16 horas en las que asumieron el riesgo de atenderla a pesar de que, según señalan, no contaban con los medios para hacerlo con todas las garantías. A la carta a sus superiores que publican varios medios de comunicación y en la que Juan Manuel Parra, el médico adjunto de Urgencias que la trató denuncia fallos en el protocolo, se ha sumado en la mañana de este jueves el relato de una enfermera de ese mismo centro sanitario que recoge Diario Enfermero. En ese testimonio, la profesional detalla que el procedimiento de actuación no fue el correcto y que la atención se hizo en un box que no estaba preparado. A pesar de eso, recalca, "en ningún momento se dudó en prestar a la paciente la atención que necesitaba".

Con sus testimonios, ambos están contribuyendo a desmontar los intentos de la Administración sanitaria de la Comunidad de Madrid de cargar las tintas contra la auxiliar infectada, que sigue aislada en el Hospital Carlos III y cuyo estado de salud ha empeorado en las últimas horas según ha avanzado su propio hermano en declaraciones a los medios a las puertas del centro sanitario. Este miércoles el consejero Javier Rodríguez la llegó a acusar de mentir y de "ocultar información" a los primeros médicos que la atendieron.

Pues bien, la enfermera de Alcorcón asegura que la paciente "en todo momento fue muy considerada con todo el personal con el que se puso en contacto desde que llegó, avisando de que posiblemente estaba enferma de ébola". El doctor Parra, que pidió en la noche del miércoles ser ingresado en el Carlos III, también señala en su escrito que Romero avisó a su llegada al centro sanitario de que había tenido contacto con el virus y que les advirtió de que tuvieran cuidado al manipular sus residuos. 

La enfermera asegura que después de que Romero hiciera esa alerta se la internó en el box en el que, según el protocolo, deberían permanecer los posibles casos de ébola. Asegura que cuando el hospital presentó a los profesionales esas indicaciones hubo una serie de médicos de Urgencias que hicieron escritos en los que alertaban de que ese cuarto no estaba preparado para atender a un paciente con este tipo de infección.

Ofrece algunos detalles como que ese box no cuenta con una esclusa (una habitación puente en la que los profesionales se desprenden de los trajes y el material infectado) y que, por tanto, el personal "tenía que desvestirse dentro de la misma habitación del paciente ya que el material contaminado que ha estado en contacto con la paciente no puede salir de esa área, porque contaminaría al resto". Así, asegura, se hizo durante todo el día a pesar de que el personal de enfermería expresó sus dudas al respecto. Además, señala que esa sala "seguía sin limpiar" a media mañana del miércoles 8 de octubre y que sólo permanecía "aislada con plásticos". 

En otras entrevistas concedidas este jueves a la Cadena Ser El programa de Ana Rosa (Telecinco) el consejero Rodríguez insistió en que tenía "pruebas" de que Romero no había dado toda la información de la que disponía y dijo también que el traje de protección había funcionado bien y que para ponérselo "no hace falta hacer un máster". Pues bien, tanto el médico como la enfermera del hospital se refieren a los equipos de protección. 

La profesional explica que hasta la tarde del miércoles 8 de octubre –Teresa Romero abandonó ese hospital hacia el Carlos III en la noche del lunes 6– no llegaron al hospital los equipos EPI 2 (el de máxima seguridad es el 4) y que atendieron a la paciente con un equipo "altamente deficiente" y que sólo "a lo largo de la mañana, como cada vez se era más consciente que iba a ser una caso positivo, se trajeron calzas impermeables de quirófano". De hecho, asegura que el protocolo del hospital contemplaba que bastaba con "una bata impermeable, calzas, gorro y mascarilla quirúrgica". Ahora, dice, se ha cambiado e incluye gafas de protección y doble guante de látex, aunque no precisa que todo el material deba ser impermeable ni que haga falta al menos un mono tipo EPI 3, tal y como asegura que recomienda Salud Laboral. 

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El facultativo, por su parte, dice que tuvo que ponerse y quitarse el traje de protección en 13 ocasiones y que sólo a partir de las 17.00 horas de la tarde del lunes, cuando se le comunicado la "posibilidad" de que el resultado sea positivo por ébola los sanitarios empiezan a protegerse con el traje "de mayor nivel facilitado por este hospital" que es un buzo, con máscara, gafas, dobles guantes y una cobertura para el calzado. No obstante, el médico asegura que ese traje le quedaba pequeño y que las muñecas le quedaban al aire.

Sobre la formación recibida, la enfermera señala que la sanitaria que tenía asignado ese box advirtió de que "no sabía cómo tenía que ponerse ni quitarse la ropa disponible y que, por tanto, no estaba preparada para hacerlo". Según su relato, "le dijeron que en la parte posterior de la puerta, dentro de la habitación, hay un cartel en el que te dice el orden en el que te tienes que quitar las cosas". 

Igual que la propia afectada –que dijo haberse enterado por la prensa de que estaba infectada– esta enfermera del Hospital de Alcorcón dice que a pesar de que el primer positivo fue determinado a las 15.00 horas del lunes 6 de octubre, los profesionales no fueron informados hasta las 18.00 horas y que algunos tuvieron conocimiento de este resultado por "prensa, radio u otros medios". 

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