Muy fan de...
Muy fan de... Rosa Díez
Mientras te escribo, Rosa, ignoro si alguien más de UPyD estará metiendo su compromiso en cajas de cartón, junto con las plantitas que en otro momento rebosaban de flores de color magenta y las fotos de aquellos maravillosos tiempos en los que compartíais ilusión. En los últimos días, esto ha sido un no parar de despedidas. Tu partido, anteriormente conocido por algunos malvados como U P y Díez, se ha convertido en U P y Desbandada.
El primero en abandonar el barco fue Francisco Sosa Wagner –dos veces cabeza de lista por UPyD a las elecciones europeas–. Se le ocurrió a don Francisco pedir un acuerdo con Ciudadanos y a ti –y a algunos de los que ahora afean tu enroque– aquello os pareció herejía. Al igual que Woody Allen en Misterioso asesinato en Manhattan, se diría, Rosa, que cada vez que escuchabas a Wagner te entraban ganas de invadir Polonia.
El “Querido Paco” se llevó una bronca –por carta– de Irene Lozano que se le tuvieron que poner (…) de pajarita. En la misiva era acusado de “mezquindad” por haber calificado de “sectario y autoritario” el funcionamiento interno del partido. Después llegó la disculpa de Lozano por el uso de “adjetivos acalorados” y finalmente, en octubre, tras ser relevado como portavoz por “ausencia de interlocución con el partido”, Sosa Wagner se convirtió en el último de la fila, dimitió de sus cargos y se fue con la música disidente a otra parte:
♪ “Rosa de Alejandría, rosa amarilla. Alejarme quiero. Adentrarme en el silencio. Alejarme quiero de esta vida que yo vivo sin convencimiento” ♪
Ahora, tras los resultados en las elecciones andaluzas que han hecho palidecer el magenta hasta convertirlo en un “rosa palo en las urnas”, surgen otras voces que piden el acercamiento a ese joven guapetón, Rivera, al que diste calabazas y que hoy es el chico más solicitado del baile.
Pero tú ahí, férrea y convencida, como Escarlata en Tara, envuelta en la cortina de un soberbio tejido: “A dios pongo por testigo de que no podrán derribarme”, mientras presencias cómo se largan dando portazos a lo Rett Buthler, muchos de los que antes te abrazaban con pasión.
En menos de un mes, han dimitido de la Dirección de UPyD Irene Lozano y otros cuatro dirigentes. En Andalucía, Asturias, Castilla León y Galicia, el partido ha tenido que nombrar gestoras. Horrach, candidato a la presidencia balear, abandona porque dice que “es un suicidio seguir” y Toni Cantó ha renunciado a su acta de diputado y a la candidatura por Valencia.
Toni, aquel que te dedicó un duro discurso en el Consejo Político del pasado 30 de marzo en el que pedía tu dimisión y afirmaba que ya no le representas, se ha bajado del escenario político para volver a las tablas teatrales, pero se despidió emocionado y con bonitas palabras para ti. Tú también se las dedicaste a él, es cierto, aunque tú te enteraras de su dimisión por la prensa y él recibiera tu adiós en forma de sms. Ya sabemos que del amor al sms hay un paso…
Los que están a tu lado tachan de irresponsables a los que abandonan el barco. Y los que han dejado de arroparte, critican tu tozudez y anuncian propuestas de futuro en el próximo Congreso. Otros, desde fuera, se preguntan si llegará UPyD entero a ese acontecimiento y hacen humor del drama:
Recuerdas un poco al conductor del chiste que va en dirección contraria por la autopista y culpa a todos los que vienen de frente de estar equivocados. Aunque también es cierto que algunos, al cambiar de sentido, olvidan que alguna vez estuvieron conduciendo por el otro carril. Ya se sabe que cuando las cosas van mal, la custodia compartida del fracaso no la quiere ni dios.
Recuerdo cuando dijiste: “Hay millones de españoles que son de UPyD y no lo saben”. Ahora cabría preguntarse si muchos de los militantes de UPyD eran de Ciudadanos y no lo sabían…
En el balance de las relaciones rotas, conviene dar valor a todo lo que se consiguió cuando el amor reinaba. Por ejemplo, la lucha –en solitario– de vuestra formación en el caso Bankia, el de las preferentes, el de la comandante Zaida Cantera… todo ello tristemente eclipsado en estos días tras los nubarrones del quilombo.
Pero yo, que soy de naturaleza romántica –llámalo “moñas”–, quiero soñar con un final Disney en el que tú volvías a hablarte con Irene Lozano, que asegura que no cruzáis palabra; con Ignacio Prendes –ex líder de UPyD Asturias– que se topó con su expulsión del partido en tu muro de Facebook –no creo que pusiera un “me gusta”– y al que reprochas, como a otros, haber coqueteado con Ciudadanos a tus espaldas; y, sobre todo, con Toni, al que me gusta visualizar tarareándote al oído: ♪ “Quién podría imaginar que volvería de este viaje… será porque echaba de menos tanto tiempo sin hablarte…♪. Suspiro.
Muy fan de... Rodrigo Rato
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Dice Irene Lozano que cuando el Titanic está a punto de comerse el iceberg, no toca cambiar de capitán sino de rumbo. Estaremos pendientes de vuestra travesía para saber:
–Si finalmente os unís a Ciudadanos. Fusión, por cierto, que habría dado un bonito y musical nombre en el pasado: UPyD + CIUTADANS= UPADANS.
–O si, por el contrario, al ritmo que va la cosa, la primera sigla “U” acaba cambiando su significado “Unión” por el de el “Último que apague la luz y cierre la puerta”.