Silvio Berlusconi, una figura polémica símbolo de la nueva política italiana
El que fuera primer ministro de Italia en tres ocasiones, Silvio Berlusconi, ha muerto este lunes en el hospital San Raffaele de Milán, donde permanecía ingresado a causa de una leucemia mielomonocítica crónica que le fue diagnosticada hace más de un año, según informa Europa Press.
El político milanés, que nació en 1936 y ha fallecido a los 86 años, había recibido el alta hacía tres semanas tras ser sometido a tratamiento médico. No obstante, ya padecía dolencias cardiacas que lo llevaron a pasar por quirófano en 2016 y a ser hospitalizado en 2020 por una neumonía a causa del covid-19.
El magnate, que a lo largo de su vida se vio sumido en numerosos escándalos judiciales, comenzó su carrera vendiendo electrodomésticos para pagarse la carrera de Derecho y, desde que puso en marcha sus primeros proyectos a nivel empresarial, ha sido una figura controvertida en el país.
Tras el éxito cosechado en sus primeros pasos en el mundo de los negocios, Berlusconi, que recibió el apodo de Il Cavaliere pero tuvo que renunciar a él en 2014, decidió dar el salto a la política, una carrera que le permitió entrar en el Palacio de Chigi en 1994, 2001 y 2008 en lo que ha sido considerado por muchos como una anomalía democrática y un símbolo de la nueva política italiana.
Su aparición en la escena política tuvo lugar en un momento de gran relevancia: el país se había visto gravemente golpeado por el proceso Manos Limpias, el mayor escándalo político de la historia de Italia tras la Segunda Guerra Mundial y que llevó a la detención de cientos de empresarios y figuras de la clase política italiana.
"Yo soy el Jesucristo de la política. Soy una víctima paciente, me sacrifico por todos. Sólo Napoleón hizo más de lo que he hecho". Con estas palabras se dirigió Berlusconi en 2006 a la prensa, unas polémicas declaraciones que se sumaban a la ya larga lista de comentarios controvertidos desde su llegada al poder.
En los años 80 forjó un imperio televisivo que lo consolidó como una de las figuras más influyentes de la política italiana y le permitió concentrar en su persona la mayor fortuna privada del país y el cargo de mayor importancia del Ejecutivo, creando una rara avis política que luego sería imitada por otros multimillonarios como el estadounidense Donald Trump.
Maestro del espectáculo, fundó La Cinq, la primera cadena privada gratuita de Francia, que quebró por falta de audiencia, y adquirió acciones de los canales franceses Chain y Cinéma 5. Además, poseía la mayor empresa italiana de publicidad y compró Telecinco en 2002. Su imperio, no obstante, se extiende a la prensa escrita. En los 90, se hizo con la presidencia del grupo Mondadori, se convirtió en editor del periódico La Repubblica y de los semanarios L'Espresso, Epoca, y Panorama.
Asimismo, fue propietario y presidente entre 1986 y 2017 del equipo de fútbol AC Milan —del que tuvo que desprenderse muy a su pesar— y, desde 2018, era propietario del Società Sportiva Monza 1912.
Berlusconi, que solía bromear, precisamente, sobre su inmortalidad, se casó en dos ocasiones; primero con Carla Elvida Dall'Oglio, con la que tuvo una hija que hoy presidente el grupo Mondadori, y un hijo, que se encuentra al frente de Mediaset. Tras el divorcio, contrajo matrimonio nuevamente con la actriz Verónica Lario, con quien tuvo otros tres hijos.
Sin embargo, ese segundo divorcio desató una guerra en los tribunales que llevaron a Lario a tener que devolverle unos 60 millones de euros. Después de eso no volvió a casarse, aunque sí suscitó críticas por involucrarse sentimentalmente con mujeres mucho más jóvenes.
En 2011, cuando se convirtió en eurodiputado, la revista Forbes lo situaba como la persona más adinerada de Italia, con una fortuna de unos 7.000 millones de euros.
El milagro italiano
Son muchos los que consideran que su paso por la política, a pesar de su carisma, ha provocado secuelas políticas, económicas y sociales a medida que ahondaba los conflictos de intereses y casos de corrupción.
El político-empresario aderezó su agresivo discurso contra la inmigración y a favor de la bajada de impuestos con duras amenazas sobre la posible llegada al poder de un gobierno "estalinista" y prometió un "milagro económico" para Italia en un momento de grave crisis.
Sin embargo, las numerosas mociones de censura en su contra —que pusieron su figura al límite en el contexto parlamentario— y la convocatoria de huelgas generales en 2011 le pasaron por fin factura a un líder que parecía salir impune de cualquier tipo de situación.
El batacazo sufrido posteriormente por el oficialismo le condujo a anunciar su dimisión en 2011 y a nombrar a su heredero, Angelino Alfano, a medida que la situación económica empeoraba en el país de forma significativa. A pesar de ceder el testigo, no obstante, siguió moviendo los hilos para que su partido, Forza Italia, no perdiera influencia en el Parlamento.
Un camino lleno de escándalos
Berlusconi, que logró recuperar su escaño en el Senado en octubre de 2022 tras ser expulsado por fraude fiscal, llegó a acusar al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, de ser el "culpable" de la invasión rusa del país.
El político italiano, que colmó las portadas de los periódicos con sus numerosos escándalos, ya enmarcados bajo el término bunga bunga y que incluyen fiestas y bacanales, había quedado absuelto el pasado mes de febrero de los cargos de corrupción en torno al llamado caso Ruby, un escándalo desatado a raíz de una serie de fiestas privadas en las que supuestamente se ofrecían relaciones sexuales con prostitutas menores de edad.
"Aunque soy travieso, 33 muchachas me parecen demasiadas", llegó a decir Berlusconi sobre este caso, del que quedó exonerado junto a otros 28 acusados por perjurio. El fallo llegaba seis años después de que arrancara la investigación contra Berlusconi por haber pagado supuestamente unos 10 millones de euros a testigos durante una pesquisa sobre su relación con la bailarina Karima el Mahroug, conocida como Ruby, cuando esta todavía era menor de edad.
El exmandatario —que fue acusado de comprar el silencio de los asistentes a sus fiestas— reiteró entonces en varias ocasiones su inocencia y ha defendido que era "generoso" recompensar a aquellos que habían visto su vida "arruinada" por la investigación judicial en cuestión.
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En este sentido, los jueces consideraron que no había indicios suficientes para declarar culpables a los acusados a pesar de la insistencia de la Fiscalía, que lamentó la decisión de los tribunales.
A todas luces indomable, Berlusconi logró escapar de todos los procedimientos judiciales abiertos en su contra, en gran medida gracias a su impunidad, pero también debido a su gran influencia y la elaboración de leyes que le permitieron protegerse. Sin embargo, el hombre que definió la Italia del siglo XXI no logró uno de sus últimos retos; hacerse con la Presidencia del país.
La clase política italiana se despide ahora de un ex primer ministro al que todos coinciden en recordar como una figura histórica para Italia, un país que no se explica, para muchos, sin un político de estas características.