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El registrador

Antonio Nadal Pería

No es habitual que, cuando un funcionario acude a su puesto de trabajo, se encuentre con un grupo de periodistas en la puerta del edificio deseando oírle unas palabras y tomarle unas cuantas fotografías. Tampoco es habitual volver al puesto de trabajo, después de 28 años de inactividad, tras haber sido presidente de Gobierno del país. Es lo que ha sucedido con Mariano Rajoy, un señor al que le ha cambiado mucho la vida por culpa de una moción de censura, sin la cual es muy posible que hubiera seguido en la política hasta su jubilación.

A veces hay bandazos y golpes de timón en la vida que nos pone boca abajo o patas arriba. En los medios de comunicación se publicó que llegó tarde 50 minutos a su trabajo. Se sabe que un registro de la propiedad abre al público a las 9 de la mañana y Rajoy llegó a las 9:50, pero es que como titular de la oficina no tiene la obligación de cumplir estrictamente con el horario establecido para los empleados y el público. Los jefes suelen disponer de un horario flexible y a la vez dicen que no tienen horas.

Hay trabajos, sobre todo en el caso de los autónomos, en los que sus responsables se quejan de hacer más horas que un reloj. Las reivindicaciones de jornada laboral, bajas, vacaciones y salarios no van con ellos. Supongo que en nada se parecerá el trabajo de un presidente de Gobierno y de un registrador de la propiedad. Parece que es mucho más difícil acceder a lo segundo que a lo primero, aunque ninguno de los dos está al alcance de todo el mundo y, sin embargo, es mucha mayor la responsabilidad de un presidente de Gobierno que de un registrador de la propiedad. Nadie es imprescindible, todos somos necesarios y cada día es más difícil mantener el mismo puesto de trabajo toda la vida laboral. Menos mal que existen los sustitutos. A Rajoy le sustituyó en la plaza de registrador de Santa Pola (Alicante) un amigo, de nombre Francisco Riquelme, lo que significa que dejó el puesto provisionalmente con la tranquilidad de que quedaba en buenas manos. En la Presidencia del Gobierno le ha sustituido alguien que no es amigo, Pedro Sánchez, y seguro que piensa que no la ha dejado en buenas manos. Le ha sucedido como en un cuento, un día se durmió presidente de Gobierno y el día siguiente se despertó registrador de la propiedad.

Menos apasionante su vida de registrador de la propiedad que de presidente de Gobierno, también una vida más tranquila, pero sin duda necesitará un tiempo para reciclarse y ponerse al día, porque las cosas no son como hace 28 años. __________________

Antonio Nadal Pería es socio de infoLibre

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