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40 aniversario de la Constitución

El PP y la Constitución: de votar en contra el 31% de los diputados de AP a cerrarse en banda a su reforma

El expresidente del Congreso, José Bono, junto a algunos de los ponentes de la Constitución, en una imagen de 2010.

"Somos el único partido que piensa que la Carta Magna está en vigor para seguir siendo ese marco de convivencia". Así se pronunciaba el líder del PP, Pablo Casado, este lunes en un edificio anexo al Congreso de los Diputados en la presentación de la fundación Concordia y Libertad, la fundación que pretende tomar el testigo de FAES como laboratorio de ideas que después el partido lleve a sus programas electorales.

Casado calificó de "muy pertinente" que esta fundación nazca en el marco del 40º aniversario de la Constitución Española de 1978, el de "convivencia, concordia y libertad que más ha servido a los españoles", dijo. Estaba escoltado por Adolfo Suárez Illana, hijo del expresidente del Gobierno, todo un símbolo en la nueva etapa que han emprendido los conservadores tras la retirada de Mariano Rajoy. Él será el presidente de la nueva fundación y a él le han encargado poner las bases para el rearme ideológico del PP.

En plena guerra de símbolos con Ciudadanos –y, en menor medida con Vox– el nuevo PP de Pablo Casado se envolvió en la bandera de España para la celebración del 12 de octubre lanzado una campaña en redes sociales para que los ciudadanos sacasen la bandera a los balcones. Ahora toca envolverse en la Constitución ante la proximidad del 40 aniversario. Reivindicar la vigencia de un texto que, en su día dividió a Alianza Popular (AP), la formación que después daría lugar al Partido Popular

Cinco votos de AP y uno de Euskadiko Ezkerra, en contra

Hace justo 40 años, el 31 de octubre de 1978, el pleno del Congreso aprobaba el dictamen de la Carta Magna por 325 votos a favor, seis en contra y 14 abstenciones. Alianza Popular se partió en tres en esta votación. De sus 16 diputados, ocho votaron a favor, cinco en contra y tres se abstuvieron. El otro voto en contra fue del diputado de Euskadiko Ezkerra (EE) Francisco Letamendia. EE era considerada la rama política de ETA político-militar y estaba integrada mayoritariamente por ex militantes de ETA amnistiados.

A día de hoy, una división del voto en este campo sería impensable en el PP. Lo era en la etapa de Mariano Rajoy, que nunca acabó de ver la opción de una reforma de la Constitución al considerar que no podía abrirse este melón sin tener muy claro a dónde se quería llegar. Y lo es ahora en la etapa de Pablo Casado.

El jefe del principal partido de la oposición considera que no contamos con los interlocutores políticos que hubo durante la Transición. Siempre recuerda que hace 40 años los actores fueron políticos como Jordi Solé Turá, Miquel Roca y Gregorio Peces-Barba. Y los contrapone a dirigentes como Pablo Iglesias, Gabriel Rufián o Pedro Sánchez. Es su forma de apuntar la, a su juicio, falta de altura política de sus rivales.

"Los serios reparos" de AP, según Fraga

Aquel 31 de octubre de 1978, la sesión en la Cámara baja se abrió a las 11.45 horas. Tras unas breves palabras del presidente del Congreso, Fernando Álvarez de Miranda, se procedió a las votaciones y, acto seguido, los portavoces hicieron uso de la palabra para explicar los motivos por los que se habían pronunciado a favor, en contra, o se habían abstenido.

"Con este texto se inicia una etapa cuyo alcance nos es desconocido, pero cuya significación es, desde este mismo solemne momento, histórica", consideró Álvarez de Miranda.

Manuel Fraga, como representante del Grupo Parlamentario de Alianza Popular, hizo una intervención en la que repasó las "luces" y sombras del texto constitución. En el primero de los bloques incluyó "el ser en nuestra Historia, tal vez, el primer intento de Constitución pactada; el hecho de incluir claramente un repertorio de libertades públicas modernas y unas instituciones políticas básicamente aceptables, todo ello en una coyuntura histórica que requiere reconciliación, entendimiento y posibilidades de participación para todos en el futuro". Un panorama, a ojos del político gallego fallecido en enero de 2012, "ensombrecido por esos graves peligros para la unidad nacional, por las objeciones importantes de vacío religioso y moral que pueden hacerse respecto de nuestros artículos, por las dudas y fallos en el modelo económico y social y por una representación de un modelo por lo menos discutible y que podía haber quedado para la Ley Electoral".

Concretando esas "cuestiones polémicas", señaló que su Grupo no entendía "compatible con el principio de unidad de la Nación o de la nacionalidad española"  la referencia a la palabra "nacionalidades" en el artículo 2. También recordó que hizo "objeciones a lo relativo a la preparación y revisión de estos estatutos y algunas competencias de las Comunidades Autónomas". Y que no quedaba "suficientemente garantizada" la libertad empresarial.

Voto popular y referéndum

Llama la atención, por la posición actual de los conservadores, que Fraga criticase que "instituciones claves de democracia semidirecta, como el voto popular y el referéndum" habían quedado "inoportuna e indebidamente recortadas".

Hechas estas consideraciones, el líder de AP pasó a explicar la división en el sentido del voto de su grupo parlamentario. "Ocho de nosotros", decía, "hemos optado por seguir la orientación mayoritaria acordada ayer [por el 30 de octubre de 1978] por la Junta Nacional de nuestro partido, optando así por la esperanza de que, a pesar de sus serios reparos, ésta puede llegar a ser la Constitución de las dos Españas, de todos los españoles; ni la del inmovilismo ni la de la revancha. Mantenemos nuestras serias críticas, que convertimos en programa prioritario de reforma constitucional", sostuvo.

Fraga negó estar en una posición "difícil" por la ruptura de la disciplina de voto. Dijo que nunca como en ese momento se había sentido "portavoz del entero Grupo Parlamentario de aquellos que en su conciencia se han visto obligados a decir que no, y de aquellos que se han visto obligados a la abstención, por entender, como lo digo en su nombre, que igualmente acatan y respetan la voluntad soberana del pueblo español".

Esta división en tres bloques en lo que tiene que ver con el sentido del voto podría equivaler a la división del centro derecha "en tres" que hoy observa el expresidente del Gobierno José María Aznar y que da por buena Casado, que fue uno de sus asesores y cuya llegada a la presidencia del PP ha supuesto una especie de rehabilitación del también presidente de Faes.

El centroderecha, "troceado en tres"

La semana pasada, en una entrevista concedida a la cadena Cope, Aznar advirtió que el centroderecha está troceado en tres, "una muy mala noticia". "Yo legué un espacio unido y Pablo Casado lo hereda troceado", lamentó. El martes, en la presentación de su último libro, aseguró que Casado era su "esperanza para la reconstitución del PP""esperanza para la reconstitución del PP". "Hace falta recuperar el espacio común en el centroderecha. Hay que hacerlo en base a unos principios y valores liberal-conservadores del centroderecha en el que todos quepamos", completaría el que fue uno de sus máximos colaboradores.

Una de las primeras cosas que hizo Casado cuando presentó su candidatura a suceder a Mariano Rajoy fue marcarse el objetivo de recuperar para el PP a aquellos votantes desencantados que se habían marchado a Ciudadanos o a Vox. A día de hoy, decisiones como la de ubicar a Pedro Sánchez como "partícipe y responsable" del "golpe de Estado" en Cataluña le ponen más cerca de pelear por los votantes de Vox que del giro al centro que le reclaman sectores de su partido.

Las otras posiciones respecto al texto de la Constitución

Antes de Fraga intervinieron en el Pleno Xabier Arzalluz (PNV) y Jordi Pujol (Minoría Catalana). El primero se abstuvo; el segundo, votó a favor. 

Arzalluz se quejó de que el reconocimiento de los "derechos históricos" había quedado en "puro platonismo". "Es una mera novación, de forma que los derechos históricos quedan vinculados a la suerte de una Constitución, a la suerte de un Estatuto que, rechazando la vía tradicional del pacto, surge de la concesión, del acto unilateral del poder absoluto del Estado", añadió. 

Pujol, por su parte, destacó que todos los que habían participado en este proceso habían cedido y habían conquistado algo. "Por supuesto que esta defensa [de la Carta Magna] no la completaremos hasta que no hayamos terminado la serie de leyes orgánicas que hay que hacer, toda la serie de leyes a través de las cuales se consolidará la democracia. Habrá una marcha clara, segura y firme hacia la justicia, y además, a través de esto, habremos también estructurado España de acuerdo con la realidad de sus diversas regiones, de sus diversas nacionalidades, de sus lenguas y de sus culturas.

El socialista Felipe González recogió en su intervención el espíritu de todas las críticas que había escuchado antes: "La discusión ha sido larga, la discusión ha sido compleja. Algunos dicen que el texto no es un texto brillante. Desde luego no es el fruto de una Constitución de bolsillo sacada de una torre de marfil; es el fruto de discusiones, de consensos, de compromisos. Por consiguiente, un fruto complejo que, aunque elimine la belleza estilística, trata de resolver la multiplicidad de problemas que la sociedad española tiene planteada en el orden político".

El PSOE: una defensa "sin ningún tipo de reservas"

También hizo una interpretación de los resultados de la votación que había tenido lugar minutos antes de su intervención. "Tal vez hubiera preferido que hubiera más votos favorables; tal vez esa sea una aspiración colectiva, pero para mí la abstención del Partido Nacionalista Vasco la entiendo como una abstención que encara con esperanza y con alegría el porvenir, aunque tenga también en su propio seno la duda que determinados avatares de la Historia han producido sobre ese Grupo. Y también el "no", el "sí" o la abstención del partido de Alianza Popular creo que son positivos, y su portavoz lo dijo claramente en esta tribuna. Son positivos por cuanto que parten de la aceptación de la Constitución, incluso para no estar de acuerdo con la Constitución o para intentar reformarla", valoró.

"Para nosotros este día es un día de gran alegría. No decimos los socialistas que la Constitución sea absolutamente identificable con nuestros propósitos, pero la aceptamos, la apoyamos y la defendemos sin ningún tipo de reservas", añadiría.

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También en el Pleno del Senado

Esa misma mañana también se aprobó el texto en el Pleno del Senado. En este caso, salió adelante por 226 votos a favor, cinco en contra y ocho abstenciones. En este caso, no hubo divisiones. Los votos negativos correspondieron a los senadores de la Minoría Vasca, Ramón Bajo Fanló y Juan María Bandrés Molet; a los del Grupo Mixto, Fidel Carazo Hernández y Marcial Gamboa Sánchez-Barcaiztegui y al senador del Grupo Entesa dels Catalans, Luis María Xirinacs Damians.

El referéndum para la aprobación del Proyecto de Constitución tuvo lugar el 6 de diciembre. Fue aprobado por el 87,78 por 100 de votantes que representaba el 58,97 por 100 del censo electoral.

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