Mi padre tenía seis trabajos Joaquín Jesús Sánchez
Diez ideas urgentes para salvar la democracia
Cualquiera que haya recibido una educación secundaria básica es consciente de la ola reaccionaria que estamos viviendo y sus enormes similitudes con lo vivido hace un siglo, que dio paso al ascenso del fascismo. En EEUU gobierna un ultraderechista y en toda Europa, el ultranacionalismo de derechas ha ganado posiciones. Aunque España es una privilegiada, gracias a una victoria por los pelos en las elecciones del 23J, la involución a nivel internacional ya esta aquí. Estas son diez ideas urgentes que, creo, deben estar en la cabeza de todo analista o estratega que pretenda mantener una sociedad progresista.
1. La desafección con la democracia no es un problema económico.
El giro a la derecha se está dando en todos los países del mundo, independientemente de su desempeño económico, incluida España, con algunas de las mejores cifras de inflación y de crecimiento económico. En España la economía va bien, pero el sentir ciudadano es de frustración y rabia. Una pista clave la podemos extraer de los barómetros del CIS, que muestran una distorsión enorme entre la percepción de la propia situación económica (65,8% la califica como positiva o muy positiva) y de la situación económica percibida del país, (un 29,2% la ve positiva o muy positiva), una diferencia de más de 35 puntos. Una buena situación económica, al menos en España, no sirve para que la gente piense que la situación va bien: un 63,9% considera que la situación económica del país es mala o muy mala, esto es, un 35% de personas que consideran que les va bien o muy bien, consideran que el país va mal o muy mal.
2. No es, en su mayoría, un problema de frustraciones de expectativas futuras, pero es difícil ofrecer un futuro optimista cuando el control de la tecnología está en manos de unos pocos.
En España, el último barómetro del CIS arroja una elevada confianza en el futuro: un 69,6% de los españoles ven su futuro personal muy positivamente o positivamente y solo un 24,5% lo ven de forma pesimista. Y no son los jóvenes, como muchas veces se apunta, los que peor ven la situación, más bien al contrario: entre los jóvenes de 18 a 24 años, un 85,4% ven su futuro de forma optimista.
3. Hay un enorme descontento con los gobiernos y la política, es un momento antisistema.
Los principales problemas declarados son “Los problemas políticos en general”, 14,5%, el mal comportamiento de los políticos, 10% y el Gobierno y partidos o políticos concretos, 9,%. Juntos sumarían un 33,5%. La vivienda es el principal problema entre los jóvenes de 18 a 24 años, (12,8%) pero en el resto de tramos etarios, el problema principal es la política. Tanto es así, que en todo el mundo los partidos que gobiernan están perdiendo las elecciones de forma sistemática. En el último año, 2024, el 80% de las elecciones estatales supusieron pérdidas de los partidos en el gobierno. En Europa, de 14 países con elecciones, solo 2 mantuvieron a sus gobiernos, Finlandia y Moldavia.
4. Hay un fuerte aumento de la desinformación y los discursos de odio contra grupos vulnerables, promovida por el algoritmo de las redes sociales y por grupos ultraconservadores internacionales.
El aumento de la desinformación y de los discursos de odio contra grupos vulnerables es ya indiscutible y está teniendo como consecuencia el aumento de los delitos de odio. La expansión de estos discursos se debe en gran parte a las redes sociales y sus algoritmos, con X como ejemplo más claro de promoción de la desinformación, la agresividad y el odio. Pero también se debe a organizaciones internacionales muy bien financiadas y a gobiernos como el ruso, como ya ha declarado el parlamento Europeo y la Comisión Europea.
5. Internet, las redes sociales y la IA suponen un cambio de la infraestructura tecnológica comunicativa esencial y por tanto, de los equilibrios de poder que permitían la democracia liberal basados en las anteriores tecnologías como la imprenta, la radio y la televisión.
Internet, el algoritmo de las redes sociales como decisoras finales de lo que vemos y la inteligencia artificial han supuesto un cambio material, tecnológico, tan profundo que está dejando obsoletos a los medios tradicionales, al Estado y a la democracia liberal como formas de toma de decisiones y de articulación del poder.
Internet socava los mecanismos básicos del Estado en cuanto a captación de impuestos, extrayendo grandes cantidades de riqueza local sin ningún control real, para beneficio de unos pocos Youtubers, streamers, CEOS de Silicon Valley, AirBnb, Uber, Amazon, PayPal, Meta, X… También cuestiona la capacidad del Estado para regular las relaciones laborales (uberización) y de emitir moneda (bitcoin). Y sobre todo rompe con el ecosistema de medios tradicional.
Ahora tenemos un ecosistema de estructuras de comunicacion, financieras y de empleo, controladas por unos pocos billonarios, fuera del control del Estado y que ejercen poder sobre él. Musk no tiene que dar cuentas a ningún gobierno, habiéndose comprado el norteamericano. Del revés, los gobiernos saben que Musk puede desestabilizar sus democracias a través del algoritmo de Twitter, como ya está haciendo con Alemania o Reino Unido. No son meras declaraciones sin relevancia. Su efecto en la construcción del clima de debate público es real y negarlo es una irresponsabilidad de Estado.
6. Gran parte de la inestabilidad política se debe al pulso de poder soterrado o explicito entre los dueños de las nuevas superestructuras que concentran el poder y las democracias liberales.
Las nuevas herramientas tecnológicas que concentran el poder en unas pocas manos sirven para lanzar un pulso directo al Estado, a la propia democracia liberal, utilizando para ello el control mediático vía algoritmo, el socavamiento del Estado vía elusión fiscal, la creación de nuevas monedas y la elaboración discursiva ultraliberal que, como pasó con el liberalismo en el siglo XIX, es una articulación discursiva, una justificación ideológica en favor de una clase, en este caso, los grandes dueños de las tecnológicas. El libertarianismo o el ultraderechismo actual son justificaciones del fin del Estado liberal, de un reequilibrio de poder en beneficio de los dueños de las tecnológicas.
Ahora tenemos un ecosistema de estructuras de comunicacion, financieras y de empleo controladas por unos pocos billonarios, fuera del control del Estado y que ejercen poder sobre él
7. Hay una alianza estratégica coyuntural entre los poderes tecnológicos emergentes y la ultraderecha internacional.
Ambos actores están en contra de la democracia liberal, por motivos diferentes. Ambos viven de promover el odio (vía redes sociales o vía politica) y la desinformación. Ambos son antisistema. Ambos están adaptados/son el cambio tecnológico y lo utilizan para ejercer poder contra el Estado.
8. Impulsar el miedo, el odio, la rabia y el conflicto como elemento para promover la desafección política es la estrategia principal de los partidos de ultraderecha y los gobiernos ultranacionalistas.
El clima de odio, rabia y frustración generalizada, habitualmente señalando grupos vulnerables, hace que los partidos que representan esos sentimientos sean mucho mas exitosos. Por el contrario, los partidos que representan planteamientos positivos, optimistas y de avance social no tienen oxigeno en ese sentir artificialmente generado en la ciudadanía a través de las nuevas herramientas tecnológicas. La solución no es alimentar el choque y el conflicto, pues retroalimenta a estos partidos, alimentando un clima de conflicto en el que, de nuevo, ellos son protagonistas. Pero el silencio o la posibilidad, por si mismas, no funcionan si los medios tecnológicos les premian. Es la dicotomía diabólica del odio.
9. La batalla política es por establecer y protagonizar los sentimientos, las emociones de la ciudadanía, no por la gestión o por la economía. Son los corazones, no las cabezas.
Realizar políticas públicas efectivas y un marco económico positivo es condición necesaria pero no suficiente para el mantenimiento de la democracia. Si no se promueve un clima social diferente, positivo, con esperanza, en el que la ciudadanía se sienta escuchada y satisfecha, una apuesta por la moderación y por la calma, el sentimiento generalizado de rabia y odio llevará al poder a los partidos del miedo y el odio. Y para lograr esto…
10. Hay que intervenir el cambio tecnológico, recuperando el control de esas herramientas para preservar la democracia o el poder real dejará de estar en manos del Estado y de la democracia.
Si los Estados no pueden evitar la desinformación, la promoción del odio, las injerencias democráticas en los procesos electorales por parte de Estados o dueños de tecnológicas.
Si los Estados no pueden regular el funcionamiento de las tecnológicas (UBER, AirBnB, Glovo) para que cumplan la legislación local en materia laboral.
Si los Estados no pueden evitar la creación de procesos financieros especulativos desconectados de la economía real.
Si los Estados no tienen capacidad de educar a su población y esta acaba siendo educada por referentes indirectos, externos (youtubers, streamers) que promueven la disolución del Estado vía no pagar impuestos.
Si los Estados no son capaces de cortar de raíz la generación de descontento sintético vía algoritmo, da igual las políticas públicas, la economía o cualquier otro elemento que la percepción ciudadana será siempre negativa, gobierne quien gobierne y, finalmente, acabaremos en un régimen no democrático.
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Ignacio Paredero es sociólogo, politólogo y activista LGTBI+.
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