Marisa Paredes nos mira Daniel Basteiro
Un (nuevo) fantasma recorre la UE: votos contra el colapso
Se respira miedo en Bruselas y en Madrid. La del 9 de junio es la cita electoral más trascendente desde aquella de 1979 que estrenó la democracia en una UE con sólo nueve miembros. Hoy somos 27 países, elegimos a 720 eurodiputados, 61 de ellos en España, y votamos para resolver un dilema existencial: ¿queremos más Europa o su regresión y colapso? "¡Los patriotas debemos ocupar Bruselas!" (ver aquí). Ese fue el mensaje explícito de Viktor Orbán en la reciente cumbre del nacionalpopulismo extremista celebrada en Madrid y en la que los exabruptos ofensivos del ‘loco’ Milei opacaron la enjundia de la amenaza: los antes denominados ‘euroescépticos’ o directamente ‘antieuropeístas’ quieren sin disimulo ganar poder para meter la marcha atrás, renacionalizar políticas y forzar una UE menguante.
Sí, un nuevo fantasma recorre Europa, y esta vez no es el que Marx y Engels dibujaron en su Manifiesto Comunista sino eso que Macron ha definido como "fascinación por el autoritarismo". Una peligrosa ola que cautiva a gente cabreada por diferentes motivos y de distintas edades —incluida la generación más joven—, y que amenaza con arrasar las posibilidades de fortalecer la Unión en su momento más vulnerable.
La justicia social, ese “crimen” para los 'Mileis', 'Abascales' y 'Melonis', es la esencia de la prosperidad europea
El PP europeo (y español) está alimentando al monstruo, blanqueando a Meloni como si no fuera lo que es (una neofascista pragmática que está midiendo la forma de no perder fondos europeos para Italia mientras socava uno tras otro los valores de la Unión). Aquí, Feijóo prefiere no hablar de lo que supone pactar con el diablo e intenta convertir estos comicios en una simple oportunidad más de desgastar al Gobierno de coalición. "Hay que votar para echar a Sánchez", repite en cada mitin de campaña. Dejemos para otro día (o para nunca) la urgencia de las reformas profundas en la UE (y en España) para la transición energética y digital, para una economía sostenible, para una política de defensa y seguridad que permita no ser muleta permanente de Estados Unidos y la OTAN, para una gestión de las migraciones capaz de combinar el respeto a los derechos humanos y la necesidad de abastecer el empleo y sostener el Estado de bienestar. La justicia social, ese “crimen” para los Mileis, Abascales y Melonis, es la esencia de la prosperidad europea.
“Para frenar a la extrema derecha, abordemos el problema de la vivienda”, lanzó el candidato de La Izquierda, Walter Baier, en el debate del jueves pasado (ver aquí). Vayamos “a las cosas” y huyamos de las trampas cortoplacistas y miopes. Se calcula que casi el 60% de las leyes que se aprueban en España derivan de normas europeas (ver aquí). Para influir, para marcar el rumbo de las cosas, hay que votar. Y para decidir el voto no basta con advertir de la amenaza autoritaria y regresiva. Conviene manejar datos y argumentos, en lugar de bulos y “realidades alternativas”. Ese es el objetivo de este boletín diario que Daniel Basteiro y yo mismo alimentaremos desde hoy hasta la jornada electoral. Pretendemos compartir motivos (razonados) para votar contra la regresión y el colapso de Europa. Empezamos.
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