Una tarde en el templo de la cultura

José Ramón Berné

Me suena el teléfono, es Jesús Maraña y me comunica que me van a entregar el Premio Librepensadores en el Ateneo de Madrid, así, de sopetón, tan sorprendido me quedo que ni tan siquiera le doy las gracias.

Unos días después, sobre las siete de la tarde, acompañado por mi mujer, me veo subiendo las escaleras que me llevan a mi pequeño encuentro con la gloria, en ese lugar en el que de sus paredes cuelgan retratos de personas, cuyo encuentro con la gloria no ha sido momentáneo, como el mío, su encuentro es eterno, merecidamente eterno. Desde Manuel Azaña, Pío Baroja, Juan Ramón Jiménez o Luis Buñuel… hasta Emilia Pardo Bazán, Clara Campoamor, Carmen Laforet o Almudena Grandes. Recorro algunas estancias contemplándolos en silencio, como el que, a la vez, les va pidiendo perdón por invadir su prestigioso espacio.

Pasan unos minutos y me veo recogiendo el premio ahí, en el escenario de La Cátedra Mayor del Ateneo, y dirigiendo unas palabras a un auditorio selecto que, seguramente, se estará preguntando, ¿este quién es?, ¿qué méritos ha demostrado para contarnos algo en el mismo sitio en el que algunos Padres de la Cultura daban, sin saberlo, nombre a esta sala? 

Enormemente agradecido a infoLibre por este reconocimiento, ahí estaba yo, compartiendo ese sacro espacio con estas celebridades, un aficionado entre tanto profesional, un aprendiz entre tanto maestro

Compartí escenario con otros premiados, ahí estaban Edwy Plenel, un referente de la prensa independiente francesa, Susana Gálvez, trabajadora del 016, acompañada de la Delegada del Gobierno para la violencia de género, Carmen Martínez Perza que, en mi opinión, no entendió que el protagonismo debía recaer en las que cogen el teléfono. Recogieron el premio al Compromiso Social Helena Maleno y Silvana Cabrera, ¡cuánta fuerza y cuánta verdad en sus palabras! Eduard Fernández, un monstruo de la interpretación, recibió el premio a la Cultura, y una de las primeras cosas que dijo fue: “¿qué hace un saltimbanqui delante de todos ustedes?”, pues fíjense qué hago yo, pensé. Y allí estuvieron Paca Sauquillo, Manuela Carmena, Margot Ruano y faltó Cristina Almeida por estar enferma, la sustituyó su hermana; vaya cuatro MUJERES, sí, cuatro MUJERES con mayúsculas, las abogadas de Atocha, las que lucharon por la libertad y se jugaron la vida por ello, las que nos dieron y nos siguen dando lecciones, recordándonos que la democracia no solo es votar. El auditorio, puesto en pie, les agradeció su lucha.

Y, enormemente agradecido a infoLibre por este reconocimiento, ahí estaba yo, compartiendo ese sacro espacio con estas celebridades, un aficionado entre tanto profesional, un aprendiz entre tanto maestro. Ahí estaba yo y, como dice José Larralde en su poema Estatua de Carne, “me sentí tan pequeño entre tanta grandeza”.

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José Ramón Berné es socio de infoLibre.

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