Arte
Segundo round: Franco vs. libertad de expresión
De la nevera de Coca-Cola a un punching ball. Y de una absolución a otra demanda. Mientras el arte de Eugenio Merino traslada la imagen de Franco a los lugares más insospechados, la Fundación Nacional Francisco Franco (FNFF) lleva al artista de un juicio a otro. Su escultura hiperrealista, en la que transforma la cabeza del dictador en un saco de boxeo, será juzgada la mañana de este viernes.
Se trata del segundo asalto al que se enfrenta Merino en los tribunales. Fue en la feria Arco de 2012 cuando el artista metió a Franco en una nevera en forma de escultura bajo el título Always Franco. La FNFF, consagrada a promover “la verdad” sobre el legado del que fuera Jefe de Estado durante cuatro décadas, consideró que la obra agraviaba la figura del dictador y llevó al artista a juicio. La magistrada Rocío Nieto Centeno desestimó la demanda al considerar que, si bien “la contemplación de la citada obra pueda disgustar a unos o gustar a otros, y aunque la actora (la FNFF) pueda considerarla desafortunada, no puede considerarse que dañe la reputación u honor de la fundación demandante”.
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Merino desafió de nuevo a la Fundación Francisco Franco con su obra Punching Franco. El artista colocó en forma de saco de boxeo una escultura de la cabeza del dictador. Su punching ball fue presentado en una exposición monotemática en torno al personaje de Franco. La muestra fue organizada por el Colectivo de Artistas Antifascistas en apoyo a Merino y en defensa de la libertad de expresión.
La libertad de expresión es una de las señas de identidad de un país democrático. Sin embargo, Eugenio Merino será juzgado de nuevo por plasmar ese derecho en su trabajo. En una entrevista concedida a infoLibre, el artista denunció que lo más grave “es que tengamos una estructura política que aún de cobertura al franquismo e impida la justicia, crítica, mención, o planteamiento sobre esto”.
Para el artista, la escultura Always Franco constituía “la imagen de una sociedad que tiene muy viva la imagen de su dictador. Franco nunca ha muerto y está fresco porque no se le ha juzgado por los crímenes contra la humanidad cometidos durante su régimen”. Su muestra, con ironía, humor y crítica, busca “comunicar” al público, despertar la "crítica y la duda". Sus figuras no sólo despertaron el debate, también la crispación de los defensores de la figura del autócrata, que decidieron llevarle de nuevo hasta el banquillo.