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¿Una mujer o cuatro hombres?
Lorena, la mujer que ha sido asesinada por su expareja en Castellón, había sido maltratada por tres hombres con anterioridad, igual que ocurrió en Otero (Toledo) este mes de agosto, que el hombre que asesinó a la hija e hirió gravemente a una mujer era su cuarto maltratador, y lo mismo que pasa con el 28% de las mujeres maltratadas, que lo son por más de un hombre, como concluye el informe realizado por la SEI y la Universidad Autónoma de Madrid. Ante estas situaciones todo el mundo se pregunta que cómo es posible que una mujer tenga cuatro relaciones violentas, y la pregunta no es esa, sino, ¿qué clase de sociedad somos y cuántos maltratadores hay en ella para que cuatro hombres de manera independiente y cada uno por su lado terminen maltratando a la misma mujer?
Si no hacemos bien las preguntas difícilmente encontraremos la respuesta acertada.
Ya lo comentamos en el artículo “¿Qué ha fallado?”, cuando ante la concentración de homicidios por violencia de género surge esa pregunta, algo que no sucede en otros contextos a pesar de la excepcionalidad del resultado, lo cual demuestra el gran desconocimiento y distancia a la realidad de la violencia de género.
Y no es casualidad. El contexto androcéntrico sitúa la responsabilidad de la violencia en las mujeres que la sufren, tanto por lo que hacen, por ejemplo, iniciar una relación con hombres maltratadores, como por lo que no hacen, por ejemplo, no denunciarlos y dejar la relación cuando comienza la violencia. De esa manera oculta la construcción cultural que “normaliza” e integra la violencia como una circunstancia más de las relaciones de pareja, hasta el punto de que las propias víctimas llegan a decir lo de “mi marido me pega lo normal”, idea que se refleja en la Macroencuesta de 2019 cuando un 43% de las mujeres que reconocen sufrir violencia no denuncian a su pareja porque “no es lo suficientemente grave”, y sitúa la responsabilidad y culpa en la mujer que la sufre bajo la idea de que “algo habrá hecho para que su marido le haya tenido que pegar”. Con todo ello se libera de responsabilidad al escenario sociocultural y, sobre todo, a los hombres que se aprovechan de sus elementos y referencias para ejercer la violencia contra las mujeres con la tranquilidad de que van a ser ellas las culpables. Y si las características de los hechos dificultan aplicar esa idea, de todas formas los liberan diciendo que estaban bajo los efectos de alguna sustancia tóxica o algún trastorno mental.
Cuando una mujer es maltratada por más de un maltratador, es decir, para que haya revictimización, lo primero que tenemos que considerar es que tiene que haber victimización, es decir, una primera relación en la que un hombre lleva a cabo la violencia. Y esa primera violencia surge de la normalidad social y cultural que hemos comentado, y hace que las mujeres que se encuentren ante cada uno de esos maltratadores apliquen la referencia cultural que dice que “es normal que un hombre maltrate”, porque dicha referencia no dice que es normal que “solo un hombre maltrate y que a partir del segundo ya no es normal”. En todas las relaciones puede aparecer la violencia porque es “lo normal”, una normalidad que lleva a que el 20% de las mujeres de la UE sufran violencia física por su pareja o expareja, y el 43% violencia psicológica (FRA, 2014).
A partir de esa primera relación violenta se producen consecuencias en la salud física y psíquica de las mujeres, y se potencia su aislamiento frente a sus redes tras la estrategia que siguen los maltratadores al inicio de su relación para alejarlas de sus fuentes de apoyo externo (familia, amistades y entorno laboral). Los problemas de salud en el plano psíquico dan lugar a trastorno por estrés postraumático, depresión, baja autoestima, inestabilidad, miedo, ansiedad, inseguridad…) que contribuyen a la distorsión cognitiva y dificultan la toma de conciencia de la realidad que viven y a construir la respuesta adecuada.
Estas circunstancias no hacen que la mujer sea maltratada por un nuevo maltratador, los elementos que definen la nueva relación violenta no son las características de la mujer, como no lo fueron en la primera relación violenta, sino encontrarse con un hombre, con otro hombre, que decide ejercer la violencia.
Ante esta situación, y sabiendo que el 28% de las mujeres maltratadas son “polivictimizadas”, es decir, agredidas por diferentes hombres, la pregunta que tenemos que hacernos es cuántos maltratadores hay en España para que la posibilidad de “encontrarse” con más de uno sea tan alta.
Y aunque no podamos hacer un cálculo exacto con los datos disponibles, sí se puede hacer una aproximación para delimitar esta realidad y entender mejor lo que sucede como parte de ella. Si partimos de los datos de la UE y de que el 43% de las mujeres sufren violencia psíquica, porcentaje en el que integramos el 20% que sufre violencia física para no crear un sesgo por exceso, quiere decir que aproximadamente el 43% de los hombres de la UE ejercen esta violencia contra las mujeres. Pero como sabemos que hay más víctimas que agresores porque entre estos un 28% agrede a más de una mujer, tendríamos que descontar entre los maltratadores a los que agreden en más de una relación.
En España, según el padrón de 2023, hay unos 20,4 millones de hombres de 15 y más años, por lo que el 43% de maltratadores teóricos serían unos 8,7 millones, de los cuales habría que restar unos 2,4 millones que representan el 28% de los que agreden a más de una mujer, por lo que nos quedarían 6,3 millones de hombres maltratadores, o sea, que deciden maltratar, cantidad que representa aproximadamente el 30,7% de todos los hombres de 15 o más años de España.
Esa cantidad nos da una foto fija de la realidad de la violencia de género en nuestro país, y nos muestra el elevado número de hombres que ejercen violencia física y psicológica sobre las mujeres con las que tienen una relación. Si tratamos de conseguir una imagen dinámica de la realidad, también podemos llevar a cabo una aproximación a partir de los datos de la Macroencuesta de 2019, según la cual cada año 374000 mujeres sufren violencia de género. El razonamiento es similar, eso nos indica que en teoría habría 374000 hombres que maltratan cada año, a los que había que restar los que agreden a más de una mujer, ese 28% identificado como “polivictimizadores” o “agresores múltiples”. El resultado nos indica que aproximadamente 269.000 hombres maltratan cada año en España.
La clave no es por qué una mujer tiene cuatro relaciones violentas, sino por qué hay tantos hombres maltratadores para que de manera aleatoria cuatro terminen maltratando a la misma mujer
Pero cabe otra pregunta: ¿cuántos de esos maltratadores anuales se incorporan como nuevos agresores cada año? Para acercarnos a delimitar esa parte de la realidad habría que extrapolar y restar de las 374.000 mujeres maltratadas todos los casos de revictimización, tanto los que se corresponden con los hombres que maltratan a diferentes mujeres (28%), como los que se deben a mujeres maltratadas en diferentes ocasiones por el mismo maltratador (39% según el informe de la SEI y la Universidad Autónoma). En total, el porcentaje aproximado de agresores que repite agresiones sobre la misma mujer u otra diferente es el 67%, lo cual es un cálculo conservador, puesto que los agresores que maltratan varias veces a la misma mujer están siendo considerados como casos independientes en el total de mujeres maltratadas, cuando en realidad muchos de ellos no suman como “número de víctimas totales”, puesto que la violencia la sufre la misma mujer. Aun así, y tomando el resultado alrededor de las referencias más bajas, el total aproximado de “nuevos maltratadores” que se incorporan al año es de 122.000 hombres, algunos lo harán por primera vez, otros repetirán como maltratadores en diferentes años.
Como se puede ver, son muchos los maltratadores que hay en nuestra sociedad y, por tanto, la posibilidad de encontrarse con uno de ellos o con un hombre que utilice las referencias culturales para ejercer la violencia contra las mujeres es alta. La responsabilidad es de los hombres violentos, no de las mujeres, ni es su responsabilidad en la primera agresión ni lo es en las siguientes. Lo que sí se produce en las mujeres que han sido víctimas en diferentes ocasiones es una serie de consecuencias que la atrapan en la violencia y dificultan su respuesta ante ella, pero la violencia es ejercida por el hombre que lo decide y que se siente más libre para hacerlo al ver la vulnerabilidad de estas mujeres polivictimizadas.
Por eso, una de las claves para acabar con estos ciclos violentos es tratar a las mujeres que denuncian y a sus hijos e hijas para recuperarlas del problema de salud que ocasiona la violencia de género. Si no las tratamos y recuperamos las estamos abandonando con toda su vulnerabilidad en una sociedad en la que el 30,7% de los hombres han maltratado y en la que cada año lo hacen 269.000.
La clave no es por qué una mujer tiene cuatro relaciones violentas, sino por qué hay tantos hombres maltratadores para que de manera aleatoria cuatro terminen maltratando a la misma mujer, decisión que se refuerza cuando escuchan que la violencia que ellos ejercen “no existe”.
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Miguel Lorente Acosta es médico y profesor en la Universidad de Granada y fue Delegado del Gobierno para la Violencia de Género.
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