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Crisis del coronavirus

Ni rastro de los rastreadores: Madrid, con una atención primaria "deficitaria" y sin los requisitos para la fase 1

Un hombre pasea con su hijo por el Paseo de la Castellana, este sábado en Madrid.

"Estamos todos deseando salir de esta situación, pero hay que hacerlo con una seguridad. No es un tema político, es un tema sanitario". Así de tajante se muestra Alicia Martín, presidenta de atención primaria en la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (Amyts). En conversación telefónica con infoLibre no intenta disimular su indignación. Conoce de primera mano cómo funciona la atención primaria en la Comunidad y por eso tiene claro que la región no está preparada para pasar a la fase 1 de la desescalada. Primero porque ese servicio sanitario lleva años arrastrando un déficit de personal evidente. "Ya antes de la crisis del covid-19 nos faltaban 400 médicos de familia y 150 pediatras", se queja. Y segundo porque los tan necesarios y reclamados rastreadores que han sido prometidos no han llegado. "Yo no he visto ninguno. Ni yo, ni ninguno de mis compañeros que han ido esta mañana a su centro de salud", critica. El Gobierno autonómico anunció el pasado miércoles que se contrataría a 400 personas para, según explicó el vicepresidente de la Comunidad, Ignacio Aguado, "hacer un rastreo" y "seguimiento" de los casos diagnosticados. Por otro lado, el Ejecutivo regional informó de que se contrataría a 648 sanitarios para reforzar la atención primaria.

El 70% de la población disfruta desde este lunes de la tan esperada fase 1 de la desescalada. Mientras tanto, el 30% restante se conforma con una bautizada como fase 0,5. Se trata de los habitantes de amplias áreas de Castilla y León, del área metropolitana de Barcelona y de la Comunidad de Madrid, esta sí, en su totalidad. La región solicitó en el primer momento que pudo el cambio de fase. Pero la demanda fue rechazada y además provocó la dimisión de la directora general de Salud Pública, Yolanda Fuentes, que era contraria a enviar el informe de solicitud para dejar atrás la fase 0. Volvió a pedirlo la pasada semana, pero el Ministerio de Sanidad lo volvió a denegar. Y desde entonces no han sido escasos los reproches de la presidenta autonómica, Isabel Díaz Ayuso, que este mismo lunes insistió en una entrevista en Telecinco en que el Gobierno de Pedro Sánchez le está haciendo "oposición" con decisiones "arbitrarias e improvisadas". "¿De verdad que sabe (el Gobierno) mejor que Madrid lo que se ha vivido en Madrid?", preguntó.

El secretario general del PP, Teodoro García Egea, alentó también este mismo lunes esa supuesta afrenta que Ayuso asegura sufrir por parte del Ejecutivo central. Durante una rueda de prensa, el número dos de los conservadores exigió al Gobierno que "rectifique su deriva contra la Comunidad de Madrid" y "vuelva a la sensatez". "El enemigo para el PP es el virus; el enemigo para el PSOE parece ser la Comunidad de Madrid", aseguró.

Por eso Martín se muestra tan molesta. "Que dejen de lanzarse exabruptos políticos los unos a los otros", reclama desde el otro lado del teléfono. "Queremos salir de esta, pero queremos hacerlo bien", remata. Y ahora mismo, dice, no se dan las condiciones. La desescalada dará el protagonismo a una atención primaria que ya era "deficitaria" porque arrastraba una "infradotación de capital humano que no se ha ido reponiendo este tiempo atrás", tal y como añade Paula Chao, vocal de Médicos de Atención Rural del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid (ICOMEM). De hecho, el informe oficial del Gobierno enviado a la Comunidad de Madrid y adelantado el pasado sábado por El País apuntaba a eso mismo: la atención primaria madrileña no está prepara parahacer una detección rápida y eficaz ante un posible rebrote. "La Comunidad de Madrid ha hecho un esfuerzo importante respecto a la semana pasada para reforzar su capacidad diagnóstica y su sistema de detección precoz y seguimiento de contactos en Atención Primaria. Sin embargo, es necesario que su sistema se consolide en los próximos días para mayor seguridad y que se pueda visualizar su completa capacidad de detección, diagnóstico, aislamiento y seguimiento de casos confirmados y sus contactos", aseguró Sanidad. Es decir, sigue haciendo falta reforzar el servicio y hacer de él un método eficaz de rastreo de posibles casos positivos. 

Crecimiento de plantillas desligado al crecimiento poblacional

El principal problema que achacan los profesionales a la situación "deficitaria" de la atención primaria madrileña son sus plantillas. Según el presidente de la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública (Fadsp), Marciano Sánchez Bayle, "Madrid tiene el mayor número de tarjetas sanitarias por profesional de enfermería y de pediatría de todo el país". Tal y como especificó en diciembre del año pasado el consejero de Sanidad del Gobierno autonómico, Enrique Ruiz Escudero, hay cerca de siete millones de tarjetas, un número que ha hecho empeorar las ratios a pesar de que las cifras ofrecidas por el Ejecutivo autonómico muestren un moderado aumento de las plantillas. 

Los últimos datos disponibles son del mes de abril de este año 2020. A esa fecha había 13.570 profesionales de atención primaria —entre los que hay 4.074 médicos de familia y 3.800 enfermeros—. En el mismo mes del año pasado, en cambio, la cifra era de 13.097 —con 4.006 médicos de familia y 3.660 enfermeros. En 2018 el número no pasaba de los 12.824 —con 3.942 médicos y 3.626 enfermeros. 

Unos números muy similares a los que se podían observar en años anteriores: al cierre del año 2013 el área única de atención primaria madrileña contaba con 12.264 trabajadores (con 3.745 médicos de familia 3.492 enfermeros); en 2014, con 12.428 (3.754 médicos de familia y 3.623 enfermeros); en 2015, con 12.327 (3.761 médicos de familia y 3.501 enfermeros). Ha habido aumento, sí, pero no al nivel necesario, según Sánchez Bayle. "El problema es que el crecimiento que ha habido de las plantillas no se ha relacionado con el crecimiento de la población", denuncia.

Se ve en las ratios. Según publicó infoLibre [en un artículo que puedes consultar aquí], en Madrid han empeorado las ratios de médicos de familia, pediatras y enfermeras de atención primaria tanto tomando como referencia 2009 como 2012. En el caso de médicos de familia, había uno para 1.535 pacientes en 2009, uno para 1.513 en 2012 y uno para 1.557 en 2018. La ratio de pacientes por médico de familia en España se sitúa, de media, en 1.360. Y en Madrid, centro de la pandemia en España, 1.557. Son 197 de diferencia. En el caso de enfermeras, han pasado de una para cada 1.949 (2009) a una por cada 1.924 (2012) y finalmente a una por cada 2.021 (2018).

Y eso es algo que, en el día a día, es palpable. Según denuncia Martín, ya antes de la crisis sanitaria originada por el covid-19 había una "sobrecarga asistencial brutal", lo que hacía que las condicionales laborales fueran "muy malas". "Tenemos unos horarios muy largos que impiden la conciliación con la vida familiar. Se trabaja muchas veces de 8 de la mañana a 21 de la noche, pero los profesionales sanitarios también tenemos hijos, padres, aficiones. Queremos conciliar nuestra vida y no se puede", critica. Los pacientes, lamenta, también se ven perjudicados. "No puede ser que se vea a 50, 60 ó 70 pacientes en un día. Les dedicamos tres, cuatro o cinco minutos y eso es inviable", denuncia. A eso hay que sumarle, dice, que muchos de los profesionales se encuentran actualmente de baja por haber sufrido un contagio.

La conexión que existe entre esta situación y el presupuesto que se dedica a la atención primaria en Madrid, para Sánchez Bayle, es evidente. Los años de recortes tras la crisis económica de 2008 lastraron la inversión en atención primaria de todo el país. En 2009 se dedicaron 10.775 millones; en 2014, 9.033. El retroceso fue, por tanto, del 16,16%. En Madrid, según un informe elaborado conjuntamente por la Fadsp y el sindicato CCOO, la atención primaria "ha tenido crónicamente un maltrato presupuestario, incluso si se compara con el resto de las comunidades autónomas". Según la Estadística del Gasto Sanitario Público correspondiente a la serie 2002-2016 del Ministerio de Sanidad recogida por la organización de Sánchez Bayle —que aglutina, entre otros, los años de recortes más duros—, la Comunidad de Madrid pasó de destinar el 13,52% del gasto sanitario a la atención primaria en 2010 a destinar el 11,63% en 2016. Números, por otro lado, siempre por debajo de la media estatal (que dedicó el 14,49% en 2010 y el 12,67% en 2016). 

Los 'rastreadores', pocos y que no llegan

De cara a la desescalada, igual de vital es el refuerzo de la atención primaria como la contratación de los denominados rastreadores, es decir, personas que sean capaces de identificar a los contactos de un positivo en covid-19. Dicho de otro modo, a todos aquellos con los que el infectado ha estado cerca. Es, según los expertos, el método más eficaz para luchar contra un posible nuevo brote de la enfermedad. Según anunció Aguado la pasada semana, la Comunidad piensa contratar a 400 personas para que lleven a cabo esta "misión". Pero el problema, según las fuentes consultadas, es que todavía no se sabe si se han firmado esos contratos que a juicio de Sánchez Bayle, serían pocos. "Si hiciéramos caso a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que hablan de que para hacer un buen rastreo tendría que haber aproximadamente 30 personas dedicadas a eso por cada 100.000 habitantes, en Madrid se necesitarían 1.980 personas", reclama. 

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El Sindicato de Enfermería Satse también considera que esa es una cifra "escasa para la población que hay que controlar". "Si sólo se contratan a ese número de rastreadorescada uno tendrá que hacer el control y seguimiento de más de 15.000 madrileños, lo que hace imposible esa tarea", critica el sindicato. En otros países, recuerda, la ratio entre ciudadano-rastreador es mucho menor. En Alemania será de 20 por cada 100.000 habitantes y en Bélgica de 17 por cada 100.000 ciudadanos. "En España, solo seis rastreadores deberán ocuparse de controlar los posibles contagios por cada 100.000 madrileños, cifra claramente insuficiente", añade la organización.

Martín, por su parte, no valora la cifra. Lo que quiere, insiste, es que lleguen. "Luego ya veremos si es suficiente o no", dice. José Jonay Ojeda, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública (Sespas), advierte de que también es complicado dar un número y realizar una comparativa con otros lugares, puesto que el sistema sanitario no funciona igual en todas partes. Sin embargo, sí cree que Madrid, como epicentro de la pandemia en España, debería prepararse mejor para un posible rebrote de la enfermedad. "Necesitaría tener más recursos que otras comunidades autónomas porque ha tenido mayores números, pero es complicado definirlo", dice. Lo que sí aclara es que no toda la labor rastreadora correspondería a la atención primaria, puesto que los hospitales, laboratorios, organismos de salud laboral y la propia salud pública tendrán una labor fundamental a la hora de detectar esos posibles contactos de una persona positiva. 

Según la propia OMS, "la estimación de las necesidades de personal para realizar el rastreo de contactos depende de varios factores, que son el número estimado de contactos que se va a rastrear; la capacidad logística material y tecnológica para llegar a las comunidades afectadas y los contactos; el marco cultural; la situación sociopolítica; las inquietudes en materia de seguridad; y las modalidades de rastreo de contactos, tales como la autonotificación frente a las visitas diarias en persona". Por ello, la institución aclaró que son "las autoridades sanitarias las que deben deben examinar las necesidades locales y planificar con miras a tener suficientes rastreadores de contactos".

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