21D | Elecciones en Cataluña
Catalunya en Comú pierde fuerza y queda sin diputados en dos provincias
Catalunya en Comú-Podem no está para celebraciones. La formación, liderada por Xavier Domènech, no ha logrado superar las ya de por sí pesimistas expectativas que dibujaban las predicciones electorales –el CIS le daba nueve actas–. Con el 99,55% del escrutinio realizado, y a falta del recuento del voto exterior, la formación se ha hecho con ocho asientos en el Parlament de Cataluña, gracias al apoyo del 7,44% del electorado. La coalición, que aspiraba a ser clave si no había mayorías absolutas, no resulta decisiva para la formación de gobierno, teniendo en cuenta que el bloque independentista suma mayoría gracias a los 70 asientos que han obtenido Junts per Catalunya, ERC y la CUP –la mayoría se sitúa en 68 de los 135 con los que cuenta la Cámara autonómica–. Logra su máximo en Barcelona, donde concentra casi todos sus escaños con un total de siete (8,41% votos), y se queda con uno en Tarragona (5,35%). Los comuns se van con las manos vacías en Girona (4,03%) y Lleida (3,9%).
En el caso de las ciudades más pobladas, se hace con su máximo en l'Hospitalet de Llobregat, gracias al 9,68% de respaldo electoral. Le sigue de cerca Barcelona, con un 9,34% de votos, y Sabadell con el 9,1% de las papeletas. En Terrassa, los votos obtenidos son del 9,04% y en Badalona es el 9,07% del electorado quien les ha brindado apoyo.
En 2015 la coalición Catalunya Sí que Es Pot consiguió nueve escaños en Barcelona, un 10,13% de los votos. Fue la circunscripción en la que más apoyo recibió, por delante de Tarragona, donde únicamente se hizo con un escaño y el 6,47% de las papeletas y de Girona, con otro diputado y el 4,77% de los sufragios. El 4,3% de votos que logró la coalición en Lleida entonces no fue suficiente para alcanzar representación en la provincia. En cuanto a las ciudades más pobladas, el resultado en Barcelona fue del 9,79% de los votos, porcentaje que ascendió al 13,37% en l'Hospitalet de Llobregat, 12,24% en Sabadell, 11,37% en el caso de Badalona y 11,2% en Terrassa.
Domènech llama a una reflexión de la izquierda
Domènech recalcó en comparecencia ante los medios en torno a las 23.30 horas que, en un "marco claramente excepcional", los resultados obtenidos no han sido "los que querían". "Tenemos que ser absolutamente sinceros", señaló el líder de los comuns, quien reconoció que el resultado final debe "llevar a una reflexión" por parte del conjunto de "fuerzas progresistas y de izquierdas de este país" para analizar "si han trabajado o si no han sabido hacer las cosas lo suficientemente bien". "Las derechas, sean del color que sean, suman mayorías", lamentó.
No obstante, Domènech insistió en que su formación ha trabajado "incansablemente para superar la polarización". Cataluña, enfatizó, "necesita abrir una nueva etapa", y aquellos "que han gobernado para una parte difícilmente van a gobernar para el todo". En esta línea, el catalán prometió seguir trabajando en el mismo sentido, "desde el convencimiento de que en el futuro" la formación que lidera, "que ha vivido las elecciones más difíciles de la historia del país, se va a convertir en la fuerza de gobierno que va a desatascar la situación".
También Noelia Vera, coportavoz de Podemos, recordó minutos después el difícil contexto que ha rodeado a los comicios. Aunque subrayó su satisfacción respecto al "nivel de participación", admitió que su partido no celebra los resultados. "Nosotros salíamos para ser determinantes a la hora de romper ese bloqueo que ha venido habiendo por el choque de trenes" entre los dos bloques, recordó Vera, quien no obstante se mostró orgullosa de una campaña "basada en la defensa de los derechos sociales" que ha puesto "la agenda social sobre la mesa como prioridad".
Los resultados quedan por detrás de los registrados tras las elecciones de 2015. La formación Catalunya Sí que es Pot logró entonces un total de 11 escaños y el 8,94% de los votos. La también coalición, encabezada por el activista Lluís Rabell, quedaba así como cuarta fuerza en empate con el PP. Pablo Iglesias calificaba entonces los resultados de "altamente decepcionantes".
El candidato Domènech votó la mañana del jueves pasadas las 11.30 horas en la Escola Industrial de Barcelona. Tras depositar su voto, el catalán apeló a "superar los bloques" con el objetivo de "construir un futuro de proyectos comunes". Domènech aseguró, asimismo, que una "participación masiva" beneficiaría a todas las candidaturas, y ayudaría a "superar la situación más allá de los bloques y en positivo". Recordó que la voluntad de la coalición que representa consiste en "construir los anhelos del país a través de grandes consensos". Y para ello, apostó una vez más por "poner los derechos de la gente en el centro del país".
A principios del pasado mes de noviembre, Catalunya en Comú y Podem tomaron la decisión de presentarse de forma conjunta a los comicios, con Domènech al frente. El objetivo, "construir puentes en el catalanismo político" y caminar hacia un referéndum pactado. Desde entonces, las encuestas, que en el mejor de los casos otorgaban once escaños a la coalición y ocho en el peor, revelaban la importancia del partido a la hora de crear gobierno.
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Campaña por un "gobierno transversal"
Los comuns basaron su campaña en la apuesta por un "gobierno transversal". El equipo de Domènech dio el pistoletazo de salida a la campaña muy consciente de su papel como posible fuerza decisiva, aunque el resultado en escaños pudiese ser peor que en las autonómicas de 2015. Tenim la clau fue, precisamente, el lema que abanderó la coalición. La clave, aseguraba, para "desbloquear la situación, para abrir un nuevo tiempo de soluciones, para volver a poner a la gente en el centro y recoser Cataluña".
Y dicha clave, a juicio de Catalunya en Comú, pasaba por poner el foco en las cuestiones sociales. Prioridad que basó en una llamada al denominado bloque progresista para crear un "gobierno transversal". Los de Domènech aseguraron estar dispuestos a pactar con ERC en caso de que abandonase la vía unilateral y revirtiera los recortes; con el PSC si dejaba a un lado la alianza con el PP y Ciudadanos a la hora de apoyar el 155 y priorizaba la agenda social, y con la CUP si decidía centrarse en los asuntos sociales y permitía un gobierno de izquierdas. Negó, por el contrario, cualquier apoyo al PP, "el partido más corrupto de Europa y abanderado de los recortes"; a Ciudadanos, "la apuesta de Aznar" que además "ataca la escuela pública catalana y quiere precarizar los derechos laborales", y a Junts per Catalunya, formación que a su juicio "abandera los recortes en servicios básicos, los casos de corrupción y la vía unilateral".